Capitulo 11 1/2

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Mi cuñado medía 1.85 metros de estatura; era moreno, gordo, bofo, de esos que se desparraman se vistan como se vistan; tenía poco cabello, bueno, tenía las entradas grandes, como la entrada de un tráiler... ¡cargado!; desnalgado, nariz fea y cicatrices de acné. Donde fuera, era el centro de atención. Según él porque vestía bien: usaba un relojazo de marca, sus zapatos combinaban con el cinturón, todas las camisas que vestía tenían sus iniciales bordadas; cargaba la mariconera, la cartera, el clip, la pluma Mont Blanc. El color de sus lentes de sol combinaba con el color de su ropa. Sus chamarras eran de un material hecho con nanosferas, o algo así, una tecnología de punta, de tal manera que, a pesar de ser muy delgadas, no permiten el paso del aire. No tenía la personalidad ni el porte para usar esas monerías, pero él se sentía más guapo que cualquier Agente 007. Todas las pinches viejas se morían por que se las cogiera. Obviamente tenía mucho éxito con las mujeres, por ser tan galán. Las viejas que se le iban"vivas" era porque él no quería con ellas. Procuraba estar limpio y lucir impecable; tenía una enorme colección de lociones de marca.Cargaba con una pequeña toalla blanca para secar el sudor de su nuca, pues le daban bochornos por el exceso de kilos. No soportaba tener vellos en las fosas nasales, ni en las orejas, así que se los arrancaba con los dedos... ¡en público! Le valía madres si estaba en un buen restaurante o en un avión de primera clase. Yo decía que para qué servía tanto adorno, si el árbol estaba tan ancho y pelón. 

Supimos que este dulce de almíbar anduvo metido en un lío de venta de huesos. Su caso salió en las noticias, fue más famoso y más importante que mi brillante carrera de actriz. El angelito y otros colegas conseguían huesos y cartílagos de personas muertas, para lo cual contactaron agencias mortuorias que les avisaban de los cuerpos que iban a ser incinerados. Iba algún médico del grupo, cortaba lo que necesitaban y se lo llevaba sin avisar a los parientes, obvio. Cuando no eran incinerados los cuerpos, entraban a un cuarto, sacaban la plancha de metal con el cuerpo, lo abrían con el bisturí de la parte que necesitaran y colocaban PVC en su lugar. Sí, ¡el tubo que se usa para las cañerías! Cerraban el cuerpo, los de la agencia mortuoria lo vestían, y ni quien se diera cuenta de lo que había pasado. Para hacer el envío, arreglaban los papeles con una causa de muerte, como un ataque al corazón, y le ponían la edad conveniente. Uno de los problemas por los que esto empezó a salir a la luz fue que traspasaron la funeraria a otros dueños. Además, lo realmente malo fue que no les importó si las personas morían de cáncer, sida, tuberculosis, hepatitis o alguna otra enfermedad contagiosa, nada. Lo importante era tener "las partes"que requerían. 

El negocio era muy bueno; llegaron a exportar a varias partes de Europa y Estados Unidos. Era tan sencillo como ir a buscar autopartes a la colonia Doctores. 

—¿Qué necesita, patroncita? 

—Un faro para Chevrolet modelo 2007, Astra. 

—Se lo traemos en diez minutos. 

—¿Cuánto? 

—Mil más la carrera, ¿no? 

—¡No mames! Mejor lo compro en la agencia... 

—De veras, señito; es que esos carros no son muy comunes... Bueno, se lo dejo en un quiñón, para que vea que soy ley... 

—¿Un quiñón?, ¿qué es eso? 

—¿Pues cómo qué? Un quiñón es un quinientón. 

Así mi cuñado. ¿Qué necesitas? ¿Una rótula? ¿Una tibia? ¿Un fémur?...

¿Cuántas personas se contagiaron con los huesos infectados? Hasta la fecha nadie lo sabe; creo que ni siquiera mi cuñado ni sus colegas. Ellos veían dinero, así que hacían lo que necesitaban hacer para conseguirlo y punto. 

Aquí en México no hubo tanto alboroto; en los periódicos el caso apenas mereció una breve nota donde aparecían mi cuñado y sus amigos esposados. Pero la nota ni siquiera llamaba la atención. 

El tráfico de órganos es un tema que no nos afecta, y de huesos, menos. Si algo tenemos es mexicanos, y muchos. Si lo que se llevan ya no nos sirve... pues hay mucho más de qué preocuparse. Somos líderes en asesinatos, desaparecidos, tráfico de infantes, narcotráfico y panteones privados —aquí les llaman fosas clandestinas—. Imagínense, no hay registros de los cadáveres de las fosas clandestinas que son descubiertas; nunca se sabe quiénes fueron envida. No hay listas de desaparecidos... Bueno, sí las hay, pero no están completas ni actualizadas. Una sola persona desapareció a ¡trescientas cincuenta! ¡Ni siquiera él sabía quiénes eran! Recibía instrucciones:" Te mando uno o dos 'paquetes'", y él se encargaba de desaparecerlos en ácido. ¿Qué tanto afectó que se llevaran unos cuantos huesos fuera de México? 

Los que sí estuvieron preocupados fueron los vecinos del país de al lado, porque las investigaciones determinaron qué personas habían recibido"material", en qué hospitales fueron atendidas, cuáles fueron los protocolos que siguieron para verificar la sanidad de los huesos y los cartílagos que utilizaron. Quiénes y cuántos pacientes quedaron bien y cuántos resultaron con enfermedades que no tenían antes del transplante.

Todo empezó cuando a una dolescente le colocaron un fémur y cartílago de un cadáver con sida. obviamente, ese paciente no era mexicano. Pues no hemos tenido ninguna noticia parecida, tal vez porque aquí no contamos con tratamientos de esa naturaleza. Sin embargo, la noticia ocupó los titulares en Estados Unidos y en algunas partes de Europa; por eso dije que mi cuñado fue más famoso que yo, porque de mí nada saben en el extranjero, pero de mi cuñadito sí. No sé de dónde venían las líneas de investigación. No pudieron encontrar la cantidad exacta de personas a las que les fueron extraídos huesos y cartílagos; mucho menos existían documentos de las personas a las que les fueron implantados. 

Hicieron allanamientos en las oficinas y en la casa de mi cuñado. Los datos contenidos en una computadora no coincidían con los de otra que tenía en su casa; todo estaba patas arriba. 

La Interpol lo estuvo cazando más de un año. Hizo un viaje a Europa y desde allá lo siguieron a Miami; lo agarraron aquí en México. Estuvo bajo arraigo algunos meses, en una casa de alta seguridad; luego lo metieron a la cárcel y de ahí lo mandaron a Estados Unidos, extraditado. Según él andaba escondido, pero usaba sus tarjetas de crédito. Estuvo tan ocupado, que no se dio cuenta de que la tecnología está muy avanzada, o tenía en el fondo de su ser a un megaló mano que no le permitía ver sus errores. 

Yo había estado siguiendo la noticia por los periódicos pero, como no decían mucho, quise ver a Mariana para que me contara. Ella seguramente tenía una versión más fidedigna. 

Lo bueno de todo esto fue que mi hermana se había separado de mi"cuñis" con antelación, así que sólo le tocó comparecer ante la justicia de Estados Unidos para hacer algunas declaraciones; nada que ver con el asunto de los huesos. Incluso permitió que se llevaran la computadora que había sido de mi"cuñis", para que la revisaran y obtuvieran evidencias. Mariana, muy preparada en cuanto a documentos se refiere, hasta les llevó copia de la orden de la pensión alimenticia, para que vieran la fecha en la que se separaron y cuándo la había solicitado, así como el dinero que recibían de esa pensión las niñas. De ese modo la deslindaron de cualquier asunto en el que mi cuñado estuviera metido. 

Continuara...

Yo zorra, tú niña bienWhere stories live. Discover now