Sentía sueño, los párpados se me cerraban a cada momento, y mi cuerpo pesaba como el plomo, definitivamente no había dormido bien.
De camino al instituto les conté a los chicos a quienes había visto ayer, y se inició un debate que no llevaba a ninguna parte, diciendo que se habían acostado, así, tan a la ligera y otros metiendo cizaña con Blake. Les ignoraba, retumbaban sus voces en mi cabeza pero pasaba de escuchar, me limitaba a oir, estaba harto. Las clases comenzaron, me agobiaba tener que estar unas 8 horas sentado tomando apuntes, una de las aulas se pausó porque una chica venía a hablarnos, o a hablarles a los más interesados en la música. Por el umbral de la puerta apareció, pintas muy punks, y un cabello liso desaliñado no muy largo, teñido de un rosa flúor, dos piercings negros: uno en la ceja y otro en su labio inferior. No era demasiado alta y tenía unos cuantos centímetros más gracias a sus plataformas. A pesar de ello le costaba mirar al frente, la timidez le carcomía.
—B-bueno mi nombre es Emma Reynolds, vengo por si alguien esta interesado en el mundillo de la musica —le costaba hablar alto ante tantas personas y mantenía una sonrisa.
Muchos no estaban atendiendo demasiado, hasta que de un portazo volvió a abrirse la puerta, la peliblanca se acercó a la chica y le espetó con la mirada negra a punto de abalanzarse sobre ella:
—¿Qué haces aquí maldita zorra? —masculló con repudio.
—Blake... —ese nombre le salió en un susurro ahogado.
Alzó la mano y pensé que le propinaria una bofetada, no obstante lo que ocurrió fue que le arrancó el collar que llevaba y lo arrojó contra el suelo rompiendo en mil pedazos la estrella de cinco puntas que era el colgante en si. Después, como una sombra lúgubre se sentó en el pupitre más remoto del aula. Todos nos quedamos con la bilis en la garganta, incluso la profesora prefirió no hacer ni decir nada. Emma terminó la charla informativa lo más apresurada que pudo, evitando que lo que ocurriera le superara y se pusiera a llorar. El infernal timbre al fin suena y todos desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos. Me acerco a la mesa de Blake intrigado por lo que está escribiendo con tanto empeño.
—¿Qué haces?
Veo que está escribiendo notas musicales con mucha destreza.
—¿Os conocías? —le suelto.
Consciente de mi presencia, tapa la hoja de un manotazo.
—Algo así... —su mirada crea una espesa niebla que tapa la nostalgia.
—¿Por qué le arrancaste el collar?
—No me gusta que me quiten mis cosas.
—Así que era tuyo... ¿Cómo es que lo tenía ella?
—Deja de acribillarme a preguntas joder, solo era una "amiga" o algo así. De todas formas yo no necesito "amiguitos" ni mierdas de esas —confiesa molesta. Cuanto más entraba en el tema más se distanciaba de mi.
Acerté con que tuvo amigos, y decidí cambiar de tema antes de que me mandara a tomar vientos.
—¿Compones?
—Algo así... —responde más tranquila jugueteando con el bolígrafo.
—¿Tocas también?
—No, solo escribo el ritmo en el papel —dice dirigiendo su mirada a la ventana.
Observa al resto de alumnos charlando entre risas, comiendo bocadillos, jugando, mientras da una calada. Les mira como si le pareciera ingenua su felicidad.
—Si no tocas ningún instrumento, ¿para qué compones?
—Es... Una larga historia... —suspira, con sinceridad aplastante y el eco de un dolor que viene si se acerca la nostalgia.
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Tras el Humo de su Cigarro [ Finalizada ]
RomanceEl impacto de una mirada puede ser el acto más violento y enganchar a cualquiera a dicha sensación. Tyler no era inmune a ello, y mientras se hundía en asuntos turbulentos pendientes de pago y se desengañaba de la vida, iría detrás de dos ojos gris...