9. Humanos

188 20 17
                                    

-¿¡Quién coño te crees que eres!? -brama cuando estamos cara a cara.

Retrocedo con lentitud, como una presa asustada.

-¿Q-qué pasa? -pregunto confuso.

-¿¡Qué que pasa!? ¡Qué un puto niñato no hace más que inmiscuirse en mi vida! ¿¡Te parece poco!?

Sin duda soy una presa a punto de ser devorada.

La gente nos mira, sorprendida, cuchichean expectantes a lo que vaya a pasar. Blake se percata de ello y me agarra del brazo con fuerza, demasiada, me hace daño, no obstante, prefiero no pronunciar una sola palabra.

-Blake... -comienzo a decir.

Me hace subir a la moto.

-¡Cierra la puta boca Tyler! -brama interrumpiéndome.

Arranca, solo tiene ojos para la carretera, va muy rápido, probablemente más de lo permitido. Vamos hasta un descampado desértico y frena en seco haciendo que me zadandee.

-Solo fui allí y... -prosigo.

-¡No! Me prometiste no inmiscuirte -me sostiene la mirada en la que solo puedo ver mi reflejo. Ante esa opacidad veo el dolor de la traición como una enredadera de espinas alrededor de un corazón marchito -nunca eres capaz de cumplir tus promesas.

-Tengo tantas dudas sobre ti -me excuso.

-Hay cosas que son mejor no saber -murmura bajo su propio nubarro, ausente de felicidad.

-¿Por qué? -insisto acercándome -¿por qué no dejas que nadie se acerque? Ni siquiera tu propio novio cuando lo era...

Nos bajamos de la moto.

-No te metas en mi vida y ni se te ocurra mencionar a ese gilipollas -masculla.

Vuelve a subirse en la moto y hago el amago de subirme detrás suya.

-Si te subes me chocaré a propósito.

-Oye, no pensarás irte... -apovecha el despiste para arancar y largarse -...sin mí.

Maldigo y pateo el suelo al darme cuenta de mi situación: me había dejado tirado. No obstante, doy gracias a todos los santos ya que mi mejor amigo tiene coche y seguro viene a rescatarme. En el trayecto Cameron me regaña y me acusa de ser un acosador en potencia sin dejar de quejarse acerca de lo cara que está la gasolina.

***

Me dio un vuelco el corazón al encontrar un mensaje de Rebecca que me pedía que por favor nos reunieramos en la azotea. Iba a negarme rotundamente, aún se me hace un nudo en la garganta de tan solo pensarlo. En el fondo me moría de ganas de hablar con ella a solas, aunque jamás lo admitirse, me costaba superarla, con lo cual, al final accedí.

-¿Qué querías? -aparto la mirada frunciendo el ceño.

-Tyler... -deslizó las yemas de sus dedos por mi rostro obligándole a mirarla.

Esos ojos verdosos... Sentí una fuerte presión en el pecho.

-Lo siento muchísimo -susurró acercandose a mí.

-Mientes -susurré con un hilo de voz.

Bajé la mirada, pero empezó a rozar mi nariz con la suya, y me perdí en ese vaiven en el que sus labios se tocaban por momentos con los míos. Entreabrí la boca y con los ojos cerrados dejé que me besara una última vez. Quise guardarme el sabor de los labios de la chica por la que llevaba colado toda la vida.

Nos sobresaltó el sonido de un portazo, era Blake que venía de camino serena encendiendose un cigarro y al vernos, había azotado la puerta de aquella manera. Esa chica era capaz de hacer que lo dejara todo, y así fue, me olvidé de Rebecca para ir a hablar con ella.

Tras el Humo de su Cigarro  [ Finalizada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora