Engarzando historias

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Te comenté que tenía la idea de un guion en ese momento. Durante mis estadías de insomnio en la cama, intentaba ordenar mis ideas para formar lo que podía ser un proyecto para el futuro. La verdad es que solo era parte de una ilusoria fantasía, pero se veía muy atractiva mi idea. Iba a la biblioteca y escribía en una tableta lo que ya tenía formado en mi cabeza. Dejaba la tableta y continuaba mi rutina normal. La mayoría del tiempo y esos años lo pasé con Martin conversando de las ideas de su movimiento revolucionario. Hablaba de las injusticias y de la necesidad por darles a los humanos una genuina libertad. No estaba seguro de querer una gran libertad como lo mencionaba Martín, pero era mejor que la situación en la que nos encontrábamos. Me llegó a convencer de su lucha y fue también en que me abrió los ojos. Definitivamente no iba a tomar un arma, pero tampoco me quedaría conforme. Regresaba a mi cama y en medio de la oscuridad visualizaba las escenas. Tenía como objetivo poner en primer lugar la historia de mi amigo Gilbert. Quería un recopilatorio de victimas de todo esto.

Martin me habló cuando se casó con Natalia y cuando decidieron emprender sus caminos en compañía para la liberación social. Él, debía pasar a Irlanda por un asunto relacionado a una búsqueda que hacía, pero después fue con uno de sus contactos del movimiento. Se vieron en un restaurante de comida rápida y disfrutaron de algo sencillo mientras acordaban algunos detalles.

***

–Pues tengo algunos puntos donde podríamos esconder a las familias.

–Confío en ti, de todos modos mantenme al tanto. Debo partir.

– ¡Oye! ¿Cuál es la prisa?

–No quiero que me agarre la noche. Son dos horas de viaje a Nueva York.

–No seas ridículo. Quédate esta noche y mañana te vas temprano. Te llevaré a un hotel muy cómodo. La gerente es amiga mía.

–Bueno, pues en ese caso..."

***

Lo llevó hasta un hotel de tres pisos que tenía una fachada de color rosa y por dentro con iluminación tenue. Su contacto le pidió a la señorita de recepción que llamara a la gerente y a los 2 minutos llegaba Natalia

***

–Martin, te presento a la gerente del hotel. Natalia White. Él es la persona que te comenté.

–No quisiera ser grosero, pero creo que entre menos detalles y menos involucrados será mejor. Solo quiero descansar un poco.

–Tienes razón. Te dejo en las manos de ella. Yo me voy mejor. Te escribo en un mes.

–Cuídate.

–Bueno Martin, sígueme hasta tu habitación.

–Claro.

–¿Gustas que te mande algo de comer?

–No, no. Eres muy amable. Oye, no era mi intención...

–No te preocupes. Estoy consciente de lo delicado que es. Creo que eres muy valiente por lo que haces. Cuidado con las escaleras.

–No te miento, estoy asustado. Me gustaría esa valentía más seguido.

–Todos tenemos miedo, pero tú estás dando un gran paso. Por aquí a la derecha.

–¿Entonces crees en esto?

–Sí, creo que es lo mejor. Pero no estoy segura de que se logre.

–¿Por qué?

Amor artificialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora