°7°

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Al salir de la compañía cayendo la tardecita, Jennie y yo tuvimos que ir al supermercado a hacer la compra de comida para la casa. Tardamos cuarenta minutos dentro del supermercado y el camino a la casa parecía hacerse cada vez más largo por lo pesadas que eran las bolsas.

Vimos la gloria cuando llegamos al edificio, dejamos las bolsas en el piso unos segundos para descansar y luego la tomamos, pero raramente esta vez la levantaba con más facilidad. . . Miré a mi derecha y pude ver a un chico cubierto con ropa de invierno, un cubrebocas y una gorra. No me quedaba dudas de quién era.

Agarró cuatro bolsas, dos de Jennie y dos mías, las más pesadas, para ayudarnos, y entramos al edificio y luego al elevador. Cuando se cerraron las puertas finalmente se quitó el cubreboca y me miró con una gran sonrisa.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté tratando de mantener el rostro serio, pero aunque no debería estar aquí me alegraba.

—Visitar —dijo como si fuera algo normal.

—Sabes que no puedes estar aquí. Si alguien te ve estaremos todos en problemas —le dijo Jennie y él la miró sin parar de sonreír.

—Nadie me verá.

—¿Y si nuestro guardián está en casa? —le dijo.

—Me escondo por las escaleras hasta que se vaya —respondió.

El elevador se detuvo en nuestro piso y cogimos las bolsas para luego ir a la casa. Al entrar me fijé que no hubiera nadie además de Lisa y Jisoo antes de permitirle a Junhoe entrar.

Dejamos las bolsas en la cocina y Jennie y yo comenzamos a sacar la comida y ponerla en su sitio mientras él nos observaba apoyado en la pared.

—¿A qué viniste? —le pregunté.

—Ya te dije, a visitar. Tenía tiempo sin verlas. Y quería pasar tiempo contigo —Lo miré sin poder evitar sonreír y él me guiñó un ojo, lo que provocó que mi corazón se acelerara.

Noté como Jennie nos miraba extrañada mientras guardaba la comida, seguro preguntándose qué había pasado entre nosotros como para que él estuviera aquí.

Querrá matarme cuando lo sepa.

—¿Qué trajeron? —La voz de Lisa se escuchó desde la otra habitación y un segundo después entró a la cocina, pero al ver que había una persona de más se detuvo y lo miró sorprendida—. Bueno, ¿hola?

—Hola, pollito —hicieron un saludo con la mano.

—Sabes que no me gusta ese nombre, gángster.

—Y a mí no me gusta que me llames así. No soy un gángster —Reí un poco por su profunda voz que sí parecía a la de un matón.

—Terminé —anunció Jennie y guardó las bolsas vacías en un cajón—. Ehm, ¿Rose? ¿Podemos hablar? —me indicó que la siguiera y eso hice.

Fuimos a su habitación, Lisa entró detrás de mí y cerró la puerta. Me senté en la cama de Jennie y esta se quedó de pie con los brazos cruzados. Lisa se sentó en la cama de Jisoo en lo que esta seguía sin prestarnos atención, tan sólo utilizando su teléfono.

—¿Qué rayos hace Junhoe aquí? —preguntó Jennie.

—¿Junhoe está aquí? —Jisoo preguntó sorprendida—. ¿Goo Junhoe? —yo asentí.

—Dijo que vino a visitar —respondí.

—¿Qué pasó? ¿De qué nos perdimos? —preguntó la mayor.

—¿Que no estabas enojada con él y odiandolo? —Jennie me dijo.

Me hicieron un par de preguntas más que consistían en lo mismo y que demostraban lo muy confundidas que estaban. No las culpaba: De un día para otro él se encontraba en nuestro apartamento y yo actuando normal con él.

Stay {Junhoe & Rosé}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora