— ¿Qué pasó? —exige con enojo. Estoy empezando a entender que su ira no se dirige hacia mí, sino más bien hacia quien sea que me hizo daño, por lo tanto no estoy tan alarmada por esto.
—No importa —le digo con alegría. Puedo ver su ira vacilando, en guerra con otra cosa.
— ¿Estás contenta de que alguien te lastime? —Está incrédulo. Sacudo la cabeza. —Entonces, ¿qué pasa con la gran sonrisa?
—Estoy contenta porque puedo decir que sí.
— ¿Sí? —Luce perdido.
—Sí, tengo que decir que sí, a ti. Para el sábado. Si tú aún quieres que vaya.Una sonrisa lucha por acabar con el ceño fruncido de su cara, sus ojos continúan mostrando su confusión. — ¿Tenías que recibir una paliza para decir que sí?― Me encojo de hombros, con mi sonrisa que nunca vacila. —Qué lío —murmura.
El Sr. Hurley se levanta para comenzar con la clase, mientras que Harry se inclina hacia mí.
—Entonces, ¿qué aspecto tiene el otro tipo? —bromea, y doy un suspiro de alivio porque va a dejarlo ir.
El sábado, Harry me recoge en nuestro lugar a las seis. Me asegure de haber hecho todas mis tareas muy bien y rápidamente. Seguía tratando de encontrar la manera de escabullirme cuando mis padres comenzaron a pelear, dándome la oportunidad para escapar. Había ido por las escaleras como si me dirigiera a mi habitación, como sabía que esperaban que hiciera, luego me puse la chaqueta de Harry (la cual seguía insistiendo que conservara por otro día cada vez que trataba de regresársela) y trepé por la ventana.Corro todo el camino hasta nuestro lugar de encuentro, manteniéndome en las sombras en caso de que me vean en el atardecer.
Llego justo cuando él está poniendo el freno. No espero a que salga y abra mi puerta, sólo la abro y salto dentro.
— ¡Oye! —se queja.
— ¡Vámonos! —le ordeno, deslizándome hacia abajo en el asiento mientras cierro la puerta detrás de mí.
— ¿Alguien está persiguiéndote? —Su cuerpo está tenso con alarma.
—Todavía no. Sólo vámonos.Él no me pregunta de nuevo, sólo pisa el acelerador y se aleja de la acera. Cuando siento que el coche ha dado una vuelta en U, me asomo sobre la parte de atrás de mi asiento. No veo a mis padres o a su coche. Con un suspiro de alivio, me siento completamente erguida y le sonrío. Él está mirándome raro.
—Ésta tiene que ser la manera más extraña en que alguna vez he recogido a alguien.
—Lo siento. —Sé que no suena como que lo lamento, estoy eufórica. ¡Me he escapado!Viajamos por casi tres cuadras, entonces giramos hacia la izquierda y avanzamos otras dos cuadras. Él gira a la izquierda de nuevo por una calle lateral y llega a la entrada de una casa de tres pisos. Estaciona el coche y lo apaga.
—Ni se te ocurra tocar la manija de esa puerta —me advierte.
No tenía la necesidad de preocuparse, no creo que pueda siquiera moverme aún si mi vida dependiera de ello. Estoy mirando por la ventana del coche con consternación a la gran casa de ladrillos rojos que se levanta delante de mí. Es enorme. Conozco a personas que viven en casas como estas, personas como Jessica. Personas que visten pantalones que cuestan más de lo que cuesta mi guardarropa entero. Personas que conducen coches caros y beben vinos costosos y que escupen en las familias pobres como la mía.Harry abre mi puerta. Después de un minuto, se inclina hacia abajo y me mira con atención.
— ¿Quieres entrar, o debería traerte tu cena aquí afuera? —él bromea. Estoy agradecida que esté lo suficientemente oscuro para que no puede leer la alarma en mi rostro o ver las lágrimas que brillan en mis ojos. Salgo del coche, manteniendo mis ojos bajos.
— ¿Vives aquí? —pregunto y espero que no pueda escuchar el temblor en mi voz.
—Siiiiiiii —Viene su interminable respuesta, vacilante, que termina sonando como si fuera una pregunta.Miro el cuidado césped con sus flores ordenadas y la iluminación del jardín, y siento mi estómago hundirse. Hay cemento de color y con grabados cubriendo la ancha entrada bajo mis pies, un garaje para cuatro coches más adelante en el camino con puertas personalizadas, obviamente caras. Un edificio bastante grande, está detrás de la casa. Probablemente un establo, pienso cínicamente. Debería haberlo sabido. Él me había dicho que su padre era un veterinario, debería haber sabido que tenía dinero, pero él es tan agradable que nunca lo había imaginado. Lo miro ahora y parece tan obvio. Sus ropas son claramente mejores que el promedio, sus zapatos del tipo caro, incluso la manera en que se sostiene con una confianza sin pretensiones gritando dinero.
La chaqueta de él que ahora uso es gruesa, y de buena calidad. Me siento enferma por mi estupidez. Jessica tenía razón, no tengo un sitio con él, ni siquiera como amigo.
—Debería ir a casa —le digo, mis palabras saturadas con desaliento.
Él pone mis manos en las suyas.
—______, ¿he hecho algo malo? ¿Cuál es el problema?
—Eres rico —lo acuso.
—En realidad no, no lo soy. Mi padre es rico, yo soy pobre y estoy viviendo de su buena voluntad —bromea, con una sonrisa insegura en su rostro. Eso es algo que sólo alguien criado con una gran cantidad de dinero puede decir, me quejo conmigo misma.
Miro hacia abajo y veo mis desgastados zapatos al lado de los suyos elegantes y limpios.
—No pertenezco aquí.
Él se ríe y me abraza.
—Por supuesto que sí. Escucha, mi familia te va a amar, justo como... — Se detiene a mitad de la frase, al darse cuenta de la expresión en mi rostro —Por favor, mi mamá está realmente entusiasmada con esto. Yo también lo estoy.Mi decisión se desmorona ante su tono de súplica. Le dejo tirar de mí hacia adelante, sintiéndome como Daniel siendo llevado al foso de los leones. Bueno, pienso, sólo me quedaré hasta el final de la cena y entonces haré mi escape. Puedo sobrevivir al esnobismo y el desdén que seguramente tendrán para mí durante tanto tiempo, por Harry.
Él sigue sosteniendo mi mano mientras avanzamos a través de la lujosa puerta frontal, a un vestíbulo que es como las imágenes que he visto de grandes hoteles, suelo de mármol, una escalera curva con escalones de madera, una mesa de madera oscura al lado de una pared perfectamente pintada con un gran jarrón con un arreglo de flores. A la izquierda hay una sala de estar con muebles que lucen formales e incómodos. A la derecha, hay un comedor con una larga mesa, rodeada de pesadas sillas. Mi estómago se aprieta más si eso es posible.
Caminamos por un corto pasillo hacia la parte posterior de la casa, y puedo escuchar a gente riendo y hablando. A medida que avanzamos a través del arco del salón familiar, la casa cambia. Ésta habitación está llena de cómodos, y mullidos muebles, del tipo diseñado para subir tus pies en ellos.
Hay un gran televisor, en el que se muestra un dibujo animado de Halloween. En frente de la TV se encuentra una pequeña niña con un escaso cabello rubio, con un libro abierto en su regazo al que mira con absoluta concentración, ignorando el ruido a su alrededor.
El salón familiar da a la cocina, de la que vienen fuertes olores que me hacen agua la boca, huele a comodidad. Hay cuatro personas en la cocina, los que hacen todo el ruido, pareciendo estar tropezando el uno con el otro por su proximidad. Estoy de pie por un momento, asimilándolo todo. No es la escena silenciosa de música de elevador que me había imaginado un momento antes. Es la escena que sueño a veces, sobre cómo debería de ser una familia. La pequeña niña se voltea y nos ve de pie ahí.
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Amor a pesar de los problemas(adaptada)
Novela JuvenilSinopsis ___(tn) de 17 años de edad ha vivido su vida entera en pobreza extrema, con un padre alcohólico y una madre adicta a las drogas, quien abusa severamente de ___(tn). En la escuela su ropa de segunda mano la marca como objetivo. Su negativa...