Capítulo 56 - La Danza de Luzbel (Parte 2)

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El felino demoniaco llegó al último laboratorio, sus negras patas estaban manchadas de sangre, el color rojo carmesí resaltaba de entre la oscuridad de su pelaje. Su larga sonrisa demostraba absoluto placer y sadismo detrás de su penetrante mirada de ojos púrpura en la cual expresaba muy poca cordura. El peculiar felino se sentó en la ventana del laboratorio dejando ver su silueta tras las persianas observando el horror que se desataba en dicha habitación: dos personajes los cuales aparentemente eran médicos sometían a dos jóvenes a frías camillas de metal atándoles de manos y pies impidiéndoles movimiento alguno, así como un bozal en sus bocas acallando sus gritos de temor y agonía. El felino, tranquilamente, meneó suavemente sus dos colas de lado a lado y lamió sus sucias patas, la silueta fue vista por los médicos llamando su atención y después de un segundo la silueta desapareció de entre las persianas, lo último que los victimarios lograron ver fue el rojo de la sangre que fluía de sus cuellos y un tétrico y espeluznante felino de larga sonrisa observándoles de pie frente a ellos con cuatro dagas desenvolviéndose de entre su cuerpo. Las dagas manchadas de sangre, la misma sangre que salía de entre la yugular de cada uno, su mirada se tornó borrosa hasta que ambos médicos perdieron la vida siendo su última visión el suelo, el charco de sangre y el misterioso animal.

Aparentemente estos eran los únicos médicos en la sala y siendo los dos jóvenes sus únicos internos. El felino volvió a su forma humana siendo ahora Obregón y así mismo, Obregón notó que aquellos jóvenes quienes se encontraban inconscientes tenían las características exactas de los pródigos. Estos dos jóvenes, varón y hembra, eran los últimos pródigos. Obregón libró a los jóvenes de sus mordazas esperando a que estos recuperasen la razón. Mendax y Ernest entraron a la habitación siendo visibles ante cualquier ojo vidente y no vidente. Ernest chasqueó sus delgados dedos haciendo despertar a ambos pródigos quienes tenían sus penetrantes ojos azules envueltos en brillo, se pusieron de pie en frente de Mendax y Ernest –Benditos sean nuestros salvadores- Decían ambos en coro haciendo reverencia a ambos seres de luz corrompida. Mendax tomó la mano de Ernest y Ernest la de Obregón, Obregón las de uno de los pródigos y los pródigos se tomaron de la mano junto a los demás formando un círculo y en el centro del cual una luz nacía y crecía rodeando a todos los presentes y llevándoles hasta un lugar que el muchacho no conocía.

Obregón había cerrado sus ojos tras presenciar aquella penetrante luz y al abrirlos logró notar que se encontraban en lo que parecía ser el interior de aquella cabaña donde sus protectores le prohibían entrar. Y he aquí, estaban los pródigos liberados quienes en número eran doce en su totalidad. Obregón veía a cada pródigo, a quienes conocía y a quienes no, sus miradas vacías envueltas en inocencia e ignorancia con su inusual apariencia hacia que verlos fuese casi celestial.
Y siendo así, cada pródigo fue ordenado siendo el grupo de los doce colocado en círculo con ambos seres de luz corrompida y el demonio en el medio. Mendax mojó la yema de su dedo índice con saliva y caminando alrededor de los doce tocó la frente de cada uno –Doce tribus...- decía mientras caminaba y colocaba la yema de su dedo en la frente de los pródigos -...Doce tronos...-; –...Doce discípulos...-; -...Doce piedras preciosas...-; -...Doce frutos en el árbol de la vida...-; Terminando de recorrer el circulo se detuvo en los últimos dos -...Y doce piedras en el altar de Moisés...- Añadió tocando la frente de la primera –...Y doce legiones de ángeles demoniacas- Añadió por último colocando su dedo en la frente del segundo. Luego de esto, el punto en la frente de cada pródigo se prendió en luz blanca al igual que sus ojos los cuales desbordaban luz ahogando sus pupilas –Y ahora...- Dijo Mendax para luego alzar la voz -...¡Yo os libero a vosotros, tribu de la pródiga luz otorgando vuestro propósito así como vuestro poder en su máximo esplendor!- Exclamó Mendax a gran voz mientras los doce abrían sus bocas cantando a una sola nota en coro mientras la luz de sus bocas y frentes era creciente rodeando toda la habitación hasta ser completamente cegadora. Obregón cubría sus ojos de aquella penetrante luz notando que ni Mendax ni Ernest se doblegaban al resplandor estando solamente ambos frente a los doce, y estando Mendax con sus brazos extendidos riendo en regocijo mientras su forma física comenzaba a cambiar: La iris de sus ojos cambiaba a rojo carmesí, su amable sonrisa era ahora de maldad y su mirada despertó los recuerdos del demonio -¡Luzbel! El mentiroso- Exclamó el muchacho mientras el príncipe de las tinieblas le sonreía con ironía –Gracias por ayudarme... Obregón- Dijo Lucifer burlándose del muchacho mientras aquella luz era absorbida por su pecho. Entre la luz y el fuerte viento, Obregón se acercó a Ernest tomándole por los hombros -¡Me has mentido!- Exclamó replicando -¡¿Todo este tiempo has sido un peón de Lucifer?!- Ernest volteó a ver a Obregón con indiferencia, su ojo izquierdo se prendió en aura al igual que el ojo derecho de Lucifer y la luz también fue dirigida a su pecho -¡Detengan esto!- Exclamó el muchacho a gran voz y se lanzó a Lucifer derribándole e interrumpiendo el proceso. Lucifer cayó al suelo y Obregón junto a él. Ernest había quedado de pie con la mirada perdida tras sentir el poder de aquella luz emanada por los pródigos. –Esto...- Añadió Lucifer luego de comenzar a levantarse del suelo, envuelto en furia y con la respiración agitada -...Ya no te pertenece- Obregón se colocó de pie de igual manera frente al caído quien con solo tocarle con un dedo en su pecho lo lanzó fuera del circulo haciéndole caer en el suelo casi rompiendo sus huesos. Lucifer se acercó al muchacho adolorido en el suelo y chasqueando sus dedos le hizo colocarse de rodillas. La mirada del muchacho estaba vacía sin conciencia solamente mirando a los ojos de Mendax quien con chasquear nuevamente le hizo arquearse ligeramente hacia atrás para que sus ojos perdieran vida siendo solo en blanco y por su boca comenzara a salir un halo de oscuridad profunda el cual fue consumido por la boca del caído.

Obregón cayó al suelo respirando débilmente y colocándose sobre su vientre con dolor y poca fuerza, Lucifer le sonrió saboreando sus labios usando su larga lengua –Tu bestia ahora me pertenece- Obregón le vio impactado más la debilidad de su cuerpo carnal no le permitía ni siquiera alzar su voz. Lucifer y Ernest terminaron el ritual absorbiendo la luz pródiga para luego desaparecer Ernest y los doce. Lucifer vio a Obregón viéndose este débil y el caído rodeado de una luz blanca mostrándose lleno de poderío y fuerza –Ahora...- Añadió luzbel sonriendo con maldad al muchacho –Iré a acabar con tu vínculo- Los ojos del muchacho se abrieron en gran manera llenos de impacto, el muchacho trató de alcanzar la pierna del caído arrastrándose por el suelo mientras este desaparecía del lugar. Las fuerzas de Obregón le alcanzaron simplemente para conectar el vínculo por un momento y advertirle a Ashley que saliera del lugar sin poder explicarle que Luzbel se acercaba, luego de esto Obregón cayó al suelo perdiendo sus sentidos.

-¿Quién es este que duerme y deja tras sus pasos aquellos desamparados que le necesitan?- Susurró una voz haciendo despertar a Obregón dentro de un cuarto oscuro, el vacío de su mente. -¿Quién anda ahí?- Preguntó el muchacho a aquella misteriosa voz
-¿Quién es este que se doblega ante la elegancia de luzbel?-
-Pero, dime ¿Quién anda ahí=-
-¿Quién es este que cae en las garras del mentiroso y sus seguidores?
-¡He dicho! ¿Quién anda ahí?-
-¿Quién es este redimido al que la oscuridad y la luz le acompañan?-
Obregón despertó sintiendo un poder corriendo por su cuerpo, no podía notarlo pero, un halo de oscuridad con una tonalidad púrpura le rodeaba y su forma física era la misma del demonio. Se colocó de pie y extendió sus alas negras para luego prender vuelo fuera de la cabaña. 

Corazón de Ángel (ETAPA FINAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora