Desilusión.

3.3K 321 100
                                        


Leer la nota de abajo. Importante.

La calefacción de su coche me resguardaba del frío que hacía fuera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La calefacción de su coche me resguardaba del frío que hacía fuera. Si bien hacia sol, nada le impedía a la temperatura mantenerse en sus mínimos.

— Quizá no haya sido buena idea lo del picnic. —Admitió él mientras aparcaba frente a un pequeño campo.

— Por mí está más que perfecto.

— Elena, vas a pasar frío y...

— Tú también vas a pasar frío, y yo estoy dispuesta a ello. Me parece buena idea seguir con el plan Kyle.

Él me miró por unos segundos y asintió, no sin antes colocar su chaqueta sobre mis piernas.

Comenzaba a ser una rutina que no me importaba en lo absoluto incluir en mi vida. Bajamos del coche e inmediatamente el frío congeló hasta lo más interno de mí, pero no pensaba decírselo.

Él me había advertido desde un principio.

Sonreí internamente, era agradable que alguien se preocupara por mí, bajó una pequeña cesta del maletero.
Definitivamente, él lo había planeado todo desde un principio.

¿Qué me pasaba con este chico?

Nos sentamos en la fría hierba, agradecí internamente tener su abrigo para cubrir mis piernas, y sabía de sobra que él no lo iba a necesitar. Por lo que había podido observar, él nunca tenía frío, daba igual si estábamos a menos diez grados.

Pero algo no encajaba. Comenzaron las dudas.

Kyle, ¿no tienes frío? —pregunté y el negó con la cabeza mientras comenzaba a sacar bocadillos de la pequeña cesta. — Nunca lo tienes realmente, entonces, ¿por qué llevas la calefacción tan alta siempre?

— Suelo subirla cuando subes al coche, soy consciente de que yo no suelo tener frío pero eso no significa que tú no puedas tenerlo.

Oh, me había ganado. Pero eso no me bastaba, habían cosas que no terminaban de encajar y porque me llamo Elena Just que lo descubriría.

— ¿Comemos? —Preguntó él, yo mordí mi labio durante unos segundos mirando a la comida, quizá fuera aprovecharme de él todo esto, dejar que él pagara la comida... —Deja de hacer eso, por favor.

Le miré escéptica. No conseguía averiguar a que se refería con ello hasta que sus ojos viajaron a mis labios e inmediatamente dejé de morderlos.

— ¿Te molesta?
— No, no me molesta. Es solo que... Es difícil de explicar, Elena.

— En algún momento tendrás que hacerlo.

— Lo sé. —Susurró y bajó la cabeza.

No era común ver a Kyle tan indefenso. Observé su figura, este chico podía ser modelo de Abercrombie o Calvin Klein con facilidad. Definitivamente, era un chico guapísimo y me veía incapaz de encontrarle ni un misero defecto.
Era de admirar, que duda cabe.
Volvió a su postura natural, pillandome completamente.

— ¿Sueles analizar a todo el mundo o solo a mí? —Preguntó.

— Es algo común en mí. —Respondí. Agradecí que no hiciera más preguntas respecto al tema porque no me sentía preparada para decirle que era ridículamente perfecto.
Me tendió un bocadillo el cual acepté después de pensarlo unos segundos, tenía la mente en otra parte. Comencé a comer tranquilamente.
Pero él no lo hizo.

— ¿Por qué no comes? —Pregunté, curiosa. Este chico era un misterio.

— Soy celiaco y se me olvidó preparar mi bocadillo con el pan sin gluten.—Respondió él. Me sentía mal, por lo que aunque él hubiera preparado una gran merienda, me vi incapaz de comerme todo aquello. Me habían inculcado desde que era muy pequeña que no debía aprovecharme de nadie.

— Creo que es hora de irnos.—Comentó mirando el cielo. Comenzaba a anochecer, pero estaba tan agusto junto a él que cuando subimos a su coche sentí que una parte de mí se quedaba en la hierba.
Le devolví su chaqueta antes de bajar del coche pero él me detuvo.

— Voy a estar unos días fuera, tengo que ir a visitar a unos familiares, cuidate Elena.

— Me he cuidado mucho tiempo por mi misma.

— Por favor, prometeme que lo harás.

— Te lo prometo.

Tuve que contener unas grandisímas ganas de besar su mejilla cuando me dio su chaqueta y me dijo que se la devolviera cuando regresara a la ciudad.

Iban a ser unos días muy aburridos sin él. Entré en mi casa y lo primero que hice fue dejar ambas chaquetas sobre mi cama para después ir a ver a mi padre quien al parecer charlaba animadamente con su cuidadora.

Oh, no estaban charlando.

Cerré la puerta dando un portazo. No podía creer lo que había visto, sabía que mi padre era un hombre y que con el tiempo necesitaría cubrir algunas necesidades pero, ¿estando enfermo? ¡Le estaba pagando a esa mujer por cuidar a mi padre, no por besarle! La rabia corría por mis venas, no estaba preparada para ver algo así, nunca lo estaría. Corrí a mi habitación, no sabía que hacer, pero desde luego no pensaba quedarme en mi casa.

Cogí mi móvil e inmediatamente llamé a la única persona que estaría disponible un sábado por la noche para mí.

¿Por qué nunca me había esforzado en tener amigos?

— Hola Erick, ¿tienes algo que hacer?

— No, estoy en casa —respondió— ¿Por qué? ¿Has roto otra botella?

— Y-yo... Necesito hablar...

— Quedamos en el lago en diez minutos. —Me interrumpió y colgó. Suspiré, no pensaba volver a ese lago en mi vida, pero contra todo pronostico y olvidando lo ocurrido el día anterior, me dirigí al maldito lago.

Y alguien acechaba mis pasos.

_______

Hago acto de presencia para...

—redoble de tambores—

Informar sobre futuros maratones, preguntas y respuestas, etcétera.

Por cierto. LUNES, MIÉRCOLES Y DOMINGO A LAS 00:00 ACTUALIZO.

Si, así de tarde o de temprano, según queráis verlo 😂

Así que, si estáis viendo esto es porque he cumplido.

.

Cada cien visualizaciones haré una maratón. Es decir, 300 lecturas, múltiplico el 3 por el número de ceros.

Es decir, cuando lleguemos a trescientos, subiré los seis capítulos sin avisar. Sorpresa.

He pensado en hacer un preguntas y respuestas más adelante, cuando haya publicado el número 21, que es cuando empieza lo fuerte. YESS, spoiler.

De deberes os voy a dejar mencionar a un amigo al que creéis que le gustaría la novela.

Si queréis que os dedique un capítulo, me lo dejáis aquí.

Justo aquí.

Gracias por leer y nos leemos el lunes.

Dulce asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora