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—Así que entonces... fuiste el primer novio de Eloísa —dijo Mateo con voz grave, dejando salir un poco el aire, como si la conversación simplemente le aburriera.

Camilo Mendoza sonrió vislumbrando un triunfo sobre Eloísa. Si de casualidad era verdad que ella estaba saliendo con él, eso se acabaría aquí, pues a ningún hombre le gusta averiguar que su mujer antes estuvo en brazos de otros.

—Te lo acabo de decir, ella y yo... tuvimos una ardiente relación.

—Ardiente —repitió Mateo y enseñó sus dientes lo que pretendió que fuera una sonrisa. Camilo seguía sin enterarse de que su vida corría peligro.

—Éramos adolescentes. Ya sabes, hormonas revolucionadas.

—Es triste que sigas enamorado —comentó con un suspiro. Camilo lo miró pestañeando, tomado por sorpresa.

—¿Enamorado?

—No lo niegues; es demasiado obvio. La has seguido hasta aquí, una ciudad tan grande como Bogotá, buscándola; luego, te has tomado la molestia de preguntar por su vida amorosa. Te metes en esta fiesta exclusiva y me abordas preguntándome qué relación tengo con ella, ¡y de inmediato marcas territorio diciendo que fuiste su primer novio y todo eso! Discúlpame, pero todo eso no son sino muestras de que sigues enamorado de ella.

—Por favor. ¿Estás de broma?

—¿Mateo? —se escuchó al fin la voz de Eloísa, aunque fue más como un susurro.

—Cariño, estoy conociendo a tu primer novio. Ya sabes, cuando tenías tus hormonas revolucionadas.

—¿Él... te dijo eso?

—Oh, ¿es mentira? ¿No fue tu primer novio? —Eloísa lo miró confundida, tratando de dilucidar qué estaba pasando aquí, cuál era la intención de Mateo. La de Camilo había estado más que clara: hacerle daño.

—Bueno...

—No lo puedes negar —sonrió Camilo—. Hasta hay un video de eso—. Eloísa perdió el color. Cerró sus ojos sintiendo que toda la sangre huía de su cuerpo. No supo qué hacer, qué pensar o qué decir.

—Grandioso.

—Mateo...

—Amor, dame un par de minutos, ¿sí? Necesito... —Mateo no completó la frase, simplemente se dio la vuelta se alejó. Eloísa, confundida y desconcertada como estaba, vio cómo salía del salón de eventos en el que estaban sin reparar en el mote cariñoso que él había usado. Cuando se dio cuenta de que se había quedado sola con Camilo allí en medio de un salón lleno de gente, se sintió tan desamparada que quiso abrir un agujero en la tierra y esconderse allí por lo que le quedara de vida.

—Te gané —dijo Camilo Mendoza sonriendo.

—¿Qué... qué ganaste?

—Dijiste que tenías un novio maravilloso y que te ibas a casar—. Piensa rápido, se dijo Eloísa, no te dejes ganar, no todavía. Repasó la conversación que acababan de tener los tres aquí. Camilo le había revelado a Mateo su relación de hacía ocho años, incluso había mencionado el video, y como era de esperarse, Mateo se había sentido mal.

Pero espera, eso es lo que hacen los novios, ¿no?

—Mateo Aguilar es mi novio —dijo Eloísa entre dientes—. Eso fue lo que dije... ¿no lo acabas de comprobar?

—¿Qué se hizo el yerno? —preguntó Beatriz acercándose a Eloísa en el momento más oportuno de toda su vida. Cuando vio a Camilo lo miró ceñuda—. ¿Quién es este?

Mi Placer (No. 3 Saga Tu Silencio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora