Capítulo 25
- ¿Por qué has estado evitándome? -sus ojos dejaron de mirarme y su rostro se endureció, sin embargo no fue capaz de decirme la verdad.
- No he estado evitándote -mintió. Me dio un vistazo y caminó para volver a encerrarse en la habitación pero se lo impedí. Ella suspiró cuando mi brazo se enredó en el suyo -solo he estado ocupada y cansada -intentó zafarse.
- Es por el beso ¿no? -su cabeza giró con rapidez y me miró con horror -claro que lo es -me respondí a mi propia pregunta aunque era más que obvia.
- ¡No fue un beso! -replicó. Su terror ahora había sido sustituido por enojo, tiró de su brazo con fuerza y no me quedó de otra más que soltarla. Lo que menos quería era que ella me odiara, sabía que no era así pero estaba en esa fase de negación de los sentimientos donde iba a culparme de todo e intentar alejarse. Luciana era bastante terca, más que yo, por lo cual le iba a tomar más tiempo aceptar lo que estaba pasando. Además, en el fondo llevaba la razón, no había sido un beso beso, nuestros labios tan solo se habían rozado por fracciones de microsegundos, a pesar de ello, fue suficiente para poner a brincar a todas mis células. Se detuvo en el momento en que sus manos tomaron el pomo de la puerta de la habitación -me voy -confesó. Fruncí el ceño confundido.
- ¿A dónde? ¿quieres que te lleve? -me ofrecí. La vi bajar su cabeza sopesando sus próximas palabras, en ese instante supe que algo iba mal.
- Me voy del apartamento. Me mudo, Nicholas -una sensación helada se arremolinó en mi interior y recorrió mi cuerpo arrasando con todos los buenos sentimientos, dejando a su paso una ola agria de furor. Luciana se giró y pareció ver el arrebato en mis ojos porque intentó explicarse -es lo mejor para ambos, estamos confundiendo las cosas cuando en realidad nada pasó ni pasará entre nosotros -una puñalada tras otra atravesaron mi corazón y tuve que contenerme para no gritarla e intentar hacerla entrar en razón. La miré en silencio por incontables minutos, sin saber muy bien que decir, ordenando mis ideas una y otra vez para no equivocarme.
- Entiendo -mentí. Ella asintió y dio media vuelta, no había dado ni un paso cuando la ira explotó y no la pude contener -pero quiero que sepas algo... -mi voz se quebró un poco en la última palabra ¿Acaso iba a llorar? Sus curiosos ojos miel se volvieron nuevamente hacia mí -estás equivocada. Sí pasó algo entre nosotros... -a pesar de los intentos por entenderla, mi parte dolida tomó el control y deseaba que ella se sintiera tan mal como yo. Tenía claro lo que aquella confesión le provocaría, por tal razón la había guardado en el fondo de mi memoria y no planeaba decirla hasta ese momento en que se escapó de mi boca antes de poder detenerla, le tomó minutos procesar mi declaración, tiempo que me dio valor para seguir disparándole sin piedad. Luciana negó varias veces con la cabeza y luego una risa carente de gracia que rayaba los límites de la histeria brotó de sus labios.
- Estás loco -una sonrisa maliciosa se abrió paso mi rostro mientras sacaba el celular de mi bolsillo y le mostraba el secreto que había en él. Ella lo tomó en su mano mientras lo miraba con incredulidad, lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos y pasó desesperadamente foto tras foto, video tras video, aun sin poder creérselo. Yo le di la espalda marchándome con mi dolor y dejándola a ella con el suyo.
ESTÁS LEYENDO
Atados al Amor
HumorNicholas Reinaldi y Luciana Montgomery llevan una vida de felicidad por separado, por vivir casi en polos opuestos nunca se han conocido, hasta que por cosas del destino, una agencia inmobiliaria les vende el mismo. Apartamento y ellos se ven obliga...