Él se alejó de mí pasado un largo rato -que por mí nunca hubiera terminado— unos cuantos metros.
Di unos pasos hacia delante, estaba confusa, no era una información fácil de asimilar. Pero segundos después, retrocedí.
Él era un asesino e iba en su genética beber mi sangre. ¿Era eso? ¿Tenía ella razón? Él quería mi sangre, no quería compartirme.
Podía entender porque desde un principio se había interesado tanto por pasar tiempo conmigo, buscaba el momento ideal para saciar su apetito.
—Hazlo. —Espeté, impaciente. Estaba ordenando mi propia muerte.— Venga, Kyle, hazlo.
Él abrió los ojos de par en par antes de retroceder unos cuantos pasos, alejándose de mí aún más si es que eso era posible.
— ¡Hazlo de una maldita vez Kyle—Grité exhausta,—Después de todo, ¡es lo único que querías!
—No, Elena. Te juro que...
— No hay nada que jurar,
Kyle. —hablé seria y enfadada. Pero a la vez, preocupada por no tener el control de las palabras que salían de mi boca,—Es lo que quieres, tarde o temprano lo harás. Acaba cuanto antes.—¡No pienso hacerlo! —Gritó, haciéndome temblar por unos segundos, hasta que comprendí que él no pretendía intimidarme,-—¡No te he salvado de Iris para nada! ¿Me oyes?
Asentí lentamente, no estaba segura de querer confiar en él. Por una parte, me sentía traicionada, él podía haberse descontrolado y acabar con mi vida sin que yo tuviera la oportunidad de frenarle.
Y por otro, la atracción que sentía por él aumentaba.
No sabía si era por la autoridad con la que había hablado, o su aparente preocupación por mantenerme con vida.
— Puedo explicártelo...
—Puedes no, debes. —Espeté yo y anticipándome a sus movimientos, me senté en el sofá, acción que él imitó, situándose en el extremo opuesto.— Supongo que empezaré por lo básico... —dijo y se rascó la nuca, nervioso. Costaba creer que fuera un maldito vampiro—No somos lo que leeis en libros, bueno si y no...
Nos alimentamos de sangre, única y exclusivamente de sangre humana, la sangre de un animal es simplemente... Repulsiva. En mi caso, no me alimento de cualquier humano por mucho que su néctar me vuelva loco, me alimento de aquellos que han asesinado a gente, abusado de personas, etcétera. Pero, al alimentarnos, debemos extraer hasta la última gota de su cuerpo, sino, cabe la posibilidad de que finalmente se convierta en uno más, en un vampiro.¿Y ahora que respondía yo? Resultaba más que obvio que no sabía nada al respecto y no podía continuar la conversación. Y la única cosa que se me ocurría, delataría el potente sentimiento que se incrementaba con el paso del tiempo.
Pero siempre podía tirarle de la lengua de un modo u otro.
—¿Cómo te convertiste en... Esto? —Pregunté señalándole, y lejos de sentirse ofendido, continúo relatando su vida.
— Me había enamorado —confesó—de una chica tan atractiva que su simple presencia me volvía loco, pero tenía un secreto tan oscuro como perturbador. Yo solo tenía quince años, es curioso decirlo cuando ocurrió hace casi un siglo... —Me quedé helada al oír eso. No podía ni imaginar que tenía esa edad,— Me parecía fascinante todo aquello y durante tres años todo fue... Perfecto, exceptuando aquellos momentos en los que suplicaba beber mi sangre. Un día, perdido por la pasión y el amor, acepté. Era doloroso... Sentía como mis huesos se rompían y volvían a su lugar repetidas veces. Lo que me pareció a mí una eternidad, había durado un par de insignificantes segundos. Desperté, un nuevo, mejorado y más atractivo yo, sentía que con ello tendría a Iris toda la eternidad junto a mí pero... Ella lo único que deseaba era beber mi sangre, y una vez que lo hubo hecho, no le serví para nada más.
—¿Has estado solo todo este tiempo?
–Al principio vivía con mi familia, pero me vi obligado a fingir mi muerte, era muy jodido soportar vivir con las únicas personas que merecían la pena para mí y querer acabar con su vida. Después, encontré a más de los míos, hicimos un pequeño grupo de amigos pero finalmente les abandoné... Y he estado solo hasta ahora.
Me vi incapaz de indagar más en el tema, me parecía exceder de su confianza, me estaba abriendo las puertas a su pasado al fin y al cabo.
— ¿Vas a huir de mí? —Preguntó.
Definitivamente, su gran e insuperable físico no incrementaba la seguridad que debería de tener en sí mismo.
—¿Huir? -respondí, repitiendo parte de su pregunta,—No podía hacerlo ni aunque quisiera.—Si quieres alejarte de mí, es comprensible Elena, yo no te haría nada.
— No me refería a eso.
Por supuesto que no, me refería a como me podía alejar ahora de él después de sentir que estábamos tan cerca. Prefería arriesgarme y morir, a vivir mi vida replanteándome en si Kyle seguiría bien, si habría encontrado el amor, etcétera.
No quería lamentarme en mi lecho de muerte por haber preferido una vida normal, sin tomar riesgos.
— ¿Quieres comer algo? —Preguntó
inocentemente.—Si ese algo no soy yo, me parece bien.
- Bueno, no sería mala idea. -Continuó mi broma.
— ¡Atrás, satanás! —Exclamé yo, sacudiendo mi mano como ni en esta hubiera un pañuelo blanco.
Él levantó las manos en señal de rendición mientras se reía y caminaba a la cocina.
¿Sabía cocinar?
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Dulce asesino
VampirSabía que él acabaría con mi vida, mi mera presencia lo ameritaba. Y quizá, después de todo, no mereciera más que eso; había buscado mi propia muerte al conocerle. Todos nos guiamos por nuestros deseos más internos, y sabía que su único deseo era b...