Narra Kyle.
Me escondí en un frondoso matorral cerca de donde se producía la escena. El vampiro que me daba dolores de cabeza se erguía para atacar finalmente a su víctima, una adolescente quien había visto como moría su madre, después de maniatar a los dos hombres de la casa. Era una escena repulsiva, y quizá hubiera de intervenir.
Pero eso solo complicaría más las cosas, ¿cómo le explicaría a una adolescente y a su familia que un vampiro les había atacado? Habría sido un caos. Y no me podía permitir que la gente se alertara más, ya tenía suficiente con los asesinatos.
Pensaba en Elena, en lo que haría si se tratara de ella, sería capaz de desmembrar el cuerpo de ese vampiro y disfrutarlo.
Todo por Elena. Pensé.
Pero mis pensamientos no eran suficiente para mantenerla sana y salva. Sabía que debía de haberla obligado a quedarse junto a mí después de haber sido violada pero no tenía fuerzas para hacerlo.
Estar con Elena me volvía débil, como si de un pequeño niño se tratase. Un niño que experimentaba el amor después de un siglo.
Hablaría con ella, que duda cabe. No podía dejarla ir de cualquier modo, necesitaba su perdón y estaba dispuesto a todo para conseguirlo.
Me centré en el asesinato que sucedía ante mí. Los dos hombres de la familia habían sido heridos en la cabeza, cuando se despertaran no recordarían nada.
La chica se retorcía en el suelo, sufriendo uno de los primeros síntomas de la transformación.
Sientes como tus huesos se rompen y se vuelven a unir, siendo más fuertes, volviéndose indestructibles.
Esperé pacientemente a que el sujeto abandonara el hogar. Pensaba darle caza esa misma noche.
Pronto hizo lo que esperaba, cogió a la chica en brazos y se la llevó junto a él.Me negaba a pensar que haría con ella.
Eran dos vampiros en ese momento. La joven, quien había despertado confundida y experimentaba la necesidad de sangre. Posiblemente en estos momentos estuviera débil debido a la necesidad pero ella no era mi preocupación.
Sino, él. Un chico pelirrojo que acababa de recibir la dosis exacta de sangre que necesitaba para ser mucho más fuerte que yo.
Pero no huiría.Salté sobre su cuerpo, mas él me esquivó. Ambos nos levantamos con rapidez y nos pusimos a la defensiva, preparándonos para defendernos y atacar.
Él dio el primer golpe. Golpeó con todo su cuerpo el mío, provocando que cayera varios metros más atrás, pero eso no le sirvió de nada cuando arremetí contra él, haciéndole impactar contra uno de los frondosos árboles.
Si no saltaba, le habría pillado.
Entonces salté hacia su cuerpo, pero la visión de su rostro cambió por completo mi forma de pensar.
Juraría haberle visto antes, estaba seguro de haberlo hecho.
Cuando volví en mí, tanto la chica como él habían huido.
— Maldita sea. —Gruñí. Necesitaba acabar con ese pelirrojo antes de que causara más problemas y el ejercito se metiera de por medio.
Volví a mi casa en la penumbra de la noche. Había mucha más niebla de lo usual y sabía perfectamente a que se debía.
— ¿Qué quieres, Iris?
— Bichito, no tiene porque ser esto así. Esa humana no va a impedir que me ames.
— Ya hemos hablado sobre esto, no estoy dispuesto a volver contigo, no tienes porque meter a Elena en esto.
— Es una simple humana, cielo. Recapacita, ¡no te puede aportar nada más que dolor! Necesitas estar conmigo, Kyle. Estamos destinados.
— No te lo voy a repetir dos veces, alejate de Elena. No pienso permitir que le hagas daño.
Una sonrisa cruzó su rostro y destruyó la distancia que había entre ambos.
— Algún día dejarás de amarla —susurró— y ese día acabaré con ella. Da igual el campo protector que le has puesto, conseguiré rastrearla.
— El campo durará tanto tiempo la ame, y eso jamás terminará. Haznos un favor a todo y alejate.
— ¡Amor, no digas eso! Sabes que soy tuya, y que tú eres mío. Nadie podrá impedirlo. —Chilló furiosa. Retrocedí un par de pasos, en cualquier momento podría intentar besarme.
— Vete, Iris. Vete ya.
Ella furiosa gritó unas cuantas tonterías más antes de abandonar mi casa y sentí que podía respirar otra vez.
Iris, a quien no amaba, era incapaz de olvidarse de mí. En cambio, a la preciosa chica que quería, parecía serle indiferente.
Había intentado mantenerme lejos de ella, resistir mis propios impulsos y darle la oportunidad para vivir una vida tranquila.
Pero cada paso hacia atrás que daba para alejarme de ella, lo recompensaban cinco hacia delante.
Me resultaba imposible alejarme de Elena y detener mis sentimientos. Al fin y al cabo, era todo en ella lo que me había hecho enamorarme.
Tal vez para muchos su largo, rizado y rojo pelo fuera excitante y les llamara la atención por esa misma razón. O quizá fueran sus ojos azules, como el cielo mismo, los cuales eran capaces de apaciguar los demonios que se escondían en mí. O sus leves pecas, sus carnosos y rosáceos labios, o su pequeña y fina nariz.
Pero para mí todo iba mucho más allá, era el misterio que emanaba lo que lograba mantenerme hechizado.
Cada día aprendía más que ella, arrugaba su nariz inconscientemente cuando algo no le gustaba, o elevaba su ceja izquierda cuando algo le agradaba. Su rostro era expresivo, mas ella me parecía un libro cerrado con llave.
Elena era todo lo que había buscado durante tanto tiempo.

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Dulce asesino
VampireSabía que él acabaría con mi vida, mi mera presencia lo ameritaba. Y quizá, después de todo, no mereciera más que eso; había buscado mi propia muerte al conocerle. Todos nos guiamos por nuestros deseos más internos, y sabía que su único deseo era b...