Al estilo Nicholas

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CAPITULO 12

Los chicos salieron del auto lo más rápido que pudieron, tosiendo como si la vida se les fuese en ello y era que el carro había empezado a votar demasiado humo, afortunadamente no se prendió en llamas.

- ¡Mira lo que le has hecho a mí auto! –le gritó Nicholas encolerizado después de haber dejado de toser.

- ¿Yo? ¡Ha sido tú culpa! Por no saber leer un simple mapa tarado, por ser el peor copiloto de la historia de los copilotos –le gritó de vuelta.

- Tú eres la peor conductora de la historia de los conductores, una ballena con retraso mental conduce mejor que tú...

- Pero de que te quejas, si le has comprado el seguro completo, te darán uno nuevo de inmediato. ¡Además si no fuese así, tienes tanto dinero como para comprar el concesionario y sus sedes o todas las marcas de autos, si quieres! –le grito de nuevo, esta vez haciendo aspavientos con las manos

- Eso no... -callo en medio de la frase, cuando algo captó su atención – ¿Una gallina? ¡Una gallina! –se preguntó y se contestó así mismo. Al terminar la frase corrió hacia el animal para atraparlo. Luciana miró desconcertada cómo se alejaba el chico y luego de unos segundos de observar cómo él correteaba a la gallina, se acercó.

- ¿Pero, qué es lo que estás haciendo? ¿acaso te has vuelto loco?

- Voy a llevarme la gallina a casa –le respondió sin dejar de correr.

- No podemos tener animales en el apartamento –el chico la ignoró, era de esperarse que a él no le importasen las reglas del edificio –además ¿Para qué cuernos quieres una gallina?

- Para que me ponga un huevo todos los días –le contestó el chico entusiasmado. Luciana lo miró con el ceño fruncido.

- Sabes que para que la gallina ponga huevos tiene que cogerla un gallo, lo sabes ¿no? –Nicholas se detuvo en seco –claro que no lo sabías –dijo ella mirándolo con suficiencia.

- Entonces haré caldo de gallina –dijo después de unos minutos de silencio y retomó su tarea, la gallina corría despavorida, esquivando con agilidad al chico.

- ¿Estás demente? No dejaré que mates a la gallinita –contestó la chica corriendo hacia Nicholas y saltando en su espalda para derribarlo, pero solo logró desestabilizarlo un poco. El chico sin ningún cuidado la lanzó al suelo. Para cuando ella se pudo levantar, él ya regresaba sucio casi por completo de arena y con la gallina en mano – ¡suéltala o te mataré!

- Ja! Si no me digas ¿tú y cuantos más? ¡Elfa! –la retó. La chica lo miró con furia, pero luego su rostro se relajó y esbozo una sonrisa de superioridad, Nicholas achinó los ojos.

- Yo y todas ellas –señaló hacia atrás de Nicholas. El chico volteó confundido y ahogó un grito, una manada de gallos y gallinas se acercaban desafiante y lo miraban amenazadoramente.

Nicholas retrocedió unos pasos, para luego echar a correr, instantáneamente las aves fueron tras él. Luciana casi moría de la risa y era que el chico a pesar del batallón de gallinas, aún no soltaba la que tenía en sus manos.

- ¡Luciana! ¡Ayúdame! –le gritó desde lejos.

- ¡Suelta la gallina, cabeza dura! -le gritó de regreso, luchando con la risa.

- ¡Lo siento por comerme a sus hermanas! ¡Déjenme ir! –El chico se subió arriba del auto pero esto no le sirvió de nada, los animales casi volaron hasta allá arriba, saltó del techo y siguió corriendo, esta vez en dirección a Luciana, quién seguía riéndose, pero todo lo bueno dura poco y el que ríe de ultimo ríe mejor. Justo cuando Nicholas pasó por su lado huyendo, un grupo de aves se detuvo y empezó a atacarla a ella.

Atados al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora