Confesiones y conversaciones II

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Capítulo 31

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Me removí entre sus brazos hasta que me puso de vuelta al suelo, la locura que había cometido de besarlo hace un momento me empezaba a pasar factura. Nicholas al ver que no mediaba palabra alguna tomó el mando.

- Ayer me destrozaste el corazón... –sus ojos no se preocuparon por ocultar el dolor –creí que no sentías lo mismo. No tienes idea de lo mucho que dolió, tanto que descargué mi furia en ese rubiecito pero al final tú hiciste tu elección y yo debía aceptarla –suspiró –Entonces, decidí dejarte ir, que fueras feliz con Alexandro y no entrometerme en tu vida, pero llegas hoy por fin me besas y me dices que me quieres que se me hace imposible pensar siquiera en la posibilidad de dejar que él se te acerque –su cercanía me debilitó, su aliento rozaba mi boca y yo estaba muriendo por volver a besarlo que ni siquiera me molesté en corregir el nombre de mi prometido – ¿qué hago ahora Luciana? No quiero que te ponga un dedo encima, no quiero que tome tu mano, ni siquiera quiero que te mire, quiero que regreses al apartamento y...

- Nicholas, yo...

- Escúchame... quiero que seamos felices juntos –sus manos acunaron mi rostro obligándome a prestarle toda mi atención –estoy poniendo mis cartas sobre la mesa, necesito que tu hagas lo mismo y terminemos con este juego.

- No lo sé –su mirada me lo dijo todo, me exigía una explicación –no puedo dejar a Alejandro así de fácil, son dos años que no puedo obviar, acepté casarme con él, no puedo hacerle eso, Nicholas.

- ¿Y a mí si puedes hacérmelo? –tomó distancia evidentemente aun mas herido. Solté un grito frustrado.

- ¡¿Qué quieres que haga Nicholas?! ¿Qué deje a Alejandro por ti? ¿eso quieres? –Nicholas también pareció perder la paciencia al igual que yo, sin embargo, él mantuvo la compostura, no gritó pero sí, acortó las distancias nuevamente y habló un decibel más alto de lo normal.

- ¡No, Luciana! No quiero eso, quiero que por una vez en tu vida tomes una decisión egoísta, que no pienses en nadie más, solo en ti, en lo que quieres, en lo que te hace feliz. No importa si es conmigo o es con él, pero que tomes una jodida decisión basada en lo que sientes, en lo hay en tu corazón. Que dejes de esconderte de los problemas y esperar que ellos se resuelvan solos. ¡eso quiero! Porque mientras tú te haces la indecisa, nadie es feliz –Nicholas tenía razón.

- Tengo miedo –admití. El océano en sus ojos sosegó su enojo y me abrazó –tengo miedo de tomar una decisión equivocada y no ser feliz. Tengo miedo de perder lo que tengo por algo tan precipitado como lo nuestro pero también de que el hombre perfecto no sea lo que yo necesito en mi vida.

- No puedes ser cobarde Luci. Tienes que enfrentarte a los problemas, porque al final si no lo haces, lo hará la vida y tal vez no te guste la elección que ella haga para ti pero ya será demasiado tarde para arrepentirse.

Atados al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora