Retado por Rose

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Esto es una dinámica para "Crazy Teen Awards 2017" (@CrazyTeenAwards) , cuya finalidad es dejarme interrogar por uno de mis personajes. 


Estaba leyendo "Las edades de Lulu" de Almudena Grandes y recuerdo que me estaba intrigando por las perversiones de su protagonista. No es como que fuera un deporte de atletismo, pero yo no me veía en las mismas situaciones y ni hablar del Marques de Sade. Me detuve un poco para prender un cigarro y estirarme un poco. Alguien tocó a la puerta de mi casa y tranquilamente me dirigí a ver quién era. Generalmente no recibo visitas, pero nunca falta algún vendedor o testigos de Jehová. Sus mensajes positivos son algo bonito para aplicarlos a tu vida, pero quererte meter a dios hasta por las orejas, puede aturdir y lastimar mis sentimientos ateos. Me crie del catolicismo y después me cambié al narcicismo. Sin embargo, al abrir la puerta lo que me encontré no fue nada esperado. Mi mente estaba en shock por dentro, y mi cara por fuera, parecía la de un idiota. Era una mujer muy parecida a un personaje de algo que tenía escrito. Al momento de crear, en tu mente tienes una imagen para esa creación y ella era exactamente como la imaginé. Ella era una mujer como de 40 años con un atuendo decente, o por lo menos más elegante que la mayoría de mis vecinos. Pensé que estaba confundida de dirección, pero ella tenía un semblante serio y seguro de sí misma.

-Buenos días ¿Puedo ayudarle en algo? –Pregunté con un tono nervioso. No me fio de nadie por más que se parezcan a mis fantasías. Así empiezan las películas donde matan al de la casa.

-Michael, ¿verdad? –Levantó las cejas e inclinó ligeramente la cabeza abajo, como esperando una respuesta inequívoca.

-Sí... Y usted es...

-Rose

¿Rose? ¿Quién en México se llama Rose? Obviamente me estaba asustando más porque esa mujer parecida a mi fantasía era Rose.

-Lo lamento, no la conozco. Tampoco recuerdo haber solicitado algún servicio a domicilio...

-Tu bien sabes quién soy. Te confieso que no esperaba que un muchacho fuera mi creador, pero bueno, al menos pareces... algo positivo.

-No sé si sentirme halagado o deba cerrar la puerta.

-¿Me permites pasar? Hay algunas cosas de las que quiero hablar contigo.

-Claro, pasa. No será como tú casa futurista, pero en este siglo las cosas todavía sirven de algo –Le abría la puerta y ella con tranquilidad pasaba a mi departamento- Perdona el desorden, pero le di el día a la sirvienta.

Observaba con curiosidad mi pequeño hogar de clase media baja y en verdad se sentía como si estuviera en otro mundo.

-Es maravilloso.

-¿Yo? Gracias, de hecho para crearte solo bebí unas cervezas...

-Me refiero a tu casa, tus cosas, todos tus libros de papel ¿Qué es esto?

-Es un cenicero

-¿Y cenizas de qué?

-De... cigarros

-Ah, entiendo. Solo que en el futuro no está permitido el tabaco.

-Pues debo aprovechar enfermar mis pulmones mientras tenga tiempo. Tal vez sea mi instinto suicida.

Ella continuaba observando todas mis cosas sin prestar mucha atención a todos mis comentarios sarcásticos. Era como si estuviera dentro de un museo o una caverna.

Amor artificialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora