Atados al amor parte II

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Capítulo 37

Mi corazón golpeaba fuerte en mi pecho, tenía miedo de no llegar a tiempo y que él ya se hubiese ido, rogaba porque no fuese así

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Mi corazón golpeaba fuerte en mi pecho, tenía miedo de no llegar a tiempo y que él ya se hubiese ido, rogaba porque no fuese así. Por otro lado, me sentía en una típica película americana en búsqueda del amor de vida al aeropuerto para impedir que el vuelo despegara. Pero como ya saben nada en mi vida podía ser así de cliché y poco dramático.

ㅡ¿Cuánto falta para que salga el vuelo de Nick? ㅡMi preocupación era notoria, no dejaba de retorcer mis dedos e incluso tronarlos, luego de haber acabado con las uñas que me quedaban esa fue mi solución para mitigar la ansiedad.

ㅡNicholas no va a viajar en avión ㅡla declaración de Layla me dejó fuera de base ㅡcreí que lo sabías ㅡla miré aún más desconcertada ㅡél está viajando en... ㅡno hizo falta que terminara de escucharla porque cuando el gran paisaje se abrió paso frente a mis ojos una única respuesta vino a mi cabeza ㅡ¡Debe ser ese! ㅡGritó una vez que habían pedido permiso y habíamos aterrizado en el helipuerto, me quedé boquiabierta al observar el gran crucero anclado al puerto ㅡ¡corre, Luciana! ㅡY así lo hice, salí de mi parálisis momentánea, me quité los tacones y comencé a correr como jamás en mi vida había corrido; Layla me seguía casi de cerca intentado sin éxito igualar mi velocidad, nos saltamos todo el protocolo, pasamos por encima de un centenar de gente y atrás de nosotras los Reinaldi se encargaron de tacklear con profesionalismo a aquellos que quisieran detenernos. Llegamos a tiempo para escuchar a un hombre gritar el destino del barco ㅡ¡este no es!

ㅡ¡¿Cómo que este no es?! ㅡMi voz como un aullido agudo doloroso llegó hasta sus oídos. La tomé de los hombros y la zarandeé un poco presa de mi propio nerviosismo.

ㅡÉl no va al caribe ㅡmi aparato respiratorio comenzó a trabajar de más y cuando estaba a punto de echarme a llorar en el suelo, un ángel de la guarda apareció de repente para darme la mejor noticia de todas, bueno no la mejor pero si una que alivió mi angustia.

ㅡHace 10 minutos salió un barco ㅡel hombre señaló el horizonte donde efectivamente una flota parecida a la que estaba anclada se alejaba. Una lágrima se me escapó, era tarde, él se había ido.

ㅡ¡Luciana! ㅡLayla tomó mi mano una vez más en el día y tiró de mí con fuerza ㅡ¡la lancha! ㅡMi desesperanzada mente salió de su aturdimiento momentáneo, captando instantáneamente los hombres que desataban una lancha para partir hacia un destino desconocido. Armamos carrera una vez más, pero pronto me di cuenta de que no alcanzaríamos a llegar si corríamos por el muelle, así que sin pensármelo dos veces salté al agua y a pesar del peso del vestido nadé con fuerza, a la mayor velocidad que mis brazos me lo permitieron; al contrario de mi futura cuñada que decidió seguir el camino a pie.

Alcancé la pequeña embarcación antes de que arrancara y aunque los hombres me ayudaron a subir se negaron a navegar hacia la dirección que yo necesitaba, por lo que no me quedó de otra que usar la violencia.

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