Capítulo 19 - Sexto sentido

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Antes del 16 de febrero

Obregón salió del hospital luego de aquel amargo día. En su interior sabía que cada paso que daba se alejaba más de su vida, de las personas que amaba, pero hacia esto para protegerlos de él mismo. Ashley, casi muere por su causa; Su madre, fue arrestada por ocultar tanto tiempo las acciones de las cuales él había sido responsable; Su padre, se había marchado y Richard, casi pierde a su única esperanza, su única razón para seguir luchando en la vida. La noche era fría, Obregón seguía procesando aquellas visiones "soy un demonio, "¿Eso es lo que soy en verdad?" Se repetía mientras caminaba sin rumbo, con la mirada vacía, con sus ojos aún con ese resplandor púrpura que le rodeaban y eran la única luz que tenía para guiarse en la noche. Ya habían pasado horas desde que había salido del hospital, eran alrededor de las seis de la tarde. Él no sabía a donde ir, era en lo que menos pensaba, tan solo quería alejarse ya que esta era la única manera, según él, para proteger a Ashley.

Finalmente se dirigió a la Estación del metro para dirigirse a algún lugar en los suburbios de Austin o a vivir como un simple vagabundo. Repentinamente una sombra pasó tan rápido con un rayo de luz al lado suyo, moviendo su largo cabello por la velocidad en la que se escabullía entre las sombras de la calle para entrar luego en un oscuro callejón. Esta silueta llamó la atención del muchacho y acercándose a esta, repentinamente apareció detrás de él llamando su atención y asustándole de igual manera. El extraño ser solo se rió -¿Quién eres?- Preguntó el muchacho con sospecha -Creo recordar esa risa- El extraño personaje, luego de reír nuevamente le dirigió la palabra a Obregón -La vida da vueltas querido amigo ¡Que gusto encontrarnos nuevamente!- El muchacho sin saber lo que decía realmente respondió -¡Por supuesto! ¡Eres tú! Pero ¿Cómo?- La figura respondió -Es interesante que parte de ti me recuerde. Ese ángel, Matías, despertó tus recuerdos y de alguna manera, tus habilidades; sin embargo, aún siguen ocultas y despertaran solamente cuando las necesites sin que te des cuenta, como un sexto sentido.

-¿Cómo sabes de Matías?

-Por favor, El Creador no es el único que puede saberlo todo, yo también lo sé. Recuerda que soy el mejor de los ángeles.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó Obregón viendo a la figura con odio y desprecio.

-Solo quería saludar a mi amigo el pródigo.

-¿Pródigo?

-Exactamente querido muchacho, un prodigo. Los pródigos son ángeles caídos que decidieron estar en contra del cielo y del infierno, cuyos nombres han sido escuchados tan solo en leyendas. ¿Enserio te volverás un pródigo?

-Los pródigos algún día regresarán, pero yo moriré como un mortal.

-¡Patético!- Respondió la figura mientras se reía burlona. -Mi aliado también es un pródigo y él es cien veces más valiente que tú.

-¡¿Para qué?!- Preguntó el muchacho con coraje.

-Se acerca algo grande Obregón, una guerra que tú mismo desataste, una gran victoria que estas rechazando y de la cual yo tomaré la oportunidad para vengarme de ti.

Luego de decir estas palabras, la extraña figura salió de entre las sombras demostrando sus brillantes ojos rojos del mismo color de su cabello, el cual ya no era blanco si no de un color rojo carmesí, la sonrisa irónica, el elegante traje y esas majestuosas cuatro alas. El chico tuvo más que claro el recuerdo de ese personaje, abriendo sus ojos de impresión tratando de sostenerse en sus piernas las cuales temblaban, tragando saliva dijo el nombre de aquel elegante personaje: -¿Lucifer?- Sin responder, el personaje corrió a donde estaba el muchacho y desapareció repentinamente al tocar su pecho con el suyo. Obregón calló de rodillas al suelo desconcertado e impactado, con temor, tocando su pecho -¡Ha desaparecido!- Dijo estando en shock. Antes de procesar tal suceso, escuchó una distintiva voz que lo llamaba en idioma castellano. Se encontró con Matías pero esta vez se veía diferente: Con su cabello menos blanco al igual que su barba la cual tan solo tenían unas franjas de canas. Llevaba un bastón dorado con el cual se sostenía dando un toque irónico a su apariencia tan jovial -¿Matías?- Dijo el chico mientras lo veía sin saber la razón por la que estaba con él, y sin saber si realmente este hombre era Matías hasta que él mismo lo aclaró -Exactamente querido amigo, o mejor dicho, enemigo...- -Eres el ángel Matías ¿No es así?- Dijo el muchacho y el hombre de nuevo respondió:

-¡Venga que ha funcionado mi truquillo! Tu boca se mueve pero el que habla no eres tú, es tu corazón. Ahora recuerdas quien eres en verdad, solo necesitas aclararlo por completo.

-¡No puedo quitar el brillo de mis ojos!

-Es por qué estas expuesto, estas expuesto a tus recuerdos y a los ángeles de tu pasado... literalmente.

-¿Por qué estás aquí?

-¡Oh! No solo yo estoy aquí; Somos tres los ángeles los que venimos a reparar tus desastres. Y mi parte ya está hecha, pronto estará del todo completa.

-¿Cuál era tu parte?

-Alejarte de mis pequeñitos, soy un ángel guardián y no quiero que dañes a ningunas de esas personas. Por eso me he llevado a Erick y Danny al Reino de los cielos de todas formas, nadie los recuerda, o eso es lo que aparentan gracias al dinero de tu padre.

-¿De qué más eres responsable?

-Traté de acabar contigo, causando el accidente del metro y haciendo que fuera una pieza más de los sucesos que se desatarían después. Cause el accidente para que llegaras a la hora exacta, la hora en la que me encontrarías para poderte hacer despertar y para que Ashley pudiera ver el monstruo que eres ahora.

Las manos de Obregón se empuñaron y sus dientes se rozaban de ira. Mientras sus ojos se llenaban de lágrimas con ira se dirigió al ángel -¡Causaste las muertes de muchos para proteger la vida de algunos! Las personas del metro, gente inocente... Nataly... Ashley casi muere ¡Yo no soy el demonio aquí!

-Soy un ángel guardián, tres son las personas a las que cuido y esa era la manera de salvarlas. A veces debes hacer sacrificios para las grandes recompensas.

-¿Cuál es la recompensa aquí?

-Salvar al mundo entero de lo que causaste. ¡No tienes idea de lo que vendrá y arrepentirte de tus actos no arreglará nada! Además, las personas que murieron ya estaban predestinadas, toda la vida gira con perfección como esta moneda- Dijo mientras tomó una moneda dorada y la hizo girar perfectamente en la palma de su mano, haciendo esto, Obregón logró observar como las vidas de las personas a su alrededor cambiaban; una palabra, una mirada una llamada inesperada, hacían cambiar la vida de las personas. El muchacho vio que el ángel sonreía mientras lo miraba y guardando la moneda en su mano respondió -¡No solo soy un ángel guardián, soy el ángel del destino! La vida de las personas gira como una moneda en la palma de sus propias manos, sus acciones y decisiones la hacen girar haciéndola caer al final en una de sus dos caras "La vida" o "La muerte- Diciendo esto mostraba las dos caras de la moneda la vida era representada por el Sol y la muerte por la Luna. El ángel Matías rió y extendió sus alas, mostrando su verdadera forma, cabello blanco, una figura y un rostro aun adulto pero sin arruga alguna. Sus alas eran doradas y su rostro era el mismo que tenía en vida, con la excepción de su barba. Mirando a Obregón le dijo -Buen trabajo al traer a la vida a Ashley. Aún queda algo de amor en ti, eres un ángel caído pero sigues teniendo un corazón puro.

El ángel guardián saltó para impulsarse y emprender vuelo para desvanecerse en el cielo al tocar la Luna.

El muchacho, por alguna razón, se sentía en medio del cielo y el infierno sin embargo, no dejaba de pensar en lo que ambos ángeles, uno guardián y el otro caído, le dijeron "Se acerca algo grande" y "No tienes idea de lo que vendrá" el muchacho no tenía idea alguna del significado de estas palabras, pero estaba seguro que él lo había causado. Mirando al cielo tuvo una premonición: Logró ver siete rayos de luz de diferentes colores en el cielo dirigiéndose a la Luna y al tocarla, la convirtieron repentinamente de color púrpura. Logró ver a Lucifer al lado de un personaje al cual no logró ver con claridad, se vio en medio de dos grandes ejércitos de guerra y escuchó un escalofriante susurro diciendo con eco la palabra "traidor" luego de esta visión, finalmente, sus ojos volvieron a la normalidad, el brillo desapareció y el muchacho cayó inconsciente al suelo y detrás de él, alguien que lo observaba, se dirigió y lo levantó para llevarlo a un auto clásico de color negro.

Corazón de Ángel (ETAPA FINAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora