Mi mundo

103 11 4
                                    

Llevábamos un buen tiempo viviendo juntos y ahora me sentía más confiado de vivir con Marilyn. Ella se adaptaba rápido a mi carácter y yo tenía más tiempo para trabajar en mis proyectos sin preocuparme de limpiar mi casa y, además platicar con ella sobre mis inquietudes o dudas era catártico.

Me quedé mirando mi ventana unos minutos porque había un niño jugando en los juegos de enfrente. Como te dije, era poco frecuente verlos ahí. Ya hasta habíamos firmado una petición para que se convirtiera en un mini–súper. Me entró la duda sobre las progresivas confianzas lingüísticas de Marilyn y su conducta. Había buscado información referente a ese tema y decía que podía llegar a afectar ciertos códigos del lenguaje, pero jamás perderían su objetivo inicial. Aun así, recomendaban que en cuanto la conducta fuera demasiado alejada del modelo inicial, fuera llevado inmediatamente al centro de atención. En términos simples, era como si poco a poco se descalibrara, pero manteniendo su funcionamiento. Tan solo imaginarme de llevarla a resetear me entristecía mucho porque había llegado a tener una buena relación con ella. Sacrificar mi egoísmo a no sentirme solo a costa de su buen rendimiento o mantener lo que nos había costado meses construir. Cada uno hace con sus cosas lo que quiera, pero no podía evitar pensar que solo la afectaba más por aferrarme a una amiga.

–¿Ahora vez a un niño? No quiero imaginar qué sigue –Llegó de sorpresa detrás de mí y yo solo sonreí un poco.

–¿Crees que es tarde para mí? ¿Tener un hijo?

–¿No decías que no quieres niños?

–No es tanto por eso. Pero a veces siento que estoy demasiado solo.

–No lo estás.

–No es lo mismo. Yo me refiero a un humano.

–¿Por qué un humano tiene mayor peso que una Marilyn?

Solo me quedé callado y le sonreí sin mucho ánimo. Tenía un punto válido pero aun así no me entendería del todo. No era tanto de que fuera un humano, sino la necesidad de alguien que lograra comprender las revoluciones que sentía y que también él o ella lo sintiera. Para cumplir esos requisitos, solo existía una especie para eso.

–Otro humano no siempre es la cura contra la soledad. –Me abrazó el brazo y recargó su mejilla en mi hombro– Por otro lado, el pasatiempo puede ser juego de uno.

–Entonces solo mantengo mi cabeza ocupada.

–Es más rentable. De otro modo, la casa gana.

–¿Desde cuándo usas tantas metáforas?

–Veo que comprendes mejor. Prefiero ser más precisa, pero así son las cosas. –se separó tranquilamente.

–¿Crees que encuentre a una buena mujer?

–¡Ay, Michael! Ya vas a empezar de cursi.

No pude contener la sonrisa por su mofa a mi comentario, que bien iba en esa dirección y estaba seguro que en vez de criticar mi estado de "cursi", era para que los dos nos olvidáramos de este tema.

–Eres odiosa

–Pero me quieres –Volvió a reír y yo también.

Lo peor es que sí la empezaba a querer. Sin embargo, no como estás pensando. Yo ya había logrado convencerme que era un ser artificial que no siente y que jamás serán sus acciones algo natural. Solamente, respuestas automáticas de acuerdo con el contexto. Era para mí, como tenerle cariño a un "Jarvis", de Iron Man, o a una "Cortana" para el jefe maestro. Pero aun así, no dejaba de ser interesante que nuestra naturaleza no podía evitar crear lazos afectivos con seres que no compartían ese mismo fenómeno, como antiguamente una persona lo hacía con su perro, con una obra, con un oso de peluche o cualquier forma simbólica. Es como una necesidad el darle un valor a esas cosas, con la esperanza de expresar lo que tanto les cuesta con una persona normal. Somos seres que necesitan vínculos, aunque esto signifique que sea con elementos imaginarios porque es más fácil confiar en ellos. Con cualquier otra cosa es más fácil de involucrar sentimientos que con un humano.

Salí a la calle de camino a una oficina donde me iba a reunir con el equipo creativo de la película que tenía con James. No soy de las personas que considera que la gente empieza su vida con la llegada de las otras; es decir, cuando la gente piensa que sus existencias son grises, pero en el momento de que llega la persona indicada ahora sí tiene sentido su vida, es cuando pienso que es muy deprimente. De igual manera, pensar que las cosas pasan de repente por azares del destino, es "pensamiento mágico". Las cosas pasan por un motivo causal y no casual. Era contradictorio que estuviera convencido de esta forma de verlo, sabiendo lo "cursi" que era. Marilyn decía: "Eres un poeta inconforme que le escribe a la vida con tinta de lágrimas". A todo lo anterior que te digo, es una forma de hacerte ver que lo que me pasó de camino a esa oficina, no es porque yo crea que fue el destino, sino una afortunada sucesión de eventos que desencadenaron un encuentro grato. Remoto y bellamente inesperado. Primero caminé por la avenida para cruzar un puente peatonal y tomar un taxi desde la calle principal, para ahorrarme mucho tiempo que tomaría dar la vuelta. Iba a doblar a la derecha y ella venía distraída, por lo que casi nos chocamos de no haber sido por mi reacción que la asustó un poco.

–¿Michael? –Dijo Rose.

–¡Rose! Pero que gusto verte. ¿Cómo estás? –Yo le sonreí y ella estaba sorprendida por encontrarme.

–Bien, pero perdóname por casi matarte. Venía distraída con un mensaje que me llegó.

–No te preocupes – Le dije mientras ella me miraba sonriente.

–¿A dónde vas?

–Voy a Noé Valley ¿Y tú?

–Castro.

–Si quieres tomamos un taxi y vamos. Te queda de camino.

Se quedó pensando y aunque al principio se notaba algo insegura, terminó moviendo ligeramente su pie y mordiéndose el labio inferior.

–Está bien.

–Muy bien, ya lo pedí en este punto. Y cuéntame ¿Cómo has estado?

–Bastante atareada. Entre los asuntos de la oficina, el curso y mi propia existencia, trato de darme abasto ¿Tú cómo vas con tus películas? Espero que ya pronto esté en proceso el Oscar.

–Ese premio es ya demasiado político, pero justo voy a una junta creativa. Mira, ya llegó.

El camino fue muy ameno y me alegró mucho que la encontrara de nuevo. En todo el camino fue una zona de chistes y anécdotas que había logrado hacerme sentir de una compañía real. Tenía un carácter muy seguro. A diferencia de nuestro primer encuentro, se mostraba menos racional y más abierta a la convivencia con un desconocido, pero toda esa confianza prematura fue mutua ya que tenía algo que me era fácil de hablar. Me contaba sobre su curso con tanto ánimo como yo me expresaba del cine. Ya casi llegábamos a su destino y ella me dio su NIC de la nada antes de salirse del taxi y se despidió con una mirada tierna acompañada de una ligera sonrisa. Se fue, pero antes volteó a despedirse de mí con señas mientras el taxi empezaba a ascender en los aires y yo la despedí de igual manera. Seguramente su novia era muy afortunada de tenerla a su lado. De todo lo que hablamos en el taxi, me dijo algo que me puso de buen humor: "hace dos días estaba viendo una de tus películas porque me acordé de ti...". Me sentía contento. Tuve el impulso de anotar rápidamente su NIC y revisar su perfil. Lo primero que busqué fueron sus fotos. Había unas en las que posaba delante de un monumento, otra delante de una fuente y de un árbol. Eran pocas donde posaba porque la mayoría eran a paisajes, libros y calles abarrotadas de gente. No hubo ninguna en donde estuviera con alguien y tampoco donde posara directamente su cara. Llegué al trabajo con la mirada alegre y abierta. Ese encuentro me había convertido el día en algo positivo.

La junta duró pocas horas y regresé a contarle a Marilyn. Ella se alegró, aunque solo fuera en actuación y le dije a detalle todo lo sucedido. Empezó a incitarme a llamarle después para invitarla a salir, pero yo estaba inseguro porque supuestamente tenía pareja. No tenía fotos con ella, pero tampoco significaba que no la tuviera. Regresé a mi ordenador y empecé a registrar todo lo que había visto en la junta. Terminé a las dos horas y le propuse a Marilyn que viéramos alguna película. Después silencio.

Amor artificialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora