Capitulo 44

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Volamos a casa el sábado por la noche, así que vamos a tener un día para relajarnos antes de regresar a la escuela el lunes por la mañana. Estoy reacia a regresar a mi casa, sintiendo la familiar sensación de ansiedad en mi vientre cuando el avión aterriza.


Primero vamos a casa de Harry, donde transferimos mi maleta y la bolsa extra que tuve que conseguir para traer a casa todos los regalos y recuerdos que he recibido, al automóvil de Harry. Incluso he traído para la casa de mis padres una botella llena de arena y algunas conchas marinas cuidadosamente seleccionadas de la playa. Recibo abrazos de todos, y me hacen prometer que voy a pasar más tiempo en su casa, ya que me echarán de menos, esta va a ser una promesa difícil de cumplir puesto que ya paso la mayor parte de mi tiempo aquí.

Harry me abre la puerta y mientras subo, coloco una mano en el bolsillo de mi chaqueta y siento a aquel otro secreto, que ahora mantenemos el abuelo de Harry y yo. La culpa me inunda cuando mis dedos tocan sobre el paquete, relleno de diez billetes de cien dólares. Insistió en que lo utilizara en algo que él llamó, un “fondo de emergencia”
—No tienes que usarlo. Pero me sentiría mucho mejor si supiera que lo tienes, de modo que si necesitas un escape, rápido, tienes una opción — me dijo.

Discutí, pero él había insistido, y de alguna manera me encontré a mí misma abordando el avión con el dinero en mi bolsillo. Tengo la intención de enterrarlo en lo profundo de un cajón y cuando me mude de mi casa, voy a enviárselo de nuevo a él.

Harry conduce a mi casa, el viaje es muy corto. Estaciona y me ayuda a descargar mi equipaje, y luego me trae a sus brazos, que son cálidos en contra el frío aire de la noche.
— ¿Cómo voy soportar no verte todo el día, todos los días? —pregunta, abrazándome.

No respondo, esperando llorar al pensar en el regreso a mi triste vida, sabiendo que tengo que esperar hasta la mañana del lunes para volver a verlo de nuevo.
— ¿Estás segura de que no puedo ayudarte a llevar tus cosas a dentro? — Hemos tenido esta discusión muchas veces antes, y puedo escuchar en su voz que él ya conoce la respuesta ―Realmente debo conocer a tus padres.
Al parecer, está mal visto escondernos de ellos.
—Harry, es complicado. Ya lo sabes. Llegará el día cuando se puedan conocer —le digo, teniendo un difícil instante imaginando cuando ese día podría llegar a ser—. Pero no todavía. Por favor.

Suspira, entregándome las maletas. Me besa, luego sube al coche y se va. Siento al frío filtrarse por mi piel al perder su contacto, y con mucho miedo y a su vez con una pequeña esperanza, regreso a mi casa. Me pregunto cuáles son las posibilidades de que su buen humor se haya prolongado. El coche de mi padre no se encuentra aparcado en la entrada, nada inusual para un sábado por la noche. Arrastro el equipaje por las escaleras del frente. Saco el sobre de dinero de mi bolsillo y lo introduzco en uno de la maleta antes de abrir la puerta. Tengo que tirar una de mis bolsas al mismo el tiempo que mantengo la puerta abierta, y luego regreso por la otra. Sin embargo, antes de que pueda recuperar la segunda, escucho mi nombre.

— ¡______ (TN)! ¿Eres tú?

Mi corazón se hunde como una piedra. Conozco ese tono demasiado bien. Toda una vida de entrenamiento para obedecer me torna hacia ella, dejando a mi segunda bolsa sobre el porche. Veo de inmediato que sus ojos están entreabiertos y vidriosos, tiene las pupilas dilatadas. Quiero caminar y alejarme, pero mis pies me acercan a ella, aparentemente por voluntad propia. Ella se sienta en el sofá iluminado por la débil luz de la lámpara.

— ¿Dónde demonios has estado? —exige, terriblemente calmada.
—Yo... me fui a Florida, ¿recuerdas?― Veo un destello de recuerdo en sus ojos, pero ella lo aparata lejos, absorta en su ira.
— ¿Quién dijo que podías hacer eso?
Tú, pienso, pero no me atrevo a decirlo en voz alta, bien entrenada en mis respuestas. Es entonces cuando me doy cuenta que la casa es un desastre. Basura esparcida en el piso; los viejos platos de alimentos están sobre la mesa y el piso. Esto huele como a algo que probablemente ha estado así durante todo el tiempo me he ido. Ella sigue el recorrido de mis ojos, y sus ojos destellan con la respuesta.
— ¿Ves este desastre? —Su voz ahora es cada vez más alta, sus palabras vienen más rápido —Haz hecho todo este lío, luego nos dejas para ir a unas vacaciones —escupe la palabra ― ¡dejándome esto aquí para que yo lo limpie!

Porque todavía estoy mirando a mí alrededor con repulsión, ya imaginando las horas de duro trabajo que esto va a tomar para ser limpiando, casi no veo su siguiente movimiento. Con un paso rápido que no sabía que ella era capaz de hacer, se levanta del sofá, con un bate de béisbol metálico en la mano, balanceándolo hacia mi cabeza. Lanzo mi brazo nuevamente sin férula para protegerme por instinto. El bate se estrella en mi brazo debilitado, continuando su arco para golpear contra el costado de mi cabeza. Me caigo al suelo, el dolor de mi brazo roto es lo único que me mantiene consciente y suspiro. El instinto de supervivencia ha luchado en mis rodillas para alejarme de ella y balancea el bate de nuevo, el duro metal golpea contundentemente mi espina dorsal y envía dolor al instante en que se ponen en contacto, robando mi respiración.

Estoy en el suelo de nuevo, rodando lejos cuando el bate vuelve a bajar, esta vez errando en mi cabeza por unos centímetros. Esto le enfurece y suelta un aullido animal que me asusta más que cualquier otro grito que ella haya hecho nunca antes. El muro está a mi lado y empujo jadeando contra él, utilizando como palanca con el brazo bueno para esforzarme estar en una posición de pie cuando el bate viene a toda velocidad, esta vez haciendo contacto violento contra mi estómago. Me tuerzo de forma involuntaria y ella lo batea de nuevo, implantándolo a través de mi espalda. Esto me impulsa hacia adelante. Es el final de la mesa cuando la rompo por mí caída, chocando con la lámpara en el suelo, haciendo estallar la bombilla de la luz, lo que nos deja en la oscuridad impenetrable. 

La única luz que brilla a través de la ventana es el farol de la calle. Ruedo por sobre la mesa hasta el sofá, usando esto como una barrera temporal para conseguir ponerme de pie. Ella batea hacia mi cara, provocándome en la mejilla un dolor que mece el mundo y me lleva temporalmente fuera de foco. Lucho para mantenerme consciente mientras la miro, veo su rostro contraído por una horrible rabia, y sé que ella me va a matar si no me escapo. Una imagen con destellos de Harry viene a mi cabeza y con ella encuentro una reserva de fuerza sacada de algún lugar en mi interior. Tropiezo hasta la cocina, pero ella se anticipa y viene acercándose a la cocina desde el otro lado, golpeándome con la puerta.

Se balancea el bate de nuevo y mi mano buena intuitivamente surge en defensa. El extremo del bate golpea en mi palma y cierro la mano alrededor del palo, con la mano lesionada llegando a prestar la fuerza de mi agarre. Antes de que tenga tiempo para pensar, actúa el instinto de supervivencia, lo empujó hacia ella, empujándola en el pecho con la fuerza suficiente para impulsarla hacia atrás. Ella no esperaba esto por lo que no estaba preparada. La fuerza le envía tambaleándose hacia atrás. Sin tiempo para tratar de amortiguar su caída y sin soltar el palo, yo lo suelto, ella cae al suelo de baldosas. Escucho a su cabeza golpearse con una resonancia asquerosamente fuerte.

La fuerza también me envía tropezando hacia atrás, y aterrizo sobre mi espalda maltratad con un aplastante dolor que me deja sin aliento, ambas quedamos a poco distancia. Me quedo quieta, sin aliento, sabiendo que tengo que moverme antes de que ella se levante de nuevo. Dolorosamente, ruedo sobre mi vientre y comienzo a impulsarme con los pies, incapaz de levantarme, arrastrándome mientras el mundo gira a mí alrededor. Tengo que salir. Puedo sentir la sangre acumulándose por debajo de mí, manchando con cada empuje hacia adelante. Sólo me muevo unos metros antes de no poder más. Mi cabeza está tambaleándose, la conciencia apenas se sostiene en una cosa. Finalmente me quedo quieta, esperando a que ella regrese, para terminar lo que empezó.

Amor a pesar de los problemas(adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora