Beatriz besó a Mateo en cada mejilla con una sonrisa que casi le rajaba la cara. Pero es que su hija, oh, Dios, su hija le estaba trayendo un novio a la casa. Eloísa nunca había hecho eso. ¡Y no podía haber sido nadie mejor! Mateo era un sueño de yerno. Era no sólo guapísimo, alto y de buena familia, sino que además tenía un brillo especial en los ojos que lo hacía ser encantador.
A ella, al menos, la tenía encantada.
Oh, pero su hija no le era nada indiferente.
Jamás se hubiese imaginado que esta pareja se consolidaría. Sabía que eran amigos, pero no creyó que pasaran de allí; Eli a veces era tan ciega...
Les dio a ambos la bienvenida a su casa y los condujo hacia la sala de estar, donde luego de sentarlos, mandó a traerles bebidas.
—Pensé que vivía en Trinidad —comentó Mateo sentándose al lado de Eloísa en el sofá.
—Ah, sí. Tengo mi casa allá, pero vivo aquí por el trabajo de Julio. Ya sabes, ahora sus oficinas están aquí.
—A Trinidad vamos en vacaciones, y uno que otro fin de semana —explicó Eloísa. Mateo la miró sonriendo y Beatriz suspiró.
—Estoy tan feliz —dijo suspirando otra vez y con la misma enorme sonrisa de antes—. Espero que trates bien a mi hija, Mateo.
—Oh, la trataré como una auténtica reina.
—Qué bien, qué bien. Creí que sólo eran amigos. Verte anoche fue... como la contestación de todos mis ruegos a Dios. Quería que mi hija encontrara el amor al fin—. Eloísa sonrió mordiéndose el labio. No tenía modo de decirle a su madre que aquello no era amor, sólo sexo. Pero Mateo le tomó la mano y la apretó suavemente, haciendo que su corazón se saltara un latido.
—A veces, el amor está donde menos creemos. A veces, en vez de buscarlo, lo que hacemos es alejarlo.
—Tan cierto —volvió a suspirar Beatriz—. ¡Salió en todos los diarios! —exclamó otra vez, y se puso en pie y les trajo el periódico abierto en la sección de Sociales—. Ya todos deben saberlo. Mateo, si tenías por allí amiguitas esperando por ti, seguro que ya se desanimaron.
—No tenía amiguitas —sonrió Mateo tomando el periódico y mirando la foto en la que aparecía con Eloísa. Ella también se acercó a mirar, y al verla, tuvo que tragar saliva. Ella lo miraba a él casi embelesada, mientras él sonreía a la cámara. Típico. Siempre era ella la que estaba demostrando sus sentimientos...
—Nos vemos muy bien —comentó él dejando el periódico en la mesa del café—. Parece que hacemos buena pareja.
—Sí, somos fotogénicos —sonrió Eloísa. A Beatriz le faltó poco para empezar a aplaudir.
Cuando el almuerzo estuvo listo, fueron llamados a la mesa y Beatriz parecía estar flotando. Julio Vega estrechó la mano de Mateo y le sonrió dándole la bienvenida a la familia.
—Papá, no es como si estuviéramos prometidos —se quejó Eloísa. Por culpa de estos dos, Mateo iba a salir corriendo.
—Oh, el compromiso es sólo el siguiente paso.
—¡Y luego el matrimonio! —canturreó Beatriz.
—Aguilar Vega —dijo Julio como si estuviera probando el sonido de los dos apellidos juntos—. Suena bien.
—Suena divino.
—Papá, mamá...
—Sabes, Eli. Deberíamos dejarle a tu madre el privilegio de escoger el nombre de nuestro primer hijo —Eloísa no pudo más que echarse a reír.
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Mi Placer (No. 3 Saga Tu Silencio)
Romance"Acuéstate conmigo" no es, ni de lejos, la declaración más romántica que Eloísa haya escuchado en su vida. Además, escuchar que está hecha para el placer de un niño rico tampoco es muy cautivador; sin embargo, ella misma tiene que aceptar que parece...