Corazón de Ángel (ETAPA FINAL)

Capítulo 82 - Doncella

-¿Cuántos años tengo ahora?
- ¡Tienes 12 años!
-¿Cuánto tiempo ha pasado?- La muchacha se acerca lentamente a aquel espejo el cual ahora se encuentra roto y se encuentra nuevamente con aquella versión mayor de sí misma que ahora, empieza a asemejarse más a ella.
-Ya ha pasado mucho tiempo- Respondió su reflejo –Tenía tiempo sin verte, querida. ¡Te extrañé mucho!-
-¡Detente! No es posible, llevaba años sin tener este sueño. ¿Por qué sucede ahora? ¿Por qué dos días seguidos? ¿Por qué ahora es diferente y estoy consiente?-
-Haces muchas preguntas cariño... Debes saber que Él está cerca-
-¿Quién está cerca?-
-Oh querida... Dulce, dulce Ashley; Pobrecilla, aturdida por tantos medicamentos que tuvo que consumir en su niñez tanto que ha perdido la mitad de su memoria con respecto a esta. ¡Tu sabes de quién hablo!-

El espejo empieza a agrietarse más hasta que finalmente se rompe con un sonido estruendoso y en frente del rostro de Ashley. El susto y la sorpresa, hacen que despierte. Deducimos pues, que la chica tiene doce años mientras escribe este diario.

EL DIARIO DE ASHLEY JANE, TERCER FRAGMENTO

(LA AUTORA CONTINUA TENIENDO SUEÑOS Y ESCRIBE SOBRE ESTOS COMO RELATOS VAGOS Y CONTINUA HACIENDO MEMORIA DE SU TRAUMATICA INFANCIA)

Nuevamente ese sueño, van dos días esta semana que se repite. Sin embargo esta vez fue distinto, por primera vez en tanto tiempo el sueño ha cambiado y algo me dice que es el último de estos....

SI, había tomado medicamentos en mi niñez. Mi psiquiatra decía que tenía indicios de esquizofrenia, evidente depresión y aislamiento social. Quizá debí contarle a alguien sobre mis sueños y visiones. No... aun me hace temblar el pensar que jamás me hubieran creído y lograría solamente que mi tratamiento fuese más tedioso y rigoroso.

¿Quién es "ÉL"? Otra pregunta sin responder... Como la de ¿Qué es una meetar? ¿Por qué tengo estos sueños? ¿Qué era aquella figura en el ataúd de mi madre? Son preguntas de las cuales me gustaría tener respuesta pero que desgraciadamente nunca supe.

(Aparentemente, la autora comienza a tener recuerdos fuertes pues su caligrafía se entorpece como si su mano temblara. Del texto, se logra rescatar este fragmento:)

Él... Su nombre... Es... Othargon...

Lo recuerdo, tenía 9 años. Mi salud mental y física estaba decayendo pues los recuerdos de aquella visión y esos sueños me atormentaban cada noche. Era un 30 marzo. No logro recordar la fecha en este momento pero, puedo recordar todo lo demás:
No podía dormir, solamente estaba viendo el techo mientras lloraba y abrazaba mi almohada con fuerza. Solamente había silencio, nada más que mi respiración. El momento fue interrumpido cuando algo golpeteó la ventana repentinamente, de manera suave, como si algo tratara de llamar mi atención. No le di importancia la primera vez pues supuse que se trataba solamente de una rama.

Cerré los ojos para tratar de dormir, pero volvió a golpear ¡Ésta vez mas fuerte! y entonces comencé a asustarme. Me levanté haciendo el más mínimo ruido posible y me acerqué de puntitas, lentamente para asomarme con sigilo hasta el cristal. No había nada a simple vista pero estoy segura que podía escuchar algo, así que tomé valor y abrí la ventana de par en par para averiguar quién merodeaba por ahí.

Solamente había un gato negro de ojos peculiares sobre una rama observándome... -¿Acaso está sonriendo?- Susurré –En efecto...- Me respondió. Caí al suelo de espalda pues el susto fue tremendo, ¡Aquel peculiar felino había respondido mi pregunta! – ¿Qué sucede pequeñita?...- añadió el maldito gato aproximándose por la rama del árbol hasta llegar a mi ventana y bajar a mi habitación para acercarse a mí hasta posarse sobre mi vientre delicadamente teniéndome helada, petrificada por el miedo. Comenzó a abrirse paso hasta llegar a la altura de mi rostro -¿Te ha comido la lengua algún ratón? O quizá... ¿Algún felino ruin?- Preguntó nuevamente, quería gritar más no podía y no sabía la razón. El gato comenzó a reír luego de haber hablado y lavarse las patas y el rostro. Yo solamente lo veía aterrorizada pero él, se veía muy confiado.

De pronto, aquel animal se desvaneció en humo púrpura el cual comenzó a esparcirse por la habitación y se condensó en medio de la misma para convertirse en lo que aparentemente era un humano. -¡Hola mi niña!- Me saludó, con la misma sonrisa colmilluda y descarada de cuando era un felino. Su cabello seguía siendo negro pero su piel era pálida; Sus ojos seguían siendo púrpuras y con pupilas rasgadas; Era alto, bien parecido y tenía una porte digna de la realeza misma. -¡¿Quién eres tú?!- Finalmente logré articular palabras y gritar. –Calma...- Respondió con ternura y me ayudó a levantarme para después consolarme en sus brazos mientras daba suaves palmadas en el cabello y susurraba. –Sé que me viste hace tiempo. Más no es por mí por quien te atormentas, es por también visto al ángel de la muerte ante tus ojos- No entendía la mitad de sus palabras, pero si lo importante. -¿Cómo puedo superar estas pesadillas?- Le pregunté –Ya no las tendrás- Me respondió mostrando seguridad en su tono –Pues vendré a visitarte cada noche para proteger tus sueños y calmar tu alma- Decidí corresponder al abrazo y mis manos y piernas dejaron de temblar. Sentí aquel calor que creí muerto el día que me separé de mamá. Todo estaba bien, todo se sentía al fin en paz. Cerré los ojos estando entre sus brazos y desperté en mi alcoba al día siguiente.

Creí que todo aquello había sido solamente una tonta fantasía, un sueño extraño o alguna otra de mis alucinaciones. Sin embargo, al levantarme de mi cama, Encontré una pluma negra en el suelo la cual se veía tan limpia y pura que brillaba con el reflejo del sol mañanero que descansaba a través de mi ventana abierta.

(Final de este fragmento del diario de Ashley Jane. Quedan dos fragmentos más)