Capítulo 4
"No concordaban mucho, les costaba ponerse de acuerdo. De hecho, rara vez estaban de acuerdo. Discutían todo el tiempo y se desafiaban todos los días, pero a pesar de sus diferencias, tenían algo importante en común: estaban locos el uno por el otro"
Diario de una pasión.
Nicholas se sentó a su lado en el lujoso sofá de cuero negro, mirándola fijamente mientras ella tenía la mirada perdida y se notaba que estaba sumida en sus pensamientos.
Luciana estaba nerviosa, no tenía ni la menor idea de qué haría. Si les avisaba a sus padres de seguro le pagarían el pasaje de regreso y ella no quería irse, era su sueño. Y si se resistía ellos vendrían a buscarla y se la llevarían a como dé lugar. Si le avisaba a su novio Alejandro, él podría darle el dinero que le faltaba pero por obligación tendría que contarle a su padre para que necesitaba tanta cantidad, y estaba segura a un cien por cien que su suegro no mantendría la historia oculta. Si les decía a los parientes de su padre que le dieran posada, estos no serían capaces de mentir y por ende le contarían la verdad a su familia. – ¡DIOSS! –Gritó para sus adentros, tenía que quedarse allí y mentirle a todo el mundo, eso empezaba a no estar bien.
Su mente inocente empezó a crear un macabro mal sobre cómo acabar con Kevin Klein y con los agentes inmobiliarios que se confabularon contra ella para hacer de su vida una miseria. Al final, se rindió cuando se dio cuenta que no era capaz ni de matar una cucaracha. Pensó en demandarlos sin embargo el contrato era claro –no hacían reembolsos después de fecha –y la justicia era una porquería, sabía que si iba a juicio lo que lograría era perder más dinero de lo que ya había perdido, y armar un gran escándalo para nada, porque los ricos siempre ganaban.
Un hotel hubiese sido perfecto si hubiese tenía dinero suficiente. Por último, pensó que el joven a su lado podría poner el resto del dinero para comprarse el pent-house y así le dejaría el apartamento para ella sola, ambos vivirían felices; Casi se echa a llorar cuando al echarle un ojo lo vio mucho más miserable que ella, supuso entonces que él apenas tenía para sus necesidades básicas, inclusive por varios minutos dudó que el moreno tuviera en que caerse muerto. Su charla consigo misma se vio interrumpida por una mano que se posó justo en frente de su rostro que se movía de arriba, abajo.
- Tierra llamando a Juliana –ella pestañeó un par de veces y salió de su trance.
- Es Luciana –le corrigió, él asintió.
- Vamos no soy un ratero, ni un violador, aunque si lo fuera no te lo diría para que te quedaras conmigo, robar todo tu dinero y convertirte en mi esclava sexual –Luciana abrió los ojos como platos y lo miraba horrorizada, Nick largó una carcajada –estoy bromeando –ella soltó todo el aire que había contenido en sus pulmones involuntariamente y su rostro se suavizó, aun así lo miraba con desconfianza –relájate será genial, además es muy fácil convivir conmigo. –le sonrió, la joven casi se queda ciega con tan reluciente y perfecta dentadura, ella creía que era tan deslumbrante como el sol, sin duda podía derretir los polos, su sonrisa podía llevar la luz a aquellos que vivían en penumbra e incluso podía acabar con toda la oscuridad del mundo. ¿Cómo haces para tener esa sonrisa tan hermosa? De seguro era Colgate total 12...
- Eso espero –dijo con esperanza y se levantó del sofá para ir al baño, al entrar a la habitación soltó un grito – ¡RICK! –el joven se sobresaltó y fue corriendo asustado hacia ella, al llegar se sintió un poco avergonzado por haber dejado toda la ropa tirada en el suelo.
ESTÁS LEYENDO
Atados al Amor
HumorNicholas Reinaldi y Luciana Montgomery llevan una vida de felicidad por separado, por vivir casi en polos opuestos nunca se han conocido, hasta que por cosas del destino, una agencia inmobiliaria les vende el mismo. Apartamento y ellos se ven obliga...