— ¡Aceptaste! —chilló Leila a la vez
que soltaba más manos del volante.
— ¡No lo sueltes! —Grité yo y puse sus dos manos sobre el volante.— Perdón, perdón. —Río— Entonces, ¿os vais una semana de acampada? ¡Qué romántico!
Esa había sido la excusa que habíamos decidido poner al resto cuando preguntaran a donde habíamos ido. Porque decir que era un plan de huida provocado por una ex novia psicópata —y vampira— estaba completamente fuera de nuestros planes.
— Pasito a pasito, suave suavecito...—Cantaba ella al ritmo de la radio. Podía apreciar en su rostro que la felicidad invadía su ser. — Tú, tú eres el imán y yo soy el metal...
— ¿Por qué estás tan feliz? —pregunté a la vez que disminuía el volumen de la canción indicando que estaba por finalizar.
— Siempre soy así. —respondió riéndose— saco de todo lo malo algo positivo y aprendo a vivir con ello.
— ¿Y qué es lo malo y lo bueno ahora?
— Lo malo es que trabajo en un bingo en el cual parece estar vetada la entrada a gente menor de los cincuenta años y lo positivo... Lo positivo eres tú.
— Leila, gracias por todo, de verdad. Estoy orgullosa de ser tu amiga.Desvió su mirada una fracción de segundo para fijarla en la mía, transmitiéndome la tranquilad y comodidad que sentía al ser mi amiga, algo que era recíproco. Si hubiera sido menos introvertida desde un principio, podríamos haber sido amigas desde hace dos años —casi tres— cuando ambas comenzamos a trabajar en el bingo.
Llegamos a su casa, que a pesar de mis expectativas, seguía siendo monstruosa en comparación a la mía. Y nada de eso cambió cuando entramos al interior y pude percibir el toque de elegancia y majestuosidad que desprendía su hogar.Las paredes eran del blanco más puro que había podido ver en mi vida, acompañándolo con un suelo de parqué en perfecto estado.
Los muebles seguían un estilo retro, moderno, y la multitud de colores que al combinarse daban el toque mágico a este lugar. Era elegante, pero a parte de eso, podías apreciar la alegría que desprendían los pequeños detalles de aquella gran casa, que no llegaba a ser una mansión pero poco le faltaba.
— Mi padre es decorador de interiores —explicó, al ver la perfecta o en la que se habían convertido mis labios— y mi madre simplemente le deja que experimente en nuestra casa, cada mes cambia los muebles y le da un aspecto completamente diferente a la casa.
— No se te ve contenta con eso.
— Prefiero una casa normal, sin tantos lujos ni comodidades, está bien tener servicio, y que nunca te falte de nada. Pero los problemas son lo que unen a las familias y la mía no conoce el significado de esa palabra.
— ¿De problemas?
— No, de la unión.
Nunca había conocido esa faceta de Leila, indefensa, pero aún con una pequeña sonrisa dibujada en sus labios. Me acerqué y puse mi mano en su hombro, apoyándola.
— ¡Tenemos que prepararnos! —Chilló ella. Aquel cambio de humor me pilló completamente por sorpresa, haciendo que pegara un pequeño salto.
— ¿Prepararnos para qué?
— ¡Vienen todos!
— ¿Y con todos te refieres a..?
— Tonta —me insultó y suspiró
dramáticamente— James el moco, Peter, Denise, Dallana y Tom.Oh, había olvidado que su todo no incluía a Kyle. Cuando mi todo se resumía en él.
Minutos más tarde, mi cuerpo extrañaba la comodidad que me proporcionaba mi sudadera granate y mis jeans cuando se vio cubierto por un ajustado vestido blanco.Era tan bonito que sentía que él llevarlo puesto era mancillarlo. Este parecía bastante formal, pero a la vez transmitía un toque de juventud indescriptible. Comenzaba en las clavículas, tapandolas por completo hasta llegar a mis muñecas. En cambio, la parte inferior no era tan recatada ya que llegaba por la mitad de mis muslos. Y que iba a decir de aquellos tacones color beige que se sentían como un arma mortal contra mis pies debidos a su altura.
— No entiendo por qué debo ponerme esto —repliqué— no es ninguna situación especial.— Si, lo es. Es una costumbre del grupo, reunirnos tres veces al mes con nuestras mejores galas —nos señaló a ambas— y celebrar que seguimos unidos.
— Leila, voy a estar completamente fuera de lugar.
— Ni se te ocurra pensar eso—protestó ella, esta vez más seria— el grupo se formó a poco, no eres la primera persona que se une y quizá tampoco la última. Eres bien recibida por parte de todos, piensa en eso.
Quizá tuviera razón.
Quizá y solo quizá, debiera de permitir al resto de personas el entrar a mi vida sin tener miedo a que me hirieran. Después de todo, no eran ellos los culpables de que mi vida hubiera sido un completo desastre durante mucho tiempo. Una hora después nos encontrábamos el grupo —aún me resultaba extraño incluirme a mi misma en él— tirados en el salón de videojuegos de Leila, que realmente pertenecía a su hermano pero éste se había ido a estudiar al extranjero igual que él mío.
Mi afición desde que había llegado había sido una consola en la cual jugaba al famoso juego GTA San Andreas en el que básicamente debía de matar y cumplir misiones.
Sentí como alguien apoyaba su barbilla en mi hombro, lo cual inevitablemente hizo que comenzara a reír y perdiera de vista al sujeto que estaba apunto de tomar un viaje de no retorno.
— Me has distraído, moco.—protesté aún sin mirarle.
— ¿Cómo sabías que era yo?
— Puede que te pases la vida resfriado, pero yo no y el olor a mugre te delata.
Él se llevó las manos a su pecho dramáticamente antes de comenzar a fingir que lloraba y yo solo pude observar, divertida, como preparaban una jarra de agua fría a escasos metros de él.
UN K. 1 KA
1.000 VISUALIZACIONES.
EN CUATRO DÍAS.
PROMETO QUE OS COMO A BESOS.
Relax. Para los que piensen 'Oh, que exagerada, solo es 1k, cuando tengas 1M hablamos' siento deciros que para mí 1k es mucho más de lo que había pensado conseguir así que NADIE me va a quitar la emoción.
Así que, elegir que queréis como recompensa.
Justo aquí.
No se vale ni 'sube toda la novela hoy' o 'Di que pasa en el final' porque juro mentir mucho.
Bs , os km.

ESTÁS LEYENDO
Dulce asesino
VampireSabía que él acabaría con mi vida, mi mera presencia lo ameritaba. Y quizá, después de todo, no mereciera más que eso; había buscado mi propia muerte al conocerle. Todos nos guiamos por nuestros deseos más internos, y sabía que su único deseo era b...