No me dejó saber que ponía en aquel papel escrito a mano, aunque hizo una lectura exhaustiva de este además de que al llegar al punto final cayó en la cuenta de que no había estado un solo minuto sin llorar, su mirada consumía la nostalgia con reproches y usó aquel fuego que la avivaba a la par que la destruía para acercarse a la ventana y quemar la carta con el mechero, evitando así quedarse atrapada en la tinta de esas frases.
Me sonrió con rabia y amargura.
—Esto —mostró un fajo de billetes con una expresión sarcástica —me dejó dinero para que lo usara cuando lo necesitase —torció el gesto con los ojos cristalinos —yo necesitaba que estuviera ella, Tyler —se mordió el labio y tragó saliva.
Me acerqué y le di un beso cálido, tragándome el sabor de su desolación, la amargura de todas sus lágrimas y la acidez de todos los reproches que no podía gritarle a un fantasma.
—A partir de ahora, nada de mentiras, ni rollos extraños, por favor —me rogó hablando en voz baja.
—Todavía queda una cosa... —murmuré sintiendo como se me hundía el pecho clavándoseme las costillas en los costados.
Era una tontería pero qué podía pensar Blake de ese audio, era el único modo de hacer las cosas bien.
—¿Qué pasa? —me miró con temor y desespero.
—Y-yo... Al principio de todo esto... —suspiré y le dejé escuchar aquella nota de voz, prefería que fuera yo quien se lo mostrase antes que cualquier otra persona.
Blake sostenía el móvil con tanta tensión que su mano temblaba, apretaba la mandíbula y miraba al frente, sin querer creerlo e incluso sin querer escuchar.
—¿Y desde qué momento esto es real a un simple propósito para demostrarle a tus amigos que tienes más huevos que ninguno? —inquirió seca, conteniéndolo todo.
Era un globo al lado de una aguja.
—Siempre fue real Blake, siempre —la miré rogando que me creyese.
—¿Y qué necesidad había de hacer esto joder? —preguntó consternada.
—Iba borracho, solo lo dije y ya —excusé tomando sus manos.
Las apretó e inspiró hondo, pegando su frente a la mía.
—¿Cuando vas a empezar a hacer las cosas bien? —susurró.
—Lo intento, te juro que intento hacerlo bien, pero a veces no sé cómo acabo haciéndote daño.
La peliblanca aguantaba incluso la respiración con tal de no explotar, no tenía fuerzas para ello. O ignoraba el dolor o se perdía en él.
—¿Cómo vamos a sostener esto si temo que me hagas heridas que no pueda reparar? —dijo al borde del desespero.
—N-no lo sé... —respondí mirando como sus ojos parecían enormes y en plena tormenta, un cielo gris, cerrado y lleno de truenos y relámpagos.
La abracé tratando de que todos sus pedazos no se separaran ni perdieran, sosteniéndola mientras luchaba para no hundirse. Y en aquel momento decidimos dejar todos los problemas para mañana, había demasiado sufrimiento junto, Blake quería irse aunque fuera cinco minutos, estar lejos del mundo incluso de su cabeza. Tomó mi rostro y me besó con vehemencia, metiendo su mano por debajo de la camiseta y acariciándome el torso, al separarnos aun mantenía los ojos cerrados, implorándome que no la obligara a abrirlos, Blake se mecía entre mis manos, buscando el trance en mi tacto, una puerta que la sacara del lugar y del momento, que pudiera divagar en una mera sensación mientras mi boca le hacía recordar que estaba viva cuando mordía, que quedaba un resquicio de cariño en el mundo cuando besaba y que me moría de ganas cuando lamía. La cama era un confesionario donde expirar nuestros pecados, perdonarnos despacio, lento, que nos condujera el instinto y no la cordura. Aquella noche cerraba una etapa, era especial porque ese día en vez de dejar marca queríamos borrarla, nos pasamos una gran parte de la noche hablando de tonterías, haciéndolo sin prisas y a veces con ansias, pero fue sin duda aquel momento de paz donde estábamos por fin solo los dos, sin problemas, ni discusiones, ni dolor. Antes de quedarme dormido me dio un beso en la frente y me susurró:
—Ojalá la noche fuera eterna ¿no crees?
Asentí sonriendo y percibí que todo estaba bien, ahora podíamos acelerar y ver que pasaba sin preocuparnos de los baches.
¡Hola una vez más! Wow wow wow MÁS DE 2K DE LEÍDAS, más de dos mil gracias para vosotros. Casi 400 votos hay ya, alucino con vuestro apoyo. Bueno, sólo quería decir que el final está a la vuelta de la esquina, y espero que este capítulo os haya gustado tanto como el resto o incluso más, ya sabéis que estaré encantada de leer vuestras opiniones.
¡Nos vemos en el próximo capítulo!
~Sam~
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Tras el Humo de su Cigarro [ Finalizada ]
RomanceEl impacto de una mirada puede ser el acto más violento y enganchar a cualquiera a dicha sensación. Tyler no era inmune a ello, y mientras se hundía en asuntos turbulentos pendientes de pago y se desengañaba de la vida, iría detrás de dos ojos gris...