Capitulo 9 1/2

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Dos años después del incidente de la dentadura en el escusado, cuando otro productor estaba en mi vida hice un viaje con mis viejas amigas: Sonia (la buenota), Roberto (que es como una de nosotras) y Alicia. Fuimos a Miami. Para variar, Roberto y Sonia semetieron su churro de mota antes de salir a comer. Fuimos a Smith & Polensky, para comer un delicioso corte de carne. La vista al mar era increíble. Obviamente tenía que probar los postres, ¡no tienen madre ! Gorgeous! Alicia y yo tomamos dos tequilas dobles, luego le seguimos con unas bebidas servidas en copa martinera; era algo verde, muy dulce, que el pinche Roberto insistió en pedir para nosotras. El cambio no estuvo rico, pero sí nos permitió estar muy en ondita. Empezamos desde la hora de la comida, salimos del restaurante y nos fuimos caminando a los lugares que están cerca de la playa. La temperatura ya había disminuido a menos de 32 grados centígrados; nos sentamos y ordenamos una margarita para seguirla. Veíamos toda clase de personas y vehículos, todos muy singulares; pasaban los autos último modelo de colores extravagantes; limusinas de todas las marcas con sus bocinas a todo lo que daban, manejadas por hombres negros; motocicletas increíbles con güeras en bikini; gente joven con bikini o en shorts y patines. Había personas muy bonitas y hombres muy guapos.

Fue Roberto quien dijo:

—Renata, hay que comprarle algo a tu novio...

—¿Para qué?—Sí, hay que llevarle un detalle; ha sido increíble, y no sólo contigo sino también con nosotras —dijo Roberto.

—Es que es muy difícil regalarle algo a quien tiene todo... —dijo Alicia.

—Sí, pero de alguna manera tenemos que expresarle nuestro agradecimiento —dijo Sonia.

—Yo insisto: ¿para qué? —dije.

—No tienes madre, Renata. Nos prestó... digo: te prestó su avión para que viniéramos a Miami, te hicieron un descuentazo en este hotel... —dijo Roberto.

—Es lo menos que puede hacer...—dije, en tono aburrido.

—Este Hotel Ritz Carlton está poca madre, nunca había estado aquí —dijo Sonia.

—Neta, Renata. Estás tan acostumbrada a que te consientan, que a veces te pasas... —dijoRoberto.

—¡Oye! Yo también me porto muy bien con él —dije.

—Bueno, ya. A ver qué le compramos mañana. Te guste o no, Renata, nosotros, Alicia, Roberto y yo, vamos a llevarle un detallito. Se lo merece. Ésta es la primera vez que me subo a un avión privado. He viajado en primera, pero nada se compara con un privado —dijo Sonia.

—Cómo me encantaría que te quedaras con tu productor... ¿Cómo se llama? ¿Óscar?, ¿Oswaldo?,¿O...? —dijo Alicia.

—Octavio Azhur, pendeja. Octavio Azhur —dije.

—Está felizmente casado y tiene dos hijos —dijo Roberto.

—¡No! —dijo Alicia, llevándose una mano a la boca.

—Sí, claro que es casado. ¿Qué esperabas?, ¿que fuera soltero? —dije.

—Bueno, no sé por qué pensé que estaba soltero, divorciado o viudo, qué sé yo... —dijo Alicia.

—Pues no, mi chula. Está casado, y por mí, mejor, que lo atiendan ensu casa. Nosotros sólo nos vemos para querernos —dije.

—¿No sientes feo que duerma con otra?

—¡Para nada! Que le ronque a su vieja en la nuca todas las noches. A mí sólo de vez en cuando. ¡Ja, ja,ja! Nunca he intentado quitarle nada a nadie. Mucho menos un padre a sus hijos, o un jefe a una familia. Ambos nos divertimos un rato, y eso es todo —dije.

Yo zorra, tú niña bienWhere stories live. Discover now