Habían pasado un par de días desde el inició de la liga y las eliminatorias de la Winter cup estaban por llegar a su fin. Por la tarde se llevaría a cabo el tercer partido de Naraame. Como era de suponer los partidos tanto de Naraame como de Ginsei se llevaron toda la atención teniendo ya al último dentro de la aclamada Winter Cup.
Shotsuko por su parte había logrado pasar al torneo ganando sus dos partidos restantes, y hasta que los verdaderos partidos empezaran Seiji había decidido darles un pequeño descanso sin descuidar el entrenamiento. Para no preocupar a su familia Asamu hizo pasar su lesión como un accidente durante la práctica y había estado constantemente bajo la vigilancia de su hermano y su madre.
– ¿Te sucede algo? – Inquirió repentinamente el menor a su hermano bajando la libreta con la que dibujaba en la comodidad de su sala.
– ¿Hmm? No, nada en especial ¿Por qué preguntas? – Contesto con una sonrisa el pelinegro sacando la vista de su libro.
– Curiosidad. – Dijo sin mucho interés. – Hoy juega Naraame ¿Irán a verlos?
– Si, en la tarde ¿Y qué hay de ustedes? – Pregunto siguiendo la conversación pero apenas apartando vista de su libro.
– ¿Ir hasta allá para ver al capitán en su inútil intento por ocultar su obvio enamoramiento hacia su mejor amigo? – Se preguntó así mismo con cierta ironía. – Tentador, pero si el entrenador o Miyaji se enteran de que ando moviéndome demasiado me regañaran, ni que se me fuera a caer el brazo. – Protesto haciendo un mohín.
Seiji contuvo sin mucho éxito una pequeña carcajada, había pequeños momentos como esos donde su hermano se veía realmente lindo. – Deja de quejarte, si te interesa el partido te contare todo con lujo de detalles.
– No me interesa, ya me he cansado de repetir que no me interesa el basket. Pero molestar a Mamoru-senpai es un tema totalmente distinto. Como sea si quieres hacer algo por mi ve a la tienda y consígueme otro pincel y más oleos. – Le ordeno desviando la mirada.
– De acuerdo, pero a cambio veras algunos partidos conmigo. Eso de que no te gusta el basket no te lo crees ni tú. – Agrego con una sonrisa sobradora al irse.
– Estúpido, mira todo lo que hago por ti y tú diciendo esas cosas. – Maldijo por lo bajo con un pequeño sonrojo tomando el teléfono. – Y mi orgullo se va al caño con esto pero ya que, me agrade o no le debo una al musgo. – Mascullo en voz baja al tiempo en que miraba su agenda.
Ese día Midorima y Takao trabajan en el turno de la mañana por lo que Kazuo quedaba a cargo de sus hermanos hasta que estos llegaran, justo a tiempo para ir a ver el partido de la tarde. Luka había estado corriendo por la casa y tirando todo a su paso, tras haber sido regañado por Kazuo se había puesto a llorar de tal forma que el mayor se vio obligado a disculparse e ir a comprar helado para los dos menores en compensación.
Kazuo entro con cierto pesar pero para su sorpresa sus hermanos no se encontraban haciendo ningún desastre si no que lo esperaban parados en el pasillo, Luka inflaba las mejillas en un mohín infantil y Leica lo fulminaba con la mirada con ganas de pegarle. – ¿Ocurre algo malo? – Preguntó con preocupación, sin entender lo que causaba sus expresiones. – Lamento haberme tardado tanto pero la tienda no tenía los sabores que les gusta así que tuve que caminar hasta la otra. – Se disculpó pensando que tal vez a eso se debiera.
– Ya no quiero helado, Kazuo-nii se porto mal por eso estamos molestos. – Le aclaro Luka sin mirarlo.
– ¿De qué estás hablando? – Preguntó confundido. – Mira si es por lo de recién lo lamento, no debí gritarte estuve mal, pero tampoco es para que te enojes así. – Se defendió el mayor.
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Para Superarte
FanficYa han pasado varios años, pero en el mundo del basket aun hay una leyenda que sigue vigente: La Generación de los Milagros. Sus seis miembros originales y el séptimo hombre que alcanzo el mismo titulo formaron una leyenda que aun prevalece. Ahora...