Capitulo 1

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CAPITULO 1
Bum! 
El golpe con el dorso de la mano me tira al suelo. Levanto la vista hacia ella, determinando en unos segundos si debo permanecer abajo o ponerme de pie. Peleo con mis pies, encogiéndome ligeramente en anticipación al siguiente ataque, garantizado a venir si la interpreto equivocadamente.
No lo hago. Ella se aleja de mí con un disgusto familiar.
-Limpia el desastre que hiciste, ___(tn)- refunfuña, pateando el plato con los restos de su almuerzo que se había caído al suelo desde su lado de la mesa cuando caí.
-Está bien, mama.
Ella se da la vuelta, con amenaza en su pose.
-¿Me estas respondiendo?
-No mama, lo siento- Odio el tono adulador de mi voz, pero soy impotente en contra de eso, como lo soy en el cambio de la marea de mi vida.
Recojo los restos de comida con mis manos, acumulándola de nuevo en el plato y lo hago a un lado. Limpio un par de botellas de prescripción, que se habían caído en el lio, con la parte delantera de mi camisa. Pongo las botellas caídas sobre la mesa en su lugar preciso, dentro del grupo de pequeñas botellas marrones. Ella sabe exactamente lo que está en cada una de ellas por su ubicación.
Espontáneamente, la foto que he estado ocultando debajo de mi colchón se desliza en mi mente. En ella, mi madre se encuentra en el patio con mi padre y yo, riendo y amando, luciendo joven y bella, y embarazada.
Yo tenía nueve años de edad en ese momento, a punto de comenzar el cuarto grado, lo que era emocionante, porque significaba que estaba por deslizarme a ser lo que yo pensaba era lo más genial de lo genial, un alumno de sexto grado, la clase mayor de la escuela.
El día en que la foto fue tomada, mi padre había traído a casa una sorpresa de cumpleaños adelantada para mí. Mi cumpleaños no es hasta Febrero, pero papa no podía esperar. Quería que la tuviera antes, así podría disfrutar de ella antes de que la nieve cayera.
Mientras llevo el plato sucio de mi madre hacia la cocina, miro por la ventana hacia la sorpresa de cumpleaños de hace tiempo. Es un columpio, uno de los de acero resistente, en forma de A, de los que no se encuentran normalmente en los patios traseros, sino más bien en un parque público. Fue hecho para durar un largo tiempo, incluso ahora parece casi el mismo, solo el brillo embotado delata su edad. Los corpulentos hombres que lo entregaron aseguraron de colocar los postes de cemento profundamente en la tierra para que no se volcara. Me dijeron que tenía que esperar tres días para columpiarme en él, para darle al cemento la oportunidad de endurecerse.
Tres días es una eternidad para una niña de nueve años de edad.
En tres días, aprendí, que una eternidad de cambios puede ocurrir.
Rápida y tan silenciosamente cómo es posible lavo el plato, el lavavajillas hace mucho tiempo dejo de funcionar y la idea de pagar a un técnico o comprar uno nuevo, era tan extraña como un viaje a Disney Word. Tan pronto como termino, me deslizo en silencio por la puerta trasera.
Soy muy consciente de cuan patético es que tu única vía de escape, tu mejor amigo, sea un objeto inanimado, y el juguete de un juego de niños, para alguien que tiene diecisiete años y se prepara para empezar su último año de la escuela preparatoria. Pero es todo lo que tengo, así que camino más deprisa, ignorando la lluvia leve que comienza a disminuir mientras planto mis pies en la bien gastada tierra, y me trepo tan rápido como puedo con un ligero salto. El viento sopla a mi lado tanto por la velocidad, como por la tormenta levantándose. Enfría en carne al rojo vivo un lugar de mi mandíbula, que me dejara una magulladura para iniciar el año escolar mañana.
No es que importe. Un pre-molido saco de boxeo no hace una diferencia para la mayoría de mis torturadores.
Mientras vuelo más alto, siento la tensión liberarse, el mundo desapareciendo. Estoy aliviada por la corriente que viene mientras me esfuerzo a elevarme más y más. Mi mente se vacía mientras me entrego a la sensación. La única interrupción llega cuando escucho a mi padre tropezar en la casa, temprano esta noche y empieza a gritar. Incluso eso puedo apartarlo lejos con un poco esfuerzo, he tenido años de práctica.
Por suerte no hay un sonido revelador de un puño contra piel cuando los gritos se detienen. Mi mente registra esto en alivio porque también significa que hay una buena oportunidad de que no tenga que estar en el lado receptor de su rabia esta noche.
Algún tiempo después, me doy cuenta de que las luces han sido apagadas en la casa. No se le ocurre a cualquiera de los dos preguntarse dónde estoy, o siquiera comprobar mi habitación y ver si estoy ahí. No tengo problema con eso, su falta de interés y atención dejo de ser dolorosa hace tiempo y se convirtió en algo positivo si eso significa ser invisible.
Continúo balanceándome en el aire fresco de la noche, con el cabello húmedo por la ligera lluvia. Espero a que la paz se establezca completamente antes de dejar de balancearme más lento y después detenerme.
Una respiración profunda, recopilo valor, entonces me deslizo dentro de la casa tan silenciosamente cómo es posible, para no llamar la atención sobre mi existencia.
Abro el armario de mi dormitorio, y doy un exasperado respiro por la falta de opciones ante mí. Mañana voy a ser un estudiante de último año, parece que para eso debería calificar tal vez solo un traje nuevo, algo que no sea de una tienda de segunda, que no esté gastado y enfermamente ajustado. Me permito una fiesta de lastimas de dos minutos, entonces saco los objetos menos gastados para ponerme mañana.
Ultimo año.
Ugh!

Amor a pesar de los problemas(adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora