El tiempo corría y el partido estaba a poco de acabarse teniendo a Fubuken y Shotsuko bastante parejos. Al iniciar el nuevo cuarto Taeko pudo tranquilizarse un poco al no ver a Seiji en la cancha pero eso no duro mucho, inmediatamente sus movimientos se vieron limitados por Leon quien había cambiado de marca con Tsubasa dejando que este se hiciera cargo de Kaname. Al mismo tiempo que la capitana de Fubuken era acorralada los otros miembros habían comenzado a tener problemas para mantener el balón debido a los rápidos e inesperados robos y pases de Aoi.
- Demonios... esto se pone cada vez más difícil, y pensar que mi hermana dijo que sería sencillo, se lo reprochare cuando acabemos. - Se quejo Saito por lo bajo mientras mantenía el balón dribleando en lo que decidía a quien pasarlo, al contrario de su hermana el pelinaranja se veía relajado, casi aburrido de hecho. - Kaname está bloqueado y mi hermana también, solo Mitobe-kun está libre pero ellos quieren que se la pase... no puedo caer en algo tan obvio ¡Que fastidio!. – Se quejó.
- Si vas a estar quejándote no deberías jugar. – Dijo Aoi con calma detrás del pelinaranja, pero al intentar el robo para su sorpresa el chico la dribleo hacia la izquierda saliendo de su alcance. - ¿Cómo...?
- Créeme que me encantaría irme pero mi hermana me asesinaría si lo hago. Por cierto esos trucos no funcionan conmigo, no necesito verte puedo sentir tus intenciones, y ahora que te ubique ya sé que debo hacer... ¡Mitobe-chan! - Grito con una gran sonrisa mientras pasaba el balón sobre sus hombros hacia la chica debajo del aro. - Ya sabes que hacer.
Saito se movió lo más rápido que pudo para cerrarle el paso a la peliceleste y así Rina le pudo pasar el balón a su hermano, el pelinaranja había podido leer perfectamente la situación, sabía que esperaban que él la pasara a Rinichi para que así Aoi pudiera interceptar el balón, por eso al pasársela a Rina y cerrarle el paso a la peliceste ninguno pudo reaccionar a tiempo para detener a Rinichi quien logro un tiro de bandeja.
- Maldición, ese desgraciado lo tenía todo calculado. - Masculló Tsubasa con molestia clavando al mirada en el pelinaranja.
- No se puede evitar, aunque sea un haragán Saito es bueno en la toma de decisiones rápidas, incluso mejor que Taeko aunque no le guste admitirlo. – Explicó el rubio con una sonrisa. - Me temo que deberán esforzarse más, si estos son los únicos trucos que tienen este partido será una completa decepción. - Le aconsejo Kaname con una mirada desafiante.
- Tch... cállate, esto aun no termina, es mas recién está empezando - Respondió el rubio molesto.
Si bien Kaname era rápido le estaba costando demasiado deshacerse de la marca de Tsubasa, a diferencia de Leon, Tsubasa era mucho más rápido y la presión que ejercía era aplastante. Kaname apenas podía sacárselo de encima para avanzar pero ni bien conseguía el balón Tsubasa se lo robaba de inmediato, a este paso no podría contribuir con nada. Por su parte Taeko también la estaba teniendo difícil, cada vez que intentaba uno de sus triples largos Leon aparecía para bloquearlos inutilizando sus técnicas por completo, los únicos puntos fuertes que le quedaban a Fubuken eran la defensa de Rina y las estrategias de Saito, si Shotsuko lograba derribar esos dos pilares tendrían el partido ganado.
- ¡Waaa! Es la primera vez que nos tienen tan acorralados, debo admitir que son buenos. - Dijo Rinichi entre asombrado y nervioso mientras balanceaba el balón de un sitio a otro sin saber a quién dar el pase.
Al ver la indecisión del castaño Aoi decidió aprovechar la oportunidad y logro despistar al pelinaranja para acercarse a Rinichi. - Te dije que no debías subestimarnos, esto aun no termina. - Decidida sorprendió al castaño y le arrebato el balón. - Ya queda poco tiempo... ¡TSUBASA!
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Para Superarte
FanfictionYa han pasado varios años, pero en el mundo del basket aun hay una leyenda que sigue vigente: La Generación de los Milagros. Sus seis miembros originales y el séptimo hombre que alcanzo el mismo titulo formaron una leyenda que aun prevalece. Ahora...