Había llegado el día del partido de Shotsuko contra Arkeryo, una fecha que ambos equipos habían esperado con ansias a su manera, para los chicos de Shotsuko el sabor amargo de su último encuentro en el Interhigh aun estaba presente y con mayor intensidad a cada minuto. Por su parte Arkeryo tomaba el asunto con emoción y superioridad, como si fueran bestias a punto de abalanzarse sobre una presa de la que ya se hubieran alimentado antes y únicamente debieran repetir le proceso. El entrenador Kin sentía un especial deleite por aquello, era maravilloso triturar a un rival nuevo pero poder volver a quebrar en pedazos a uno viejo observando sus rostros llenos de la desesperación y miedo con los que ellos los habían familiarizado no tenia precio.
Adako había decidido reunirse con los chicos en el gimnasio de la escuela para poder partir juntos rumbo al partido. La cancha designada por la Winter Cup para el encuentro se encontraba muy concurrida, todo el mundo conocía la reputación de Arkeryo y sabia que cualquier partido protagonizado por ellos sería una masacre, pero a la vez también existía cierto aliento hacia Shotsuko, el nuevo equipo había comenzado apenas ese año pero había logrado quedar dentro de los seis mejores en el Interhigh y se había ganado el derecho de ser partícipe del Winter Camp, sin duda ese sería un partido emocionante. Los gimnasios destinados a los partidos de ese día estaban rebosantes de gente que corría de un sitio a otro asistiendo a los diversos partidos que estaban tomando lugar o simplemente esperando ansioso el inicio de alguno en particular. Entre toda la multitud los tres miembros de Naraame recorrían el lugar esperando por una vez haber conseguido llegar temprano a un juego para variar.
– ¡Waaa! Esto sí que es patético, no puedo creer que me deje arrastrar por dos idiotas con síndrome de colegiala buscando como locas a sus novios. – Se quejo Kaoru pasando las manos por detrás de su cabeza mientras observaba como sus dos amigos revisaban el lugar con la mirada rincón por rincón. – Oigan porristas se que quieren desearle suerte a sus chicos y eso pero los pies me están matando, vayamos adentro a sentarnos de una jodida vez. – Se volvió a quejar siendo ignorada por el par nuevamente cosa que no hizo más que aumentar su furia. – ¡¡PAR DE IDIOTAS!!
– ¡¡Cállate de una maldita vez!! – Le respondió con el mismo tono malhumorado el albino, su paciencia era escasa y con todas sus quejas la pelinegra la había agotado en tiempo record. – Nadie te invito a venir para empezar así que si estas tan cansada vete, y si solo quieres ir a sentarte adelante que yo sepa no estás atada a Mori o a mí, anda largo. – Dijo ahuyentándola con la mano como si se tratara de un perro.
– ¡¡Estúpido cabello de anciano!! Yo solo... son insoportables pero no quiero quedarme sola, sería realmente patético. – Protestó la pelinegra.
– Ya ya Kaokyu, Byakyu no se enojo contigo es que entiéndelo sus dos hermanos y su novio jugaran hoy en un partido donde pueden salir heridos de gravedad es normal que tenga los nervios destrozados, debe estar muy preocupado así que por favor ponte en su lugar. – Pidió Mori con una cálida sonrisa comprensiva.
– Eso mismo Kaoru, deberías hacerle caso a tu mamá no sacaras nada estresando mas a tu hermano. – Bromeo Tarou apareciendo por detrás de la chica y acariciándole la cabeza.
– ¡Tarou-kun! – Exclamo Mori aliviado y a la vez feliz de verlo. – Que bien por un momento creí que ya estaban en los vestuarios y no podría saludarte.
– Los demás quizá ya estén allá pero nosotros preferimos tomarnos nuestro tiempo. – Indico señalando detrás de si a Daizen y Shaina.
Byakuya volteo inmediatamente buscando el rostro de su hermano y se acerco a él. –¿Y a ti que te ocurre? Luces como si un tren de carga te hubiera pasado por arriba. – Bromeo buscando provocarlo.
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Para Superarte
FanfictionYa han pasado varios años, pero en el mundo del basket aun hay una leyenda que sigue vigente: La Generación de los Milagros. Sus seis miembros originales y el séptimo hombre que alcanzo el mismo titulo formaron una leyenda que aun prevalece. Ahora...