10. Retorno al inicio

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Después de aquella fiesta, Blake se ausentó un par de días en los que nadie sabía nada de ella. Yo los aporveché para pasar tiempo con mis amigos, aunque Cameron ya no se juntaba tanto con nosotros, sobretodo con ellos, así que cuando más hablabamos era por las tardes, que ahora con su coche no le daba pereza venir hasta aquí para jugar a la play.

-Es difícil entablar una conversación con ella y dudo mucho que consiga atraerla -le cuento negando con la cabeza sin quitar la vista del televisor.

-Pues intenta lo típico tío, invítala a salir o algo, ni que fuera la primera vez que ligas -me da un suave golpe en el brazo con su hombro.

-No sé si lo típico funciona con ella.

Pausa la partida y me mira.

-Vale que sea una chica peculiar, tú proponle quedar una noche, dar una vuelta... No hay forma de que eso no le guste.

-Bueno, viniendo de ella tampoco me estrañaría.

Soltó una carcajada.

-Tú prueba, que no pierdes nada por intentarlo.

***

Cuando llega el recreo, voy a la azotea sin saber muy bien si la suerte me sonreiría. Al abrir la blanca puerta metálica vi todos los edificios extendiéndose hasta donde me llegara la vista y los suburbios en los que vivía parecían figuras en miniatura. Como de costumbre -dadas las fechas que eran- el cielo estaba cerrado y los rayos de sol pálidos y fríos brillaban lo justo para que fuera de día, en medio de ese paisaje, ella. Fumaba meditabunda en silencio.

-...Hola -musité aproximándome.

Su presencia hacía que las palabras se quedaran enganchadas en el nudo de mi garganta.

Me miró impasible, consiguiendo que me sintiera pequeño, minúsculo.

-Tú por aquí -comentó.

-Sí, bueno, después de lo del otro día...

-No quiero hablar de esa estúpida fiesta -ataja con aspereza.

Cogí aire y valor.

-Solo quería decirte que me gustaría repetirlo -exhalé, expulsando también el poco coraje con el que me había armado.

Enarca una ceja y me mira extrañada.

-¿Cuál parte? ¿En la que te utilizo para poner celoso a mi ex novio? -ironiza.

Rodé los ojos y sonreí con su sarcástica respuesta.

-La parte en la que quedábamos los dos e íbamos a algún sitio.

Le da una calada a su cigarro y creo vislumbrar el atisbo de una sonrisa.

-Quizá hoy, o mañana o...

-Hoy no -tira la colilla al suelo y la apaga.

-¿Por qué?

-Tengo planes -se encoge de hombros.

Oculto la desilusión que me produce su rechazo y musitando un «ah», huyo de la azotea. Me parece que la sonrisa de la suerte era más bien una burla.

Traté de concentrarme lo máximo posible en las clases restantes, ignorando la secuencia que se repetía en mi cabeza como un disco rallado, el rechazo de Blake me pitaba en los oídos y me empezaba a dar náuseas. Estaba tan absorto en mi mundo que solo era capaz de reconectar cuando el profesor me había llamado la atención tres veces y hasta Cameron me miraba confuso. Mi único deseo era irme a casa, y cuando puede hacerlo, deseé todo lo contrario: que las clases hubieran durado eternamente. Me era inevitable que sin quererlo buscara a la peliblanca con la mirada, el solo hecho de observar su silueta me aceleraba el pulso. Alumnado y profesores se movían ocupados con sus cosas, yo me quedé quieto en medio de aquel gentío tatuándome en la retina lo que estaba viendo y tratando de distanciar las emociones, insisitiendo que no me importaba, pero ver a Blake besándose con aquel pelirrojo era tan desagradable como enervante. Lo odiaba y ahora lo estaba besando, quizá fuera porque él era como ella, le gustaba el rock, compartía su pasión por la música, tenía ese mismo misterio que la envolvía a ella y podía ver como muchas chicas los miraban con envidia, deseando poder probar un pedazo de ese chico malo veinteañero. Iba a seguir caminando si no era corriendo enrabietado cuando sentí esa presión en el pecho y supe que solo podía significar que me estaba mirando, sus dos orbes negros observándome encendidos, de una emoción que no sé describir. Aiden se había separado, y como si chasquearan los dedos frente al rostro de Blake, desvió la mirada y le sonrió, acto seguido se subieron a la moto y desaparecieron, no obstante, el mismo punzón clavado en mi pecho de cuando estaban permaneció ahí.

Tras el Humo de su Cigarro  [ Finalizada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora