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Personas salían y entraban del centro comercial, algunas con bolsas de tiendas, otras con las manos vacías. Unas conversando con sus acompañantes y otras con la vista en sus teléfonos.

Saqué el mío de mi pequeño bolso y miré la hora: 8:43pm. Se suponía que Junhoe estaría aquí a las 8:20, pues la película comenzaría a las 9, pero si no llegaba en siete minutos, tendríamos que ver la de las 11 de la noche, lo que no era buena idea ya que entonces saldríamos muy tarde y mañana yo tenía que madrugar para ir a la empresa.

Suspiré con pesadez y seguí mirando hacia la entrada del centro comercial desde el banco donde estaba sentada. Vestía ropa negra y un cubre bocas, puesto que estaría con Junhoe y debíamos pasar desapercibidos.

No había hablado con él después de esta mañana que me envió un mensaje para decirme la hora en la que nos veríamos. Hace poco le envié un mensaje pero no lo había contestado. Él no se atrevería a dejarme plantada, ¿verdad? Digo, ya lleva veinte minutos de retraso. . . .

Los minutos pasaron y pasaron. . . Me estaba cansando de esperar. Pero de pronto vi una figura bastante conocida, y vestida como yo entrando a toda prisa por las puertas de cristal. Me puse de pie enseguida, escondiendo una sonrisa de alivio y alegría detrás de mi cubre bocas, y alcé mi mano para que me viera entre las personas a nuestro alrededor. Me abrazó al estar frente a mí y se disculpó por la tardanza.

─Estaba tomando una siesta y se me fue la hora ─se excusó mientras comenzamos a caminar de la mano hacia el segundo piso, donde estaba el cine.

─Pudiste avisar ─le regañé─, o siquiera contestar mis mensajes.

─Estaba apurado por llegar. ¿Qué hora es? ─Saqué mi teléfono de mi bolso y le mostré la hora─. Oh mierda. Seguro ya empezó.

Nos apuramos para comprar las entradas y la comida. Cuando entramos a la sala ya estaban pasando los comerciales. Nuestros asientos estaban en el centro, donde se tenía muy buena vista de la pantalla. Cuando nos acomodamos, comencé a comer palomitas en lo que empezaba la película. Le brindé pero negó, en cambio tomó del agua que se había comprado. Me encogí de hombros.

Cuando la película comenzó me enfoqué en ella al cien por ciento. Me encantaban las películas animadas; eran muy lindas y divertidas, creo que más divertidas que películas con personas reales. Así que la disfruté mucho, riendo y sintiendo ternura por los muñequitos. Sin embargo, cuando miraba al chico a mi lado, este veía hacia la pantalla con el ceño fruncido al principio, y luego se quedó dormido en mi hombro.

Digamos que. . , me molesté. Se suponía que él también quería ver la película y por eso estábamos aquí. Era una cita y tenía que estar presente, tanto física como mentalmente, estar atento a mí, compartiendo conmigo. . . . ¡No que se durmiera!

Dos horas después salimos del centro comercial y caminamos sin rumbo alguno. No habíamos dicho nada desde que salimos de la sala. Él parecía cansado.

─¿Te gustó la película? ─le pregunté y pateé una piedra que estaba en mi camino.

─Estuvo bien.

─Te dormiste en la mejor parte. Pensé que querías verla.

─Quería. . .

Suspiré. ─ La próxima vez eliges tú.

─Me gustó. Y lo siento si no pude prestar mucha atención. Me duele mucho la cabeza y tengo náuseas ─Lo miré entre sorprendida y preocupada.

─Si te sentías mal debiste habérmelo dicho y no hubiéramos salido.

─Quería salir contigo. Recuerda, aunque me sienta mal, siempre preferiré estar contigo que en mi cama ─Me despeinó un poco el cabello y yo sonreí enternecida─. ¿Vamos a comer algo? ─Asentí y lo abracé por la cintura, él rodeando mis hombros con su brazo izquierdo.

Stay {Junhoe & Rosé}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora