Capítulo 8

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El cuerpo le dolía de una manera insoportable. Le era una tortura el abrir los ojos y su fuerza parecía haberse esfumado mientras dormía. Él desconocía su ubicación actual, solo sabía que se hallaba acostado en una dura cama adentro de una penumbrosa habitación.

Fijó su cansada mirada hacia la puerta del dormitorio al haber escuchado algunos ruidos fuera del cuarto. Fue sorprendido por el crujir de la madera al momento en que fue abierta, haciendo que cerrara sus ojos ante la luz que entraba del exterior.

Le tomó unos segundos acostumbrarse a la claridad del lugar, ahora podía observar algo más que sombras y, principalmente, podía mirar a su mejor amigo apoyado en el marco de la puerta. Tenía los brazos cruzados y un ceño fruncido, era más que evidente su enojo.

—Phichit...—habló con voz cansada— ¿Qué hago aquí? ¿Dónde estoy?

—Te desmayaste y te trajeron a la enfermería—respondió con toda la calma del mundo mientras caminaba hacia la cama y se sentaba a los pies de esta—Yuuri, no eres un niño de 8 años que se le tiene que estar repitiendo una y otra vez las cosas. Tienes que desayunar, todos los días. ¿Es que no aprendes?

El joven tailandés conocía los verdaderos motivos del por qué Yuuri se había desmayado a la mitad de la clase, era como estar viviendo un deja vú. El chico de lentes solía evitar comer en las mañanas y, probablemente, durante las noches. No era primera vez que sucedía y estaba cansado de ello.

Los oscuros ojos de Phichit miraban con pena a su amigo, mientras este evitaba el contacto de sus miradas. El de tez morena encontraba algo raro en Yuuri y no era en su actitud precisamente.

Algo confundido, se acercó al japonés sorprendiéndole al tomarle el rostro para observarlo con más cuidado.

—Tú no me engañas—murmuró con seriedad— ¿Quien fue?

— ¿De qué hablas?

—No te hagas el que no entiende lo que digo, te estoy hablando muy claramente. Hace unos años atrás hiciste lo mismo cuando todos te empezaron a llamar gordo—habló mientras soltaba el rostro ajeno—. Te encontraba un poco raro y ¿Cómo no? Tus mejillas están más delgadas.

Yuuri se sintió avergonzado al escuchar las palabras por parte de Phichit. Había intentado que nadie se diera cuenta de ello, pero era su amigo...El chico que lo ve todos los días y que lo conoce hace un largo tiempo, era obvio que en algún momento se iba a dar cuenta de esos pequeños cambios.

—Antes que saques conclusiones...No fue nadie, fue motivación propia. Cada vez que me miro me siento mal conmigo mismo y detesto eso, así que decidí cambiar.

—Pero la otra vez te ofrecí mi ayuda, pero tú llegaste con tus "No me preocupa lo que piensen de mi"—habló con burla en su voz—. Yuuri, ni siquiera se nota tus kilos de más y, si tanto te incomoda, podemos salir a correr o volvemos a patinar...Pero no sigas haciendo esto, no es para nada sano—el tailandés tomó la mano del chico acostado—. Soy tu amigo, siempre estaré aquí para cuando más lo necesites.

—Gracias Phichit, me seria de gran ayuda salir a correr un poco.

— ¡Bien! Ahora que has entrado en razón, iré a buscarte algo de comer. Por favor...Cuídate, no quiero verte en una camilla del hospital a segundos de morirte. Ya que tu familia está en Japón, yo iré todas las noches a tu hogar a obligarte a comer.

— ¿De nuevo? Hace poco que se te había quitado la costumbre y mandé a cambiar la cerradura.

—Lo sé y no importa, no me puedes negar el acceso a tu casa.

-🌸-

—¡Sube el ánimo hombre!—comentó Jean, intentado sonar confiado en su guía de como alentar a una persona—Mira, tal vez hoy no fue la ocasión...pero debes pensar que el lunes será un nuevo día para intentarlo. Tal vez todo salga más magnifico de lo que podría haber resultado hoy. Las cosas no pasan por nada...

Jean se hallaba un poco preocupado por la reacción de Victor, era como tener a un muerto viviente sentado a su lado. El ruso no le interesaba el no haber podido hablar con su querido cerdito, estaba preocupado por la salud de Yuuri, desmayarse no era una buena señal. Tenía la necesidad de saber qué es lo que le había sucedido.

—Oye, me estás asustando—mencionó el de pelos negros.

— ¿Cómo te sentiría si es que te esteras que la persona a la cual amas está, probablemente, enferma? No me importa no haberle hablado, eso es lo de menos, lo que me preocupa es su salud.

—Amigo, no te debes de preocupar tanto...Tal vez fue la falta de sueño, cuando uno está en el penúltimo año siempre sufre mucho con los trabajos, exámenes y tareas, uno casi ni duerme por ello. Tranquilo, no creo que sea algo grave.

—Sí, tienes razón—sonrió de forma forzada mientras se levantaba de su asiento y tomaba sus objetos—. No me preocuparé más y pediré porque no sea nada grave. Por ahora me voy, gracias Jean.

El canadiense suspiró agotado, él estaba preocupado también por Katsuki, pero se encontraba más preocupado por su amigo. Victor intentó pensar positivo pero, lamentablemente, no lo logró.

Caminaba nervioso por las calles y de vez en cuando miraba la foto que Minami le regaló solamente para pensar que su cerdito se encontraba bien, que no tenía ningún problema grave del cual preocuparse.

Para cuando Victor llegó a su casa, solo le quedó ir a su habitación pensando en todo lo que quería hacer y decirle a Yuuri. Tal vez querer hacer todo eso de un día para otro era muy apresurado y probablemente sus palabras no iban a ser las correctas. Fue allí cuando pensó que lo que había dicho Jean eran cierta; Tal vez el desmayo de Yuuri no fue lo mejor que pudo suceder, pero las cosas no sucedieron por nada y, si el destino los quiere juntos, tal vez lo mejor era esperar un tiempo.

Un poco más feliz, se puso a sacar los materiales de su mochila, encontrándose nuevamente con la foto de su querido Yuuri. Temía arruinarla, así que en su estante de libros sacó un álbum de fotografías suyas, y puso la foto en la primera página mientras sacaba las otras para rellenar ese libro con solo fotos de su querido japonés.

Acercó su dedo índice hacia el plástico que protegía a la imagen, quería acariciar de verdad esas rellenas mejillas rosadas y poder probar la verdadera dulzura de sus tentadores labios. Victor moría al ver esa sonrisa que adornaba el rostro de su preciado cerdito...Como lo había extrañado durante todo el día.

Su íntimo momento con la imagen de Yuuri había acabado para cuando su celular le avisó que tenía un mensaje. Quiso ignorarlo, pero un presentimiento lo hizo tomar su teléfono de forma automática sorprendiéndole el inesperado mensaje por parte de Chris.

"Amigo! ¿Cómo está ese ánimo? Jean me contó todo, así que espero que ya estés mejor y si no es así, te tengo tu solución. Estaba hablando con Minami y logré algo que te encantará ¿Sabes qué es? ¿No? Conseguí el número de tu querido Yuuri ¿Lo quieres?"

Incluso mucho antes de que el ruso le haya contestado a su pregunta, el suizo ya se lo había enviado. Victor no pudo ocultar la felicidad que lo invadía, incluso se puso a saltar en su pequeño cuarto. No se podría encontrar a otra persona más feliz. La duda ahora era, ¿Qué haría con ese número? ¿Llamarle? ¿Enviarle un mensaje? Y, aunque pensó en realizar la primera opción, recordó que incluso en sus prácticas se había puesto nervioso, así que tal vez si escuchaba la voz de su querido haría una estupidez.

Así que finalmente optó por mandarle un mensaje, sin dudarlo dos veces para no arrepentirse más tarde.

"Hola Yuuri~, ¿Cómo te encuentras?"

Para la suerte del ruso, Yuuri se encontraba al tanto de su celular, pues una respuesta no se tardó en llegar.

"Yuuri: Hola, eh...me encuentro bien, pero ¿Quién eres?"

"Es un placer Yuuri, yo soy tu acosador, mejor conocido como el chico ideal para ti."

-🌸-

Ahora si una actualización como corresponde. Feliz año nuevo! 

-Xiado-

i'm Your Stalker [Victuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora