Capítulo 53 - Posesión Indirecta

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Obregón cortó la comunicación con Ashley y sonrió de dicha pues se había sentido junto a ella realmente, se había sentido en casa, se había sentido humano una vez más. El aura de su ojo derecho ya no estaba más sin embargo, la alegría de su rostro y su despampanante sonrisa hacían brillar sus ojos. Se encontraba en medio de la sala y Ernest entró a esta nuevamente, el muchacho sabía que era hora de aprender algo nuevo. –Muy bien muchacho, seguramente acabas de hablar con tu vínculo- Dijo Ernest viendo a Obregón con una sonrisa haciéndole parecer más tranquilo luego de su violenta reacción de hace tiempo –Te tengo una propuesta- Añadió –Ayúdame con todo lo que necesito y te mostraré lo que hay cruzando la puerta de mi gimnasio. Quien sabe ¡Tal vez al ver cuán grandeza decidirás estar de mi lado!-Al ángel se le veía entusiasmado, parecía traer algo entre manos –Aquí es donde las cosas se comienzan a poner más serias- Añadió viendo al muchacho con una mirada de seriedad profunda y penetrante –Las habilidades que aprenderás ahora son las más importantes y las usaremos para la siguiente fase de mis planes-. El muchacho vio con algo de desconfianza a Ernest -¿Cuál es la siguiente fase?- Le preguntó –Los últimos grupos de pródigos que buscamos son los más grandes y están en lugares donde nadie quisiera poner un solo pie- Respondió Ernest -¿A qué lugares te refieres?- Preguntó el muchacho, Ernest se dio media vuelta y comenzó a caminar hasta pararse en medio de la sala unos metros frente a Obregón –Eso lo sabrás cuando llegue su momento- Respondió –Te enseñaré a poseer a una o más personas sin entrar a su cuerpo...- Añadió ganándose la atención y sorpresa de su protegido –Te enseñaré a conciliar una Posesión Indirecta-

-¿Una posesión indirecta?- Preguntó el muchacho desconcertado
-Significa que puedes poseer y controlar almas y cuerpos humanos sin necesidad de entrar en ellos- Respondió Ernest
-¿Cómo se eso posible?- Preguntó el muchacho sin poder entender las palabras del supuesto ángel
-Solamente los demonios con bestia pueden hacer esto pues aquí es la bestia quien tiene la capacidad de introducirse en más de un alma para hacerlos sus esclavos, solamente debes tener cuidado a que la bestia no te posea a ti también pues recuerda que ella no es tu sirviente.- Obregón comenzaba a sentir un poco de temor pero esto no iba a detenerle –Primero deberás ser fuerte de voluntad y de alma para demostrarle a la bestia que estás por encima de ella. Además la bestia puede causar múltiples posesiones gracias a que su esencia puede dividirse lo que significa que las posesiones no serán tan violentas como cuando toma tu cuerpo siendo un solo ente.- Ernest vio al muchacho con seriedad –Necesito que te concentres en mí y trates de entrar en mis pensamientos- -¿Cómo es eso posible?- Replicó Obregón escéptico –¡Tu solo calla y haz lo que digo!- Exclamó Ernest con firmeza, el muchacho dejó de replicar e hizo lo que el alado ser le decía: Se colocó en posición erguida y observó los ojos de Ernest fijamente. La verdad no sabía lo que estaba siendo pero trataba de concentrarse en tomar control sobre el alma de Ernest. Sin embargo, Obregón comenzó a sentir una extraña y fuerte presencia en su interior al comenzar a ver a Ernest a los ojos y tratar de entrar en sus pensamientos y repentinamente escuchó la voz de la bestia quien dijo "Ay de aquellos cuya mente sea débil y su corazón sea corrupto pues la bestia se alimenta del odio y hace nacer la venganza en el alma de los hombres" Obregón quedó impactado y frio al escuchar estas palabras y escuchar susurros dentro de su cabeza. El muchacho tomó su cabeza un tanto desesperado acechándose levemente al suelo -¡Tú puedes! ¡Solo domínala!- Exclamó Ernest, los ojos del muchacho se prendían en aura con tanta intensidad que apenas estos podían verse entre el espeso resplandor púrpura. –Contrólala...- Retumbaba la voz de Ernest en los pensamientos del muchacho. Obregón cerró sus ojos y al abrirlos se encontraba en el vacío de su mente, todo era oscuro y ni la sala ni Ernest se encontraban, solamente era él, o al menos eso creía. Dentro del oscuro vacío, los mismos susurros de hace un momento se volvieron a escuchar, luego de ver su cuerpo por completo y analizar en dónde se encontraba, el muchacho al escuchar dichos susurros comenzó a ponerse un tanto nervioso. Algo comenzó a asechar dentro de las sombras, una tétrica, alta y delgada silueta con extremidades sobresaliendo de su espalda. El muchacho comenzó a sentir temor al ver que dos luces púrpura se divisaban entre las sombras sabiendo que estas luces eran los ojos de la bestia. -¡No te tengo miedo!- Exclamó el muchacho luego de tomar valor y el suficiente aliento para subir el tono de su voz, la bestia solamente rió -Tu y yo sabemos que el miedo te carcome- Respondió entre susurros aun asechando alrededor de Obregón -¡Sin mí no existes!- Exclamó el muchacho nuevamente, la bestia enfurecida corrió hacia él parándose frente a él con una mirada de furia entre sus penetrantes y diabólicos ojos púrpura -¡Yo existo mientras el odio existe!- Exclamó la bestia enfurecida acercando su rostro hacia el muchacho intimidándolo. Obregón tragó saliva y vio a los ojos de la bestia con coraje -¡Desde ahora en adelante, tu existencia dependerá de la mía!- Exclamó el muchacho retando a la bestia la cual rió de una manera más estruendosa y continuó desplazándose rápidamente alrededor -¡Deja de caminar y mírame a los ojos!- Exclamó el muchacho reclamando su autoridad, la bestia se detuvo y solamente se escuchaban sus leves gruñidos dentro de la oscuridad hasta que se paró tras el muchacho quien no podía voltear por un profundo miedo que lo llenó de pronto, sintiendo como si el tamaño de la bestia aumentase cada vez más -¿Estás seguro de eso, pequeño mortal?- Dijo la bestia riendo, su voz y gruñidos hacían eco de la cabeza del muchacho como susurros –Tu sólo eres un recipiente- añadió, Obregón sostenía su cabeza y cerraba sus ojos con fuerza pues la bestia lo atormentaba –Tú me perteneces- Dijo nuevamente la bestia –Tu vida acabará al madurar, entonces yo tomaré tu cuerpo y terminaré lo que empecé- El muchacho se agachaba hasta que llegó al suelo en posición fetal sosteniendo su cabeza con fuerza, la bestia estaba venciendo. Sin embargo, después de un momento, mientras la bestia reía victoriosa Obregón se puso de pie –Sin mí no existes, sin mí no tendrás un cuerpo, tú vives en mi- La bestia dejó de gruñir al ver la determinación y coraje de Obregón -¡Te ordeno que me obedezcas!- Exclamó el muchacho a gran voz, la bestia dejó de rondar y para la sorpresa del muchacho apareció frente a él sin reclamar nada y se postró a su merced. Obregón no podía creer lo que veía, la bestia se había sometido a su mandato -...Muy bien...- Dijo el muchacho titubeando y sin poder creer la situación. Se acercó lentamente a la bestia quien mostraba sumisión dejando verse desde las sombras. Obregón, se acercó un poco más a la bestia y estando frente a esta le extendió su mano como señal de tregua. Al extender el muchacho su mano, la bestia sonrió con malicia manteniendo su rostro bajo y estando Obregón descuidado lo ató con sus cuatro extremidades apretando su cuerpo. –¡Me engañaste!- Exclamó el muchacho mientras sentía como el aire se escapaba de sus pulmones al ser apretado fuertemente por las dagas de la bestia.

Mientras tanto, en el gimnasio, Obregón estaba en el suelo luchando por respirar, Ernest solo le observaba -¡Tú puedes dominarla!- Exclamaba esperando que el muchacho venciera la lucha. La bestia seguía apretando la cavidad torácica del muchacho con fuerza levantándolo en el aire con sus cuatro extremidades y riendo de manera sádica -¡Repítelo nuevamente!- Exclamaba la bestia burlándose del sufrimiento de Obregón –Di que sin ti yo no existo ¡Dilo!- Obregón trataba de respirar mientras apretada sus dientes por el dolor y tomando el poco aliento que tenía dejó salir su débil voz –Tal vez sea un simple recipiente...- Añadió casi sin aliento -...Pero sin un recipiente no podrás existir... porque soy el alma pura que necesitas...- La bestia al escuchar esto se enfureció como todo mal perdedor y abrió sus fauces en gran tamaño soltando un rugido ensordecedor acercando sus mandíbulas y colmillos a la cabeza del muchacho para consumir su alma. En el gimnasio, el cuerpo de Obregón perdía respuesta, su piel se tornaba pálida y sus ojos en blanco, comenzaba a dar movimientos erráticos en el suelo -¡Lucha!- Exclamó Ernest desesperado. La bestia mantenía sus fauces abiertas gruñendo de una manera desesperante y los ojos del muchacho se tornaban tan negros como la oscuridad de su mente. Obregón cerró sus ojos y perdió el sentido por un momento, al volver en sí notó que se encontraba en el suelo, la bestia gruñía adolorida y desesperada agitando sus extremidades violentamente en el aire las cuales estaban cortadas por la mitad. -¿Qué ha ocurrido?- Se preguntaba Obregón, una silueta se acercaba de entre la oscuridad siendo quien había sometido a la bestia demostrando, al llegar con el muchacho, que era El Demonio. Obregón vio que este este personaje era parecido a él con solo algunos rasgos diferentes pero que cada vez tenían mayor parecido –Un gusto conocerte pequeña alma pura- Dijo el demonio sonriéndole al muchacho –¿Eres el demonio?- Preguntó el muchacho sorprendido, el demonio sostenía en sus manos las espadas de Zelabah –Desde ahora- Respondió el demonio –Seremos uno solo- Luego de decir esto su cuerpo se convirtió en esencia y se concilió con Obregón siendo ahora uno solo en cuerpo y alma. La bestia plañía y rugía enfurecida, Obregón sentía como su alma se hacía una con el demonio –Ya sabes que hacer- Dijo el demonio en su interior y en sus manos le otorgó las espadas de Zelabah. Obregón logró ver que en el pecho de la bestia había una luz purpura que sobresalía –Domina a la bestia- Susurró la voz del demonio, los ojos de Obregón se prendieron en aura y sus pupilas se rasgaron y su apariencia se mezcló con la del demonio, entonces el muchacho corrió hacia la bestia lleno de furia y determinación para dar un salto para alcanzar el pecho de la bestia y atravesar con sus espadas la brillante luz. Al atravesar a la bestia esta comenzó a gruñir de dolor y la luz la consumió cayendo rendida a los pies de Obregón. La bestia solamente gruñía levemente –Chasquea- Dijo el demonio, Obregón chasqueó y la bestia apareció detrás de Obregón y sus extremidades habían crecido de nuevo –Ahora tienes el control- Añadió nuevamente el demonio y Obregón aún no podía creerlo. Obregón volvió en si recuperando la respiración y abriendo los ojos notando que se encontraba frente a Ernest quien, para su sorpresa, se encontraba de pie con la mirada perdida y sus ojos prendidos en aura púrpura, Obregón había poseído el alma de Ernest.

Ernest estuvo un momento breve bajo la merced de Obregón quien estaba impactado y sin saber qué hacer, repentinamente Ernest con fuerza de voluntad hizo que el aura de sus ojos desapareciera violentamente y prenderlos en su propia aura azul –Has controlado a tu bestia- Dijo orgulloso del muchacho quien respiraba algo agitado aun –Espera un momento...- Dijo Ernest sorprendido acercándose al muchacho y se detuvo a observar sus ojos y apariencia –Has cambiado...- Añadió impactado y comenzó a reír con emoción -¡Sorprendente! ¡Has controlado a tu bestia y ahora también te has conciliado con tu demonio!- Exclamó envuelto en emoción, la forma del muchacho volvió a su estado normal: Sus pupilas ahora eran las de un humano normal, sus colmillos ya no eran afilados y su piel no estaba pálida –Interesante- Dijo Ernest prestando atención a esta conducta –Al parecer, ahora puedes también controlar tu forma física- Ernest se acercó al muchacho y le dio dos palmadas en su hombro –Estoy orgulloso- El muchacho le vio extrañado y Ernest le brindó una cálida sonrisa y él se la devolvió. Ernest se dio media vuelta y caminó al centro de la sala –Mañana te daré tu última lección e iremos por los últimos pródigos- Dijo volteándose al muchacho, extendió sus alas y desapareció de la sala.

-Ese tipo no me infunde confianza- Dijo una voz desde la espalda del muchacho después de que Ernest se fuera de la sala -¡¿Quién ha dicho eso?!- Exclamó el muchacho dándose la vuelta para notar que la bestia estaba de pie a sus espaldas -¡¿Qué está pasando!?- Exclamó nuevamente totalmente asustado y sorprendido –Solamente tú puedes verme ¿Interesante no?- Respondió la bestia sonriendo con ironía, Obregón no podía articular palabra alguna –Humana mente hablando, has pasado de tener trastorno de personalidad múltiple a tener esquizofrenia ¡Es un avance!- Añadió la bestia y comenzó a reír, Obregón no sabía si preocuparse o sentirse más fuerte.


Corazón de Ángel (ETAPA FINAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora