Tomó asiento y le hizo una señal al guardaespaldas para indicarle que nos dejara solos. Aquel corpulento hombre se retiró y nos dejó en la lujosa sala; cuatro sillones, una mesa de cristal con menú digital, un ventanal que iluminaba toda la habitación, cuadros con arte islámico y un candelabro en el techo. La casa me hacía sentir más en un museo que en hogar cualquiera. Los cuadros de arte islámico representaban a hombres en caballos y peleando alguna guerra que seguramente se debía a su fe. Siempre me pareció interesante eso, donde las batallas que basan su causa en las religiones, tenían mayor significado por paradójico que sonara. Ninguna guerra está justificada como tal, pero saber que el pueblo pelea por sus creencias y motores espirituales, tiene mayor valía para mí. No fue el caso con los terroristas islámicos en algún tiempo, porque ellos usaban su fe como arma para satisfacer sus necesidades de hostilidad y poder. Común era ver como deformaban sus religiones para conveniencia personal.
Ella con toda naturalidad y confort, se recargó sobre su sillón y encimó su pierna derecha sobre la izquierda, como si parte de su programación ahora fuera el glamour, elegancia y sensualidad. No sabía si así era con mi abuelo, porque solo me hablaba de una mujer con personalidad increíble. Aunque su innegable belleza le diera ya un plus para ser atractiva, desde que la vi salir del vehículo parecía una modelo al caminar. Inclinó ligeramente la cabeza para observarme mejor, y por un momento pensé que me miraba con curiosidad y gusto por hacerle recordar a mi abuelo, pero tenía mi perspectiva firme de que era un androide ausente de todo eso. Yo estaba algo inquieto por el silencio, mientras ella con su ligera sonrisa y ojos entrecerrados, me examinaba como a un curioso espécimen ¿Entrecerrar los ojos? ¿Por qué un robot necesita hacer eso? Parte del encanto de esos modelos, era imitar en todo lo posible nuestra conducta, pero ahora parecía que se lo tomaba en serio. Tal vez más que cuando estaba con mi abuelo.
–¿Cómo estás? – Rompió el hielo con tranquilidad.
–Bien –Me sentía todavía inseguro como si fuera un niño apenado de no saber que decir.
– No eres muy platicador ¿Verdad? –Su sonrisa se intensificó un poco después de unos segundos de silencio– Eres tan guapo como tu abuelo.
–Gracias.
–Supongo que no vienes de paso.
–Quería preguntarte algunas cosas que no me quedaron claras. Mi abuelo, me dejó una grabación de su historia contigo.
–Tu abuelo era un buen hombre. Puedes preguntarme lo necesites.
–¿Tu dueño es un sultán?
–Mi dueño es el una especie de político y religioso. Se llama Mehmed Allah.
Entonces me incorporé un poco y comencé con determinación.
– Marilyn...
– De Alejandría. –Me interrumpió
–¿Perdón?
– Nada, solo que desde que me volvieron a programar, también me agregaron Alejandría. Marilyn de Alejandría.
– Ok –Traté de volver a retomar mi discurso– como sea que te llames ahora, he venido desde lejos para preguntarte unas cosas concretas. Trataré de dejar a un lado mis opiniones sobre ti...
–¿Cuáles opiniones, Ian? –Me decía sonriente y tranquila.
Guardé silencio un momento. Conforme trataba de recordar el objetivo de mi misión, un ligero enojo fue creciendo y entonces me pareció oportuno poder reprocharle las cosas.
–Escucha. La verdad, es que siento una poco de molestia hacia ti. Yo crecí con la idea de que mis abuelos eran el uno para el otro. Todo fue un engaño. Mi abuela perdió a su amor en la guerra y él te perdió a ti. Lo más gracioso es que tú no eres humana. No es que haga menos a los de tu tipo, pero es que se enamoró de una simulación. Trataba de entenderlo, pero tú también fuiste responsable por eso. Es lo que más me inquieta. Yo sé que tienes limitaciones y por algo que no entiendo bien, provocaste un mayor daño. Ahora vives entre lujos y no entiendo tampoco eso ¿de verdad un androide necesita de todo esto? La programación de tus modelos es principalmente para servir al dueño y en especial, para servirles con sexo ¿cómo te convertiste en su mujer más grande? Ustedes no pueden manipular a sus dueños, no deben crear un vínculo sentimental y no deben desobedecer órdenes directas. Mi abuelo dijo que le desobedeciste en algunas ocasiones ¿cómo es que pasó?
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Amor artificial
Bilim KurguMichael Dujardin, director de cine, le molesta su presente lleno de superficialidades y pérdida del romanticismo. Cuestiona los vacíos de la vida con la tecnología y la era digital. Todos sus pensamientos, todas sus inquietudes y toda una vida, dará...