Cuando tenía 17 años, me había dado cuenta de que pasé años de mi vida sin sentir alguna emoción. Mis padres, aunque pasaban mucho tiempo conmigo, lo tomaban más como una obligación por lo sucedido a los 8 años. Esa niña causó que mi vida cambiara de una forma que incluso yo creí extrema.Sentía tanto miedo enamorarme porque mis padres siempre me repetían la misma historia de lo que sucedió cuando yo era un niño, era como si me trataran sicológicamente de traumarme con el amor. Tanto fue que cuando encontré a mi compañera de patinaje, Mila, una chica atractiva, llegué casi llorando a casa diciéndole a mi madre que quería alejarme de todo el mundo para no lastimar a alguien.
Llegué a pensar que tantos años yendo al sicólogo no ayudaba en nada, así que terminé renunciando a ese tratamiento diciéndole a mi familia que me encontraba bien, pero solamente estaba reprimiendo el instinto de caer enamorado de alguien. Por esa razón también deje de practicar patinaje, mientras más veía a Mila, mis pensamientos no mejoraban.
Yuri Plisetsky, un niño de 12 años en ese tiempo, era un prodigio en el patinaje, pero el mismo día cuando yo fui a hablar con Yakov, mi entrenador, para decirle que me retiraba, el abuelo de ese niño rubio se encontraba hablando con él explicándole que su nieto se retiraba de sus prácticas. Sus padres se habían divorciado dándole la custodia del joven Yuri a la madre, la cual se lo llevó a vivir a Estados Unidos.
Para ese entonces, yo tenía unos 14 años. Muchos sueños y esperanzas se rompían cuando la palabra amor llegaba a mi mente. No salía de casa, no viví una adolescencia como muchos niños de escuela porque yo tenía clases particulares, con profesores que iban a mi casa para "divertir" mis tardes de soledad.
Por momentos me pregunté, ¿Qué era vivir y amar?
Sonaban como palabras complejas que la mente de un niño de 14 años no podía comprender, era tan igual como decirle a un niño de 2 años que hiciera una ecuación de segundo grado. Así que un día quise dejar de pensar que esas palabras se encontraban lejos de mi alcance, si de algo sirvió estar lejos de la sociedad y los tratamientos, se supone que debo encontrarme bien.
Como mi madre era considerada una excelente actriz, la quisieron contratar para una película en Estados Unidos. Fue una oportunidad tan única que no rechazó la idea, pero tenía que irse a vivir allá mínimo 8 meses. Le tuve que rogar que me llevara con ella, aunque mi padre no estaba muy de acuerdo en un inicio, él pensó que un cambio de ambiente también me serviría, así que decidimos que en familia nos iríamos a lo menos dos años a Estados Unidos.
Mientras que mi madre y yo nos adaptábamos en la nueva casa, el barrio y el lugar, mi padre esperaba la aprobación de la transferencia. Debo admitir que antes de que me admitieran en la escuela para terminar el último año, mi vida seguía siendo tan aburrida como lo había sido estos último tiempo. Yo me preguntaba, ¿Será que mi vida había perdido emocion?
Así que cuando en la escuela me encontré con Yuri, el mismo chico rubio que alguna vez practicó conmigo, pensé que podría retomar viejas amistades y como mencionó algo sobre una fiesta que organiza los alumnos, pensé que también sería bueno hacer nuevos amigos. Siendo que los lugares con muchas personas y con una bulla insoportable no era lo mío, no me arrepentía de haber asistido pues gracias a eso pude conocer a Yuuri, ese chico japonés que tiene un encanto único.
Pensé que había desperdiciado mi vida sin haberla vivido y ni siquiera haber amado, pero estaba equivocado, gracias a Yuuri aprendí que toda esta experiencia recién comenzaba.
Era inevitable no quedarme observando fijamente a ese pelinegro de ojos marrones brillando junto a esa sonrisa mientras hablaba con su amigo o con las mujeres que habían llegado. Minako y Mari, la profesora de ballet y la hermana respectivamente. Celestino también era alguien muy alegre, tanto como lo era Phichit.
ESTÁS LEYENDO
i'm Your Stalker [Victuuri]
FanfictionVictor Nikiforov fue transferido a Estados Unidos luego de que su colega, Yuri Plisetsky, le recomendara su escuela; un lugar donde, además de ser de excelencia académica, también le daba becas especiales y grandes oportunidades a quienes eran bueno...