Capítulo 26
Después de tanto esperar, al fin la gran noche había llegado, lucía un traje gris con una camisa negra debajo y unos mocasines del mismo color, una corbata no adornaba mi cuello ya que me había rehusado rotundamente a usarla, así mi atuendo resultaba elegante sin perder mí estilo despreocupado.
Miré mi reloj por décima vez en dos minutos, la espera estaba acabando conmigo. Mi pierna se movía de arriba abajo con rapidez, mis manos me sudaban y una extraña sensación me revolvía el estómago, era la ansiedad provocando estragos en mi ser. Llevaba una eternidad sentado en el sofá esperando que los estilistas terminaran con Luciana, quienes desde el primer instante me sacaron de la habitación y se encerraron para mantener el factor sorpresa, algo que no me disgustó en aquel momento pero ahora me tenía al borde de un colapso nervioso. Me levanté decidido a comprar unos cigarrillos cuando la puerta del cuarto se abrió, no dudé ni un minuto en voltear.
- ¿Estás preparado, guapo? –tres personas obstaculizaban la entrada y me impedían ver más allá. Asentí varias veces queriendo acabar por fin con la desmesurada incertidumbre, de inmediato se hicieron a un lado dejándome verla, quién dio dos tímidos pasos hacia adelante. Sin aliento ni disimulo recorrí cada parte de su cuerpo una y otra vez, se veía más que hermosa, lucía como un ángel en la tierra en aquel largo vestido blanco con detalles dorados, el maquillaje contrastaba perfecto con su piel y su atuendo, algo suave con un toque explosivo en los ojos que los resaltaba aún más. Nuestras miradas no se desviaron y me preocupaba lo que ella esperaba que yo le dijera. El pulso se me aceleró ¿qué era lo más conveniente? ¿estás hermosa? ¿luces preciosa? ¿luces como un espíritu celestial o un ser alado caído del cielo?
- ¡Vaya! De plebeya a princesa –una gran sonrisa se estampó en su rostro y yo exhalé aliviado. Había sido el peor comentario de la historia de los peores comentarios, sin embargo, Luciana no era la más normal del mundo y nuestra relación definitivamente no era como cualquier otra, había estado marcada desde el comienzo con situaciones surrealistas y acciones casi delirantes que rayaban lo irracional, así que agregarle un absurdo comentario más a esta infundada historia romántica de telenovela no haría la diferencia.
- Solo si eres mi hada madrina –le devolví la sonrisa con la misma alegría bajo la atenta mirada desconcertada de los hombres que se habían esforzado tanto para dejarla como una reina, sentí pena por ellos, veía en su caras la decepción y el desentendimiento –debo admitir que tú tampoco te quedas, hasta podría decir que luces un poco agradable a la vista –mentía, lo veía en la miel derritiéndose en sus ojos.
- Parejas –dijeron al unísono, se encogieron de hombros y partieron, no sin antes agradecerles por el increíble trabajo que realizaron.
- Recuerdo haberle exigido a los estilistas que quería específicamente un peinado de cabello suelto, así que no entiendo por qué lo llevas atado –su rostro adoptó el gesto de un niño cuando es descubierto haciendo una travesura.
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Atados al Amor
ЮморNicholas Reinaldi y Luciana Montgomery llevan una vida de felicidad por separado, por vivir casi en polos opuestos nunca se han conocido, hasta que por cosas del destino, una agencia inmobiliaria les vende el mismo. Apartamento y ellos se ven obliga...