Mi aliento se atora en mi garganta. Casi suena como si él estuviera coqueteando. Sacudo la cabeza y doy ‘casi’ una silenciosa carcajada; es una tontería. Está sólo siendo caballeroso como siempre le ha enseñado su madre, de la misma forma en que lleva mis libros o mi bandeja, o saca una silla para mí en el almuerzo, cuando abre mi puerta del coche. Su mirada fija no se ha suavizado, observándome como si esperara algo, una respuesta o una reacción. No tengo ninguna porque no sé cómo responder a ésta clase de bromas.
—Así que —le digo, barriendo mi mano hacia el coche — ¿Vas a abrir mi puerta o tengo que hacerlo yo misma y decirle a tu mamá?
Se ríe, rompiendo el hechizo, caminando hacia el coche. Abre la puerta, haciendo un arco con un ademán y barriendo su mano a través del coche. Le sonrío tímidamente mientras lo paso. Llegamos a la preparatoria antes de que el partido comience, pero el estacionamiento está ya repleto de estudiantes. Hay estudiantes no sólo de nuestra escuela, sino también de Jefferson.
Hay un montón de burlas de buen humor sucediendo, pero los oficiales de policía caminando alrededor dan la impresión de que se podría volver algo más. Harry da la vuelta y abre mi puerta, por supuesto, saludando algunos de sus amigos. Reconozco a unos cuantos que se sientan con nosotros en el almuerzo, y les saludo de regreso, sorprendida, cuando me gritan “hola”.
Nos dirigimos hacia la entrada del campo. Veo a un par de chicas que están en el Equipo de Espíritu sentadas en una mesa, checando las identificaciones de los estudiantes o tomando el dinero de los boletos. Ambas se quedan boquiabiertas cuando me ven caminando hacia la mesa. Sus ojos casi saltan fuera de sus cabezas cuando Harry toma mi mano, entrelazando sus dedos con los míos y tirando de mí hacia él, haciendo obvio que estoy con él.
—Hey Celia, Amber. ¿Cómo les va? —dice Harry. Podía haber sonreído cuando veo a Celia alcanzar dos boletos y dárselos a Harry sin preguntarle por su identificación de estudiantes, sus ojos saltando de ida y vuelta entre nosotros, excepto que estoy comenzando a sentir que esto es un error; debí haberme quedado al margen como siempre hago. Un pozo frío se forma en mi estómago.
Harry no deja ir mi mano, manteniéndome firmemente a su lado mientras entramos por la compuerta, dándole sus boletos a otra chica del Equipo de Espíritu que abre la boca ampliamente como las primeras dos. Él sólo se mantiene sonriendo, saludando a todos, actuando como si no hubiera nada inusual el estar ahí con la perdedora más grande de la escuela.
Hay un sentimiento de alto entusiasmo dentro del estadio, los estudiantes dando vueltas por todas partes. Estudiantes, padres y profesores de la escuela, todos vestidos con los colores de su propia escuela, dependiendo de cuál equipo estén aquí para apoyar. Incluso Harry está vistiendo los colores de nuestra escuela. Miro abajo hacia mi camiseta amarilla que no representa a ninguno de los dos. Apropiada de alguna manera; una isla en mi misma.
Estoy muy consciente de su mano presionada contra la mía. Sé que esto no es una cita, sólo somos amigos pasando el rato. Sabiendo esto no cambia la velocidad de mi corazón, no he tenido mi mano sostenida desde... bueno, desde que sostuve las manos con Harry en sexto grado.
Caminamos hacia las gradas, llenas de una retorcida masa de humanidad sobreexcitada y estoy doblemente agradecida que me sostenga, porque hubiera sido cosa fácil perderse entre toda esas personas. Él tira de mí detrás de él hasta las gradas, al lugar dónde parece haber un camino, y nos encuentra asientos entre un grupo de chicos que conozco por nombre, de los cuales varios me han torturado en un momento u otro en el pasado.
Choca los cinco a los chicos, diciendo “hola” a las chicas, y yo permanezco de pie detrás de él, mientras deseo que un gran hoyo se abra debajo y me trague. Mantengo mi cabeza baja, incluso cuando Harry me lleva delante de él, dejando ir mi mano y poniendo ambas manos sobre mis hombros.
— ¿Todos ustedes conocen a ______, verdad? —pregunta con un animado y positivo tono, avergonzándolos al reconocerme y diciendo “hola”. Les doy una ojeada a cada rostro, asintiendo ligeramente en respuesta, viendo que están claramente incómodos como lo estoy yo, conociendo la historia entre nosotros, sólo Harry la desconoce.A pesar de que no parece que haya espacio para otra persona donde nos encontramos, Ryan y Chris, nuestros compañeros de almuerzo, se abren paso y comienzan a bromear ruidosamente y ríen con Harry y los otros ahí de pie. Estoy agradecida por su exuberancia ya que toma la nerviosa atención de mí.
Los equipos de futbol hacen su camino hacia el campo y la multitud crece desenfrenada. A pesar de mi ansiedad, me siento atrapada en la emoción. No voy tan lejos como para gritar y chillar como los otros, pero me encuentro a mí misma sonriendo. Harry silba con fuerza junto a mí, y me lanza una sonrisa pícara que me hace reír. Incluso aquellos que nos rodean parecen haber llegado a un acuerdo con mi presencia y ya no me lanzan miradas de reojo, ignorándome ahora para unirse a los aplausos.
Hay una moneda en el aire, aunque sólo podría decir que estaba a nuestro favor por los aplausos que estallaron a mí alrededor. Después de eso, los equipos se alinean en los extremos opuestos del campo y alguien del otro equipo patea la pelota hacia nuestro equipo. Para mi sorpresa, todos están corriendo hacia él, cuando de pronto se arrodilla. Estoy confundida, mi limitado conocimiento por lo menos sé que se supone que hay tecleos envueltos.
Harry escoge ese momento para mirarme, y al ver la mirada confundida en mi rostro, se inclina. Gritando para hacerse oír entre la multitud, me pregunta: — ¿Has visto alguna vez un partido de futbol antes?― Sacudo mi cabeza. — ¿Visto uno en la TV?― Sacudo mi cabeza de nuevo —¿Sabes algo al respecto?
—Pensé que lo hacía. Pensé que se suponían tenían que teclearse unos a otros.
—La mayor parte es cierto.
— ¿Entonces por qué todos se detuvieron?Así que me explica, y me explica cada jugada después de eso. Escucho atentamente, determinada a aprender. Es difícil concentrarse porque el ruido que nos rodea hace que sea difícil de escuchar, así que envuelve su brazo alrededor de mi hombro con cada explicación, tirando de mi más cerca para poder escuchar mejor. Crea un pequeño capullo privado, y puedo mirarlo, con los ojos fijos en los de él sin un significado más que el de estar escuchando. No para él, de todos modos, pero mucho más para mí.
Después de un rato, deja de quitar su brazo entre explicaciones, dejándolo descansar en mi hombro. Cuando ha pasado un poco de tiempo, él dice:
— Vamos. —Tomando mi mano y tirando de mí por las escaleras, esta vez para caminar por la acera en la parte superior de las gradas.
— ¿Ha terminado ya el partido?
—No, es casi el medio tiempo. Pero si no llegamos a un puesto de comida ahora, vamos a tener que esperar en una larga fila.Cuando llegamos al puesto de comida, la línea es de una docena de personas de largo, y me pregunto lo que él considera una larga fila. Oigo un silbato, entonces ambos equipos corren fuera del campo y supongo que eso significa que el medio tiempo ha llegado. La línea detrás de nosotros ha crecido, serpenteando hasta que puedo ver a lo que él se refería.
Justo antes de llegar a la parte delantera de la línea, Harry se vuelve hacia mí y me pregunta qué me gustaría. El pánico me congela por un momento. No he traído nada de dinero. No tengo nada si hubiera querido traer. Simplemente sacudo la cabeza.
— ¿No quieres nada? —Él está genuinamente desconcertado.
—No, estoy bien. Yo... comí antes. —Una vez más, no es exactamente una mentira ya que había comido el almuerzo, en la escuela.
—Vamos, no puedes estar en un partido sin un perrito caliente. Es una tradición.
—No, en serio, estoy bien.Es nuestro turno, así que él se adelanta y ordena mientras miro a mi alrededor, fingiendo que mi vacío estómago no está gruñendo con los olores. No puedo dejar de notar las miradas que recibo de los que están en la fila que asisten a nuestra escuela. La misma mirada que he visto en otros rostros durante toda la noche. Los ignoro, no queriendo arruinar mi noche.
Harry se da la vuelta y me entrega un refresco y un perrito caliente, empujándolos en mis manos antes de que pueda negarme, dándose la vuelta hacia la chica en el puesto para tomar un par para él mismo.
—No, dije que estaba...
—Lo sé, pero ya que éste es tu primer partido, no quiero ser acusado de no darte la experiencia completa. —Su sonrisa me desarma.
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Amor a pesar de los problemas(adaptada)
Novela JuvenilSinopsis ___(tn) de 17 años de edad ha vivido su vida entera en pobreza extrema, con un padre alcohólico y una madre adicta a las drogas, quien abusa severamente de ___(tn). En la escuela su ropa de segunda mano la marca como objetivo. Su negativa...