32. Sin poder rebobinar

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El lunes ambos nos dirigimos al instituto, aunque no pudimos evitar reparar en la escena que había en la puerta. Aquel abogado y secuaz del padre de Blake hablaba con cautela y en un tono muy serio con Jacob, que se mostraba algo cabreado por la forma de fruncir el ceño. Traté de enterarme de la conversación pero era imposible, así que Blake se me adelantó y decidió encarar a aquel hombre.

—¿Qué cojones haces aquí? —le escupió.

Él mostró serenidad.

—Qué agradable —dijo irónico —, sólo venía a charlar de un par de cosas con mi hijo —le dio una palmada en la espalda a Jacob.

La peliblanca se mostraba gélida y su mirada inquisitiva condenaba una y otra vez a aquel hombre.

—Sería recomendable que te largaras ya, las clases están por empezar —insistió.

—Y yo te recomendaría que te calmes y te vayas a clase si tanto te interesa. Tu padre te quiere de vuelta, y a términos legales así será —le soltó adusto y se retiró del lugar.

Jacob ignoró lo sucedido y se esfumó antes de que pudiéramos interactuar con él.

—Lo sabía —masculló con agonía.

Posé una mano sobre su hombro pero la apartó y aceleró el paso escaleras arriba. Capté el mensaje de que no quería compañía y me dirigí a clase, por el camino me crucé con mi grupo, aunque me dolía mirarles y pensar que habían sido capaces de... De...

—¡No me miréis así! ¡Sé lo que habéis hecho! Sois... Sois unos capullos, y habéis tenido los huevos de estar conmigo haciéndoos los tontos —me hervía la sangre y me dolía el palpitar de cada vena, las sienes, donde parecían estar haciendo presión.

Capté la atención de muchos estudiantes.

—Tyler hemos intentado solucionarlo ¡pero no podemos borrar lo que ocurrió esa noche! —contestó Mark.

—No sabíamos lo que hacíamos... —dijo Theo consternado.

El agua caliente emanaba de mis ojos y discurría por mis mejillas de manera inevitable.

—¿Cómo cojones íbamos a llegar y decirte algo así? —razonó Harry.

—¡¿Y ocultármelo de esta forma era lo mejor?! —grité a despecho con la vista borrosa.

—¡Estábamos ocupados tratando de solucionarlo! —chilló Harry.

—Tenemos que dar mucha pasta... —murmuró Theo.

—Íbamos a decírtelo pero no sabíamos cómo, teníamos primero que acabar con todo y después contártelo —explicó Mark.

Tragué saliva, era como digerir una pasta amarga por un conducto demasiado pequeño.

—Pues ya véis que no... —me limpié las lágrimas.

—Todos ocultamos cosas que en algún momento se contarán —comentó Harry.

—Pero no cosas con la inmensa gravedad que tiene esto —repliqué lanzándole una mirada de repugnancia.

—Bueno, basta ya de cháchara ¿no? —nos regañó un profesor autoritario disolviéndonos.

Cambié de decisión y fui a la azotea sofocado, pero me puse en la otra esquina sin molestar a Blake.

—Te he visto —dijo dándome la cara.

Me rasqué la nuca y bajé la cabeza para recomponerme antes de volver a alzarla.

—Vaya, si que tienes agudos los sentidos —traté de bromear.

Tras el Humo de su Cigarro  [ Finalizada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora