Fue un impulso eléctrico lo que me hizo agarrar su cintura con firmeza, el magnetismo de sus labios hechizándome con lentitud apenas posados sobre los míos. El hambre de devorarla estaba paralizada ante el huracán de emociones que la humedad de su boca me transmitía, advirtiendo de una tormenta tan intensa como el ritmo acelerado de mi corazón. El tiempo se había desajustado, sentía cosas muy rápido, pero un segundo era la eternidad más placentera que había experimentado, sus besos eran el espejo de su alma, besaba con fuerza y lentitud, de la misma manera que su actitud era la de un tigre acercándose despacio a su presa, porque por muy impasible que fuera, había visto el temperamento de su mirada, el que sentía ahora mismo, porque aquel gesto era tan casto como prohibido, un inocente acto de algo tan puro como corroido, no sabía que significaba realmente, pero era la droga más fuerte que probaría en mi vida. Se separó al poco, dejándome con las ganas de saborear su lengua, de desenfrenarme en aquel mismo lugar.
Le sonreí y quise hablar, pero se adelantó.
-No digas nada, era solo algo que me apetecía hacer.
-¿Y entonces? -el pistoletazo dio paso a una maratón de preguntas aturullando mi cabeza.
-Entonces nada Tyler, ha sido solo eso, un beso.
Si supiera todo lo que ha callado no denotaría tanta simpleza a ese beso, sin saber que me mira con los ojos más claros y despejados que nunca, con un destello ineludible que destapa que aquel beso habían sido unos instantes en los que había traspasado su coraza.
-Deja de mirarme así -murmura.
Sus ojos se vuelven oscuros, y aunque sus pupilas sigues expandidas, suspira y se va de allí sin mediar palabra.
Volvemos a su casa, sigo flotando, y no sé si me sigue doliendo el pecho por lo que me ha contado, o por lo rápido que me va el pulso.
Hay un par de bolas de papel en el suelo y Blake escribe algo en un cuaderno, lo cual no me deja ver. Cuando se percata de mi presencia e interés por saber que escribe arranca la hoja y hace una tercera bola de papel.
-¿Qué era? -me siento a su lado.
-Nada -musita.
-¿Me has perdonado?
-Me encantaría Tyler, de verdad que me encantaría -el dolor se percibe en sus palabras.
-Éramos solo unos niños, Blake -mascullo.
-Ya, pero aún así... -se encoge y tapa su rostro.
-Duele -completo.
-Demasiado -añade antes de mirarme desolada.
-Seguro encontramos una solución para todo ese dolor, pero encontremosla juntos, dos hacen más que uno -propongo en un tono cálido y con suavidad.
-Hay cosas que no tienen solución, y en este caso, pienso que la única sería no volver a dirigirnos la palabra -baja la vista.
El vacío que se forma dentro de mi va absorbiendolo todo, como si estuviera cayendo hacia un lugar muy oscuro, esas palabras hacen que se forme un agujero negro dentro de mi que destruye todas mis ilusiones. Trago saliva, sin saber que decir.
-Y lo peor -juguetea con los plieges mi mis vaqueros en el muslo -lo peor es que quiero buscar otra solución inexistente antes que alejarnos tanto.
Exhalo aliviado, de verdad que me gustaría poder sanarla, se me hace un nudo en la garganta de solo ver tanto dolor dentro de ella. Tras el silencio, me decido por averiguar más.
-¿Cómo es que ya no vives con él?
-Me fui -se encoje de hombros.
-¿Así sin más?
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Tras el Humo de su Cigarro [ Finalizada ]
RomanceEl impacto de una mirada puede ser el acto más violento y enganchar a cualquiera a dicha sensación. Tyler no era inmune a ello, y mientras se hundía en asuntos turbulentos pendientes de pago y se desengañaba de la vida, iría detrás de dos ojos gris...