Por fin había llegado el gran día, las semifinales de la Winter Cup tendrían lugar hoy dejando para mañana la gran final. Los miembros de las cuatro escuelas implicadas se jugarían por todo hoy: Shotsuko, Naraame, Ginsei y Otaru. Según la organización el primer partido sería el de Shotsuko vs Otaru dejando el enfrentamiento entre Naraame vs Ginsei para la tarde.
Los chicos habían salido temprano para reunirse en la escuela con Kyouya y Subaru para una última práctica y terminar de ajustar algunos cambios. Por su parte sus padres habían decidido reunirse en casa de Akashi para ir desde allí juntos al lugar donde se celebraría la semifinal de la Winter Cup. Aun faltaba como dos horas por lo que los mayores habían empezado a hablar un poco trayendo viejos recuerdos, Aomine y Kagami se encontraban peleando sobre quien había ganado más partidos mientras una sirvienta había entrado para dejar el café y algunos bocadillos para los presentes antes de retirarse.
– Deja de poner excusas Bakagami, no importa lo que digas sin Tetsu jamás hubieras ganado aquel partido, por ende sigo siendo mucho mejor que tú. – Le aseguro el moreno tomando uno de los panes que habían dejado en la mesa.
– ¡Ja! Si claro ¿Acaso olvidaste quien les pateo el trasero a todos y cada uno de ustedes, "Generación de los milagros"? – Le remarco el pelirrojo llenándose la boca con dos panes.
– Comen como animales. – Observo Reo debatiéndose entre sentir asco o no, si bien ambos peleaban como niños insultándose con las bocas llenas de pan no le llegaban ni a los talones a Nebuya y las mil y una que había hecho en su época en Rakuzan.
– Por favor acepta mis disculpas Reo-san, me siento muy avergonzado, tu también Seijuuro-san. – Les pidió Kuroko con una ligera reverencia avergonzado por el comportamiento de su esposo.
– Oh no te preocupes Tetsuya. Supongo que si no fueran así no sería divertido. – Convino el pelinegro con una sonrisa.
– Reocchi prometo que pagaremos si rompen algo. – Aseguro el rubio resignado, ya sabía cómo terminaban las cosas cuando su esposo actuaba así.
– ¡Oye, Kagami! ¡Compórtate de una vez! ¡¿Acaso no ves como nos estas dejando al resto?! – Le reprendió Hyuuga a los gritos dando un golpe a la mesa.
– Daiki, tu igual. Estas dando una imagen muy lamentable y más para un oficial de policía. – Comentó Imayoshi más calmado dejando escapar un suspiro. – Vaya, vaya, si así son la policía y los bomberos creo que empezare a preocuparme en serio de la seguridad de esta ciudad.
– Jajajaja al menos dales crédito, me encantaría ver a estos dos trabajando juntos. Seguro el criminal se quita las esposas y se va caminando mientras ambos discuten. – Se burlo Takao tomando un poco de té.
– ¡Kazunari! Eso no es gracioso, estamos hablando de un asunto serio como la seguridad, si estos fueran así de negligentes inmediatamente deberíamos exigir sus renuncias. – Contesto Midorima cruzándose de brazos molesto con el escandaloso par.
Su esposo frunció el ceño y desvió la mirada ignorando por completo al peliverde. – Si tienes tiempo para molestarme y contradecir todo lo que digo ¿Por qué no vas a ver que hacen Luka y Leica en la otra sala? Están solos con Alex. – Respondió secamente.
Midorima suspiro y apretó su lucky ítem, una pelota de goma, Oha Asa siempre sabía lo que necesitaba. – Unas semanas más, solo serán unas semanas más y esta vez será la última vez.
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Para Superarte
FanfictionYa han pasado varios años, pero en el mundo del basket aun hay una leyenda que sigue vigente: La Generación de los Milagros. Sus seis miembros originales y el séptimo hombre que alcanzo el mismo titulo formaron una leyenda que aun prevalece. Ahora...