Devaríos sin perdón

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Espero que nunca pises una cárcel. El rostro jamás eliminará la marca de un hombre que vivió en el limbo. Es como estar entre dos mundos: la complicada vida y la simple muerte. Los años continúan pasando y sientes que tu tiempo ya ha sido desperdiciado en gran y considerable cantidad. Creo que la vida pasa más rápido para quien sus rutinas son más largas.

Martin me habló sobre la vida de los marginados y sus riesgos de vivir fuera de los muros. Me contó sobre la vez que un hombre viejo trataba de arrebatar una lata de sopa a una anciana entre un montón de gente que caminaba indiferente al robo y después de empujarla, se fue corriendo mientras la anciana suplicaba y lloraba. Lo que más le rompió el corazón, fue que nadie hizo nada por ayudarla, como si fuera cosa de todos los días. Tenían prohibido acercarse al muro y solamente los soldados podían entrar en sus ciudades para regalar alimentos de segunda mano. Era la única oportunidad que tenían los marginados de los suburbios para conseguir alimentos y de igual forma cuando trataban de conseguir agua. Martin se infiltraba para darles comida, medicinas y armas. Consiguió apoyo de varios amigos para dar recursos, pero nunca era suficiente. Eso era lo que más impotencia le daba "nunca era suficiente". Tenían casas de láminas, escasa comida, herramientas precarias y muy pocos médicos. Había algunos curanderos que se facultaban para dar recetas con remedios caseros que muchas veces eran más perjudiciales, pero no había muchas opciones. Algunas veces llegaban androides de diferente prototipo para su eficacia de combate y los dejaban matar indiscriminadamente por cualquier acto de desobediencia. El objetivo siempre fue infundir el miedo.

Me hubiera hablado de más cosas, pero llegaron unos guardias para llevarlo a un área de aislamiento. Uno de sus amigos más cercanos, me dijo que se lo llevaron para interrogarlo. Todos pensábamos lo peor y es que sería mucho más fácil matarlo y desaparecerlo con el haz de energía. Tres días de completa incertidumbre. Nuestras preocupaciones se disiparon al momento de ver que los guardias lo habían dejado en su celda inconsciente. Fui para ver su estado y esperaba verlo golpeado o con cualquier tipo de heridas. Solo estaba cansado porque esos días fue inducido con drogas para alucinar. Todos sus seguidores pensaron que ya había confesado todo y Martin también estaba seguro de ello. No recordaba sobre sus episodios pero recordaba vagamente haber alucinado con Alberto. Vi que le había dado un papel a uno de sus amigos y este salió corriendo de la celda. Martin volteó cansado y me miró con tristeza.

–Lamento que estés aquí por mi culpa.

París por tres días. Solo Marilyn y yo. Como todos los buenos turistas, nos tomamos una foto con la Torre Eiffel a nuestras espaldas. Ella me daba un beso en la mejilla con una pierna levantada y me abrazaba sobre el cuello. Nadie lo sabía hasta este momento, pero esa siempre fue mi foto favorita. Fue de los mejores días que había tenido y después de conocer varias estructuras y museos, nos sentamos en una cafetería sobre la Rue de Monttessuy. Para ser sincero no era tan agradable la ciudad como la pintan. Era como la mía, pero con franceses. El café tenía la ventaja de que había una vela en la mesa y con vista a la calle.

–¿Qué es el amor para una androide?

–¡Jajajaja! Ya vas a empezar de meloso.

Nos reímos un poco, pero después insistí ante la curiosidad de su perspectiva fría, que nunca tuvo la perturbación de haberlo sufrido.

–¡El amor es la enfermedad de las sensaciones y pérdida de la realidad! ¡Es la locura efímera del intenso contacto hacia la salida del empalagoso presente! –Exageró su tono como si recitara.

–Hablo en serio.

Después de sonreírme maliciosamente, se quedó mirándome unos segundos. Se acercó y me dio un dulce beso lleno de delicadeza. Luego se apartó pocos centímetros y aun lograba notar su respiración. Sus manos acariciaban mis mejillas y sus ojos me miraban fijamente, sin dejar a un lado su encantadora sonrisa.

Amor artificialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora