Capítulo 4 - Bienvenido al infierno

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Cuando hay una tormenta con rayos y truenos, el cielo anuncia la caída de un ángel.

Obregón fue lanzado al averno después de que uno de los ángeles de la ley leyera un enorme libro el cual decretaba el destierro de Obregón del cielo, todo esta escena fue vista por Ernest, quien no intervino y lo único que hizo fue observar la escena escondido entre las sombras del templo, el recuerdo de Miguel terminó repentinamente en el momento que el ángel fue lanzado al infierno visto en la tierra con la forma de un rayo.

Luego del recuerdo, Miguel levanto el cuerpo sin vida de Gabriel. El cielo lamentó la muerte del mensajero, uno de los tres arcángeles más fuertes y nobles del cielo de los cuales, solo quedaba Miguel. Mientras tanto, el demonio estaba en su celda, una celda fabricada de un fuerte metal que no era conocido por los mortales, con cadenas hechas del mismo material, atados a sus manos y pies y a una pesa en el suelo, todo hecho del mismo material. Estando Obregón, viendo al suelo cabizbajo y lleno de ira pues sabia, que había sido derrotado, se le acercó Ernest, el ángel guardián, quien no lo había visto desde el día de su rebelión.

-Así que regresaste a tu cielo- Dijo el Guardián con un tono sarcástico y riendo levemente.

-Cierra tu maldita boca- Respondió el demonio sin verle a la cara.

-Deberías ser más amable conmigo, recuerda que fuimos amigos cuando estabas en el reino además, no creo que aquí termine todo, te conozco y seguramente traes algo entre manos- Obregón no respondía a nada de lo que Ernest le decía. –Y dime, como es el infierno- añadió.

El demonio volteó a ver al guardián y respondió –Es hermoso cuando te acostumbras-

-Cuéntame, ¿qué fue lo que hiciste para conseguir ese alto puesto de ser uno de los siete grandes demonios?

Y entonces Obregón relató su historia: Al llegar al infierno, el cuerpo del ángel fue azotado al caer, sus alas se tornaron de color negro y perdieron el color blanco y puro que poseían en todos los ángeles, la armadura que las protegía fue rota al caer, dejando sus alas descubiertas y con ese hermoso color negro que ahora las cubría. 

Al levantarse se dio cuenta que estaba en un oscuro túnel. Siguió adelante y mientras avanzaba, un olor a azufre se podía percibir. Llegando al final del túnel se lograba ver un enorme templo hecho de baldosas y de bronce, en medio de un lago de lava, se lograba observar ángeles caídos y demonios que entraban y salían, Obregón se detuvo al escuchar una voz grabe con un acento elegante que dijo –Obregón, que alegría verte- al voltear vio a una figura entre las sombras que se acercaba aplaudiendo con las palmas que, al llegar a la luz, se logró observar que pertenecía a un demonio el cual, vestía un traje de gala, color rojo, con una corbata y zapatos del mismo color, rojo carmesí como el de sus ojos, con una mirada que penetraba demostrando sátira y desinterés y una sonrisa de ironía en la cual, podían observarse unos blancos colmillos, este demonio poseía cuatro hermosas alas blancas como el color de su cabello; Este ángel caído era Lucifer.

Corazón de Ángel (ETAPA FINAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora