Conociendo a los Reinaldi

2.8K 180 21
                                    

CAPITULO 15

A pesar de que la guerra ya había terminado, la tensión se podía cortar en el ambiente. Los padres de Luciana se declararon perdedores, mientras que los padres de Nicholas los miraban con superioridad y aires de victoria. La chica tenía el presentimiento de que eso no se quedaría así, que esa tan solo era una batalla y la verdadera guerra vendría más adelante, pero por ahora solo se preocuparía por el presente.

- No puedo creer que estés haciéndonos esto –sollozo su madre en el hombro de su esposo.

- Lo siento mamá, es mi sueño.

- ¿Es tu sueño vivir con un vándalo? ¿engañar a tu novio? –le recriminó Sofía.

- Primero, Nicholas no es ningún vándalo, segundo: eso es lo que me toca hacer para cumplir mi sueño y tercero ¡no estoy engañando a Alejandro! ¡Deja de dramatizar por Dios!

- ¿En qué momento de convertiste en este monstruo? Mira como me hablas. Oh! Frederick, nos han cambiado a nuestra hija.

- Mamá –suspiró –cálmate ¿quieres?. Llamaré para que les hagan una reservación en un hotel cercano, van, se tranquilizan, especialmente tú mamá y hablamos mañana. ¿sí? -Frederick asintió en contra de su voluntad, pero necesitaban alejarse de aquella familia que les provocaban tanto odio.

- Para el resfriado –su mamá sacó de su bolso unas pastillas y se las entregó.

- Te amo, mamá –le dio un abrazo, al que ella correspondió un poco reacia, luego beso la mejilla de su padre –Hasta luego –se despidió. Suspiró cuando se marcharon y miro a la familia de Nicholas, quienes también la miraban.

- Soy Felicia la madre de Nicholas –se presentó la mujer, extendiéndole la mano –lamento que nos hayamos conocido en estas circunstancias –se disculpó.

- No se preocupe señora, mis padres son un poco complicados

- Sí, sin ofender pero son un poco estirados, necesitan relajarse. Deberíamos pagarle un viaje a las Bahamas, no mejor a Dubái está más lejos, de pronto los secuestran los árabes, nos harían un gran fa...

- ¡Felicia! –la regañó su esposo.

- Es una broma... pero podríamos pagarles una luna de miel, estoy casi segura que la amargura radica en el poco sexo –Luciana abrió los ojos como plato, sin duda si su familia estaba loca, la de él se llevaba el premio mayor. –ay por favor Luciana, no te trajeron las cigüeñas, tus padres folla...

- ¡Mamá! –gritaron sus hijos al unísono.

- ¿Qué? Ahora nadie tiene sexo, como les digo los más santos, vámonos a que los beatifiquen –expresó con sarcasmo, mirando como todos estaban rojos de la vergüenza. –¡oh, vamos por dios! A ustedes tampoco los trajo la cigüeña, quieren que les explique otra vez como fue el proceso para engendrarlos... -Federico solo se reía, al parecer ya estaba acostumbrado a ese tipo de comentarios provenientes de su esposa. Mientras que sus hijos empezaban a negar rápidamente con la cabeza, las historias de su madre siempre resultaban perturbadoras –Por favor Nick no te hagas el mojigato, a ti te hicimos con más pasión, por eso saliste medio fogoso. –Esta vez Luciana no pudo evitar reírse muy a pesar de la vergüenza que sentía por aquel tema incómodo –Su padre y yo teníamos años sin vernos y el rencuentro fue candente, aun no estoy muy segura si lo fecundamos en la cocina o en el comedor o en las escaleras o...

- ¡Mamá! –gritaron de nuevo.

- ¡Suficiente! Ya tienes que irte, tienes mucho que conocer esta ciudad está llena de tiendas de música, teatros, patinaje entre muchas otras cosas mejores que mi casa –Nicholas comenzó a guiarla rápidamente hacia la salida.

Atados al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora