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Nos encontrábamos frente a un toro mecánico y algunas personas a nuestro alrededor. Miré a Junhoe y él veía al chico que estaba montando el toro y moviéndose de un lado a otro, intentando mantenerse agarrado a la máquina y no caer.

En estos momentos me sentía aterrada, y definitivamente odiaba a mi acompañante.

─Siguiente ─dijo el encargado del juego cuando el chico terminó.

Junhoe me miró divertido mientras yo lo veía asustada.

─Procura sostenerte bien y no caer ─me dijo lo que ya sabía, pero eso no me calmaba.

Sólo a mí se me ocurría apostar con él que podía comerme un helado más rápido que él. Perdí y ahora me encontraba ante el desafío: Montar el toro mecánico.

─¿Subirás o no, niña? ─Me dijo el chico, impaciente y malhumorado.

─Cuidado a cómo le hablas, enano ─le dijo Junhoe acercándose a él de una forma amenazante y causando que el chico se atemorizara, y es que Junhoe le llevaba unos centímetros bastantes notables a él de altura, más su voz ronca y molesta daba miedo. Lo tomé del abrazo para que no se acercara más a él y me miró─. ¿Quieres que vaya primero?

─Yo perdí la apuesta. . . .

─Quiero intentarlo igual─respondió sin importancia.

Antes de subirse le dio una mirada asesina al tipo y se subió al toro. Lo observé un tanto preocupada ya que ese juego era peligroso, bueno, no tanto, porque si alguien se caía en el suelo habían colchonetas y no se harían daño, pero de todas formas me preocupaba.

El toro comenzó a moverse y Junhoe se mantuvo en él sin problema. El ritmo subió más y más y comenzó a moverse frenéticamente. Se le había comenzado a poner difícil mantenerse sostenido a él. . . .

─¡Tú puedes! ─Lo animé y un par de personas a mi lado hicieron lo mismo.

Logró mantenerse estable por un minuto más, pero no logró terminar la ronda ya que cayó al suelo. Se levantó rápidamente moviendo su mano y llegó hacia mí.

─Caí sobre ella─me dijo sobre su mano, que le dolía, y se la revisé─. Si le das un beso puede que se sane ─Lo fulminé con la mirada y noté que sonreía detrás de su máscara.

─¿Necesitas ir al médico?

─No. Pero ya no te subirás a eso. Vamos ─Me tomó de la mano y me llevó lejos de ahí.

No me opuse. Desde un principio no quise subirme al toro así que estaba contenta. Caminamos en silencio por unos minutos, yo pensando qué más podíamos hacer. Llevábamos dos horas en la feria y ya habíamos subido a todo y jugado casi todos los puestos de juegos.

De pronto alcé la mirada y pude ver la gran rueda de la fortuna con sus hermosas luces encendidas. Daba vueltas lentamente y luego se detenía, pues al parecer personas estaban subiendo a ella.

─No subiremos ─Junhoe me dijo y yo lo miré confundida. También observaba hacia donde yo lo hacía─. Sé lo que estás pensando y me niego. Allá arriba me puede dar un paro cardíaco.

─No te iba a decir de subir ─le respondí y seguí caminando.

Me sentí decepcionada. Quería que subieramos, pero sabía que él le temía mucho a las alturas y con la lentitud que iba, y lo alto que era, el pobre terminaría votando lo que se había comido, ya sea por arriba o por abajo.

De repente sentí que me tomaban del brazo y me giraban. Volví a enfrentar a Junhoe, pero él miraba hacia la atracción.

─¿Quieres subir? ─Preguntó al mirarme. Yo no respondí porque le mentiría si negaba, pero lo pondría en una mala situación si lo afirmaba─. Subamos ─suspiró. Yo rápidamente negué.

Stay {Junhoe & Rosé}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora