Capítulo 25

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El miércoles es un día de locos en la escuela. Los chicos tienen derecho a usar disfraces, siempre y cuando sean “de buen gusto” y no impliquen máscaras. Está lloviznando un poco cuando entramos al parqueadero, un grupo de chicas caminan vestidas de enfermeras, brujas y novias cadáver, pero sin lucir realmente como lo que se supone que son.

Harry las ve pasar, entonces me mira, con las cejas arqueadas.
— ¿Cuándo exactamente se convirtió Halloween en una excusa para vestirse como una puta?— pregunta.
— ¿Me estás diciendo que no te gusta?
Él da un leve gruñido y luego dice: —Si Gemma intenta poner algo como eso en ti, voy a pegarle un tiro.

Trato de imaginarme vestida de esa manera, caminando con confianza, y casi me asfixio con la imagen. Me giro tirar de la manilla de la puerta y abrirla, sabiendo que él va a protestar, pero en lugar de eso toma mi mano.
—Oye, necesito decirte algo.
Me doy la vuelta. —Está bien.
—Esta noche, cuando vayamos al laberinto del maíz, voy a tomar tu mano, y probablemente te bese también. —Su mandíbula sobresale tercamente, retándome a discutir.
—Oh... um, está bien —le digo con una sonrisa, disfrutando la mirada sorprendida en su rostro —Nos vemos en el almuerzo.

***

Cuando él me deja después de la escuela, sin embargo, siento los familiares calambres comenzando en mi estómago. He estado presionando mi suerte las dos veces anteriores, cuando había escapado. Sin embargo, esta es una noche de semana, lo que significa que mi padre no estará en casa para pelear, y no habrá ninguna cena milagrosa.

Harry me deja salir, tirando de mí cerca de él para besarme profundamente, y durante unos minutos, mi dilema desaparece del pensamiento consciente. Este beso es, sin duda, el más intenso de todos los que me ha dado.

—Así que, ¿te recojo a las seis? —pregunta Harry, riéndose de la mirada desenfocada de mis ojos.
— ¿Qué? Oh, sí, seguro.― Me besa de nuevo, y luego comienza a caminar hacia su lado del coche. La pérdida de su calidez me devuelve al mundo.
—Espera, Harry... —Tengo la intención de decirle que no puedo ir, pero está caminando de vuelta hacia mí, con una mirada de extraña intención en su rostro. Su mirada me calla, su mano está deslizándose por el lado de mi cuello para levantar mi cabeza para besarme. Retrocede, mirándome a los ojos.
—Esta es la primera vez que has dicho mi nombre.
— ¿Esta... esta es? —Es difícil pensar con claridad cuando él me mira así. Una de las esquinas de su boca se eleva en una sonrisa, y su mirada fija cae a mi boca, siguiendo el camino de su dedo pulgar que roza ligeramente mi labio inferior.
—Me gusta la forma que suena en tus labios.
—Ah —respiro, mientras se inclina para reemplazar el dedo pulgar con su boca. Cuando por fin da un paso atrás, mis rodillas están débiles. No sabía que eso fuera realmente posible, pensaba que sólo era algo que ocurría en las novelas o en las películas.
—Si no me voy ahora... — No termina. Toma una respiración profunda —Bueno, ya me voy. Te veré pronto.

Lo veo caminar lejos, subiendo a su coche y dando la vuelta para regresar a casa. Lo veo hasta que esta fuera vista, y no es hasta que se ha ido que me doy cuenta que no había terminado lo que comencé a decirle. Y, por supuesto, no tengo forma de llamarlo. Con pánico en mi corazón, sé lo enfadado que va a estar cuando no me presente.

Entro por la puerta, viendo a mi madre dormida en el sofá. Me paro y la veo por un minuto, comparándola con la señora Styles. Me pregunto cómo habrían sido las cosas si no hubieran ido mal, si mi hermano pequeño hubiera vivido, si ella hubiera sido más como ella.

Pongo mis libros lejos, haciendo mis tareas sin mucho entusiasmo, y tratando de estar en silencio como generalmente hago cuando está dormida. No hay nada que cambie mi destino hoy, entonces ¿por qué intentarlo?
— ¿John? —La oigo llamar, y me pregunto brevemente por qué iba a llamar a mi padre con preocupación en su voz.
—No, mamá, soy yo.
Silencio, entonces ella me llama para que vaya. Está arrastrando las palabras, por lo que sé que ha estado tomando muchas de sus pastillas de nuevo. Entro y me paro junto a ella, esperando.
— ¿Cómo estuvo la escuela? —pregunta. La miro, con la boca abierta. No he oído esas palabras durante años… si alguna vez lo hice. Chasquea la lengua hacia mí con disgusto.
—Cierra la boca, te ves como una imbécil.― Casi sonrío, eso es más como ella.
—Estuvo bien —le respondo, y de repente una idea viene a mí—. Pero necesito ir a la biblioteca a estudiar esta noche. Odio mentir, incluso a ella, pero estoy dispuesta a hacerlo para ir a ver a Harry.
— ¿Por qué no puedes estudiar aquí? —Sus palabras son confusas mientras alcanza con ojos medio cerrados su vaso de agua y una botella de píldoras —Te necesito.
—Necesito usar el Internet. No voy a estar fuera por mucho tiempo. Haré tú cena primero— Trato de mantener la desesperación fuera de mi voz. Ella me despide lejos mientras inclina el vaso hasta arriba para tragar su píldora. Hago mi escape hacia la cocina, sacando los artículos que necesito para hacer su cena. Por una vez, ni siquiera estoy celosa de su comida, no trato de robar a hurtadillas nada de eso.

Cuando termino, ella está recostada en el sofá, con los ojos entrecerrados. Le llevo un plato de comida y lo pongo sobre la mesa a su lado. —Ahora me voy— Ella mira hacia arriba, con sus ojos vagando perezosamente —Estaré de vuelta tan pronto como pueda —le digo, corriendo por la puerta antes de que me pueda detener. 

Es demasiado pronto para que Harry este esperando por mí, y no tengo ningún deseo de estar en la calle donde cualquiera podría verme. Decido que caminar a su casa es un mejor plan. Hay un prado cubierto de vegetación que forma un acceso directo entre nuestras casas. No se ha desarrollado todavía, porque está lleno de largos álamos temblones y pinos, rodeando un pequeño estanque de agua donde la manada de gansos se reúne cada verano. Eso hace que el área esté protegida, pero también desatendida. 

He estado en el bosque muchas veces antes, porque es un buen escondite. Camino a través de él, por lo que mi camino a la calle de Harry dura menos de quince minutos. Me acerco a su casa, entonces llego a la entrada y veo que su coche no está aquí. Me detengo, frustrada en mi intención. No estoy segura de qué hacer. Supongo que podría ir a esperar entre los árboles hasta que vea a su coche volver por la calle.

Amor a pesar de los problemas(adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora