Segunda muerte

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Escuchar su último mensaje a mi abuelo, me hizo compadecer más de ella. Aunque se expresaba como si de verdad tuviera la necesidad de sentirse como nosotros y triste por carecer de ello, definitivamente le asocié a unas palabras piadosas para complacer por última vez a mi abuelo y a su forma de ver a Marilyn. Aun así, no podía ocultar la sorpresa por la forma en que empleaba el lenguaje para demostrar lo que quería con acciones. Era la primera vez que veía como las palabras podían convertirse en el instrumento del androide y más aún, con ese tipo de mensaje. Nadie hubiese imaginado que un fallo se convertiría en algún tipo de avance para los de su tipo. Posiblemente, era en realidad un retroceso para una mente como la de ellos, pero no existían muchas computadoras con esa capacidad, o al menos de Amor–perfecto. Pensar que si hubiera llegado una semana antes, seguramente volverían a estar juntos. De cualquier manera, ya estaban destinados a separarse definitivamente.

–¿A dónde lo enviaron?

– A un viejo correo "HGS". Eran unos cubos de colores donde se podían recibir archivos de todo tipo. Lo llamativo de este aparato era el diseño de colores con luces y texturas, pero cualquier dispositivo tenía la facultad de hacer eso. Se había convertido en un objeto obsoleto pero era lindo para adornar la casa. Cada que recibía un archivo, se iluminaba en diferentes formas con una musiquita alegre, pero lo que le daba el valor, fue lo que sucedió cuando lo compró. La memoria no es exacta ni perfecta, pero los objetos si lo son y esos se quedarán. Atemporales y fieles; un anillo, un diario, una fotografía. Los objetos, son como baúles. Les depositas algo significativo y ellos lo conservan por siempre. Eso mismo pasó con el cubo cuando Michael lo compró en una tienda para niños. Caminábamos por la plaza comercial y lo vio de repente. Iluminando en el mostrador junto a otros juguetes pequeños. Fue en aquel lugar donde me besó en público por primera vez. El cubo no es importante en realidad.

Pensaba en el mensaje de mi abuelo. Me dijo que él fue hasta Vallejo para buscarla y despedirse, pero no estoy seguro si recibió el mensaje, o si al menos encontró ese aparato.

–¿Crees que mi abuelo lo escuchó?

– No lo sé –Me respondió reanudando un temple y una serena actitud–. De cualquier modo ese mensaje es lo que creí que sería lindo para él. Era como demostrarle que su anhelo había llegado a ser más como siempre quiso.

–Entonces ahora servías a Martin

–Sí, también debía obedecer a Natalia, pero principalmente a Martin.

–¿Qué hacías para él?

–Prácticamente era su segunda al mando. Revisaba reportes, evaluaba, dirigía planes de contingencia, diagnósticos técnicos y muchas cosas más. A comparación de mi servicio con Tom y Michael, ahora si estaba muy ocupada por meses. Había dejado de ser un androide sexual para convertirme en soldado, pero evidentemente más activa en la toma de decisiones. La ventaja era mi cerebro lógico.

"Habían realizado una prótesis un poco deforme de mi brazo perdido. Obviamente ya no era una hermosura de doncella, pero lo compensaba con mi personalidad fuerte y sagaz. Por órdenes de Martin, debía prescindir de la coqueta, tierna y amable Marilyn, para convertirme en la comandante. No fue tan radical realmente. A veces empleaba ciertos términos románticos pero con voz fuerte. Algunos les gustaba que expresara carácter e inteligencia. Con mi ayuda, habíamos conseguido realizar varios ataques exitosos pero aún continuaba el problema de los proyectiles lanzados desde las estaciones espaciales. Teníamos que resolver cuanto antes ese problema o perderíamos la guerra.

Yo era la jefa pero en algunos soldados, eso les incomodaba. Aun así, era dura y directa cuando se trataba de dar órdenes y salir al campo en caso de algún enfrentamiento. Era sumamente letal en cuestión de puntería. Había resentimiento pero con el tiempo me fueron respetando tal y como lo que era: la comandante. Sin embargo al principio, existía un curioso fenómeno cuando me veían y se alejaban. Es interesante cómo funciona la mente de estos humanos que odian y condenan por igual a una comunidad especifica sin importar que no todos son iguales. Antes hablaban de "el valle inquietante" pero ahora debían crear un término nuevo para definir el odio hacia los androides. Y por más incomodidad que les causara, yo era necesaria para ellos.

Amor artificialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora