Capitulo 13:

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Pronto otros tres chicos llegan y se sientan, Harry de nuevo haciendo las presentaciones, como si no hubiese estado asistiendo a la escuela con estos chicos desde hace varios años.

Con ellos, viene un montón de ruido y conversaciones, y me alegro de hundirme en la oscuridad, y como rápidamente. Harry sigue mirando hacia mí, como asegurándose que sepa que estoy incluida en la conversación, pero sin tratar de atraerme, por lo cual estoy agradecida.

La hora del almuerzo pasa demasiado lento, y a la vez, demasiado rápida. Después del almuerzo, tengo dos clases más antes de fotografía. Me muevo entre clases, pero estoy contando los minutos hasta que llegue fotografía. Llego más temprano de lo habitual, trato de no quedarme viendo la puerta, buscando por el familiar, cabello rizado al llegar. 

Cuando veo su silueta en la puerta. Mi pulso se acelera. Mientras se sienta a mi lado con su saludo habitual, puedo decir que lo sorprendo cuando lo miro con una sonrisa tímida y le contesto un “hola” de regreso.

La clase comienza y ya no hay oportunidades para conversar, pero siento una especie de satisfacción reconfortante al estar sentada aquí junto a él. Hoy es el último día de tomar apuntes, y el lunes empezaremos el laboratorio. Espero con ansias a que llegue el momento, así tendré una excusa para interactuar con él, y temer al mismo tiempo.

Tan pronto como suenan las campanas, comienzo a apilar mis libros, no tengo tanta prisa como he tenido antes, pero todavía necesito salir de la escuela antes de que la mayoría de los estudiantes lo hagan, e incremente mi oportunidad de ser dejada en paz.
— ¿Necesitas que te lleve a casa? —Sus palabras detienen mis movimientos. Pienso en cómo me había sentido estar sentada junto a él en su coche. Luego pienso en las miradas y el qué dirán que causará, sin mencionar cuán temprano llegaré a casa.
—No gracias, voy a caminar.
— ¿Con tus rodillas? — Dice escéptico —Vamos, está en mi camino.

Sigo dudando, preocupada por la idea de caminar por el pasillo al lado de Harry, con todos observando, preguntándome si debería sugerir reunirme con él en su coche, sabiendo que en realidad nunca aparecería.

Toma mis dudas como rendición, y toma mis libros, apilándolos con los de él mientras se pone de pie.
—Prometo no morder —bromea con esa sonrisa encantadora. Sin eso, podría haber dicho que no, pero estoy tristemente impotente en contra a lo que le hace a mi corazón. Con la cabeza hacia abajo, salgo del salón de clases junto a él.

Una vez que estamos en el pasillo, reduzco la velocidad de mis pasos un poco, caminando sólo ligeramente detrás de él. Parece demasiado descarado el caminar a su lado. Él retrasa sus pasos también para coincidir con los míos, manteniéndome a su lado. Trato de reducir la velocidad un poco más, pero él también lo hace. Finalmente, cuando apenas y nos estamos moviendo, me doy cuenda de lo ridículo de eso y comienzo a caminar a un ritmo normal. Intento, sin éxito, ignorar las miradas y los susurros que se nos presentan, ya que es obvio que estamos caminando juntos desde que Harry me sostiene del codo de vez en cuando para guiarme a través de la multitud.

Me siento agradecida cuando llegamos al coche. Él abre la puerta para mí, entregándome mis libros antes de cerrarla. A medida que salimos del estacionamiento, soy consciente de nuevo de las miradas incrédulas y los estudiantes apuntando hacia nosotros. Harry es ajeno a todo esto.
—Así que, ¿no tienes grandes planes para éste fin de semana? —me pregunta, poniendo atención al camino mientras navega entre el laberinto de conductores adolescentes que siguen saliendo del estacionamiento para unirse al tráfico.

Veamos, limpiar la casa, hacer lavandería, cocinar alimentos que no me serán permitidos comer, y tal vez una paliza o dos. Y oh si, balancearme en columpio de niños como un medio de escape.
—No, no realmente, ¿y tú?
—Nada del otro mundo. Estoy seguro que mi mamá tiene una lista de tareas para mí —dice con rencor alegre en su voz y una sonrisa en sus labios. Me pregunto por esas tareas, ciertamente no son nada comparadas con las mías —Pensaba en poder ir al partido de futbol esta noche, ¿Vas a ir?

¿Al partido de futbol? Tengo que pensarlo por un minuto. Ah, sí, debe referirse al partido de futbol de la preparatoria. Apenas estoy al tanto de las actividades extracurriculares, desde que no son para mí. No importa a qué juego se esté refiriendo, no voy a ir.
—No.
— ¿Quieres ir... conmigo, quiero decir?

Lo miro, asombrada. ¿Está pidiéndome una cita? No, me río silenciosamente de mi misma, por supuesto que no. Sólo está tratando de ser amable, de ser un amigo. Mi silencio lo impulsa a hablar de nuevo.
—Podría venir a recogerte. Sabes que no quiero que camines con esas rodillas adoloridas por unos días —bromea, sonriéndome.
—No, no puedo. —No hay sonrisa de respuesta en mi rostro, incluso escucho la silenciosa desesperación en mi voz.
—Oh, vamos, podría ser divertido y...
— ¡No! He dicho que no. Sólo... sólo no puedo ¿está bien? —Él se queda en silencio después de mi arrebato.
— ¿Está todo bien? —Su voz está llena de preocupación.
Permanezco con mi cabeza de lado, sin responderle, no confiando en mi voz porque lo puedo imaginar, imaginarme sentada junto a él en las gradas, bebiendo un refresco, casi siendo una adolescente normal. Siento su mirada en mí, aunque no me presiona.

Se detiene en el lugar en que me había dejado el día anterior y estoy a punto de saltar del coche, sin esperar a que abriera mi puerta, cerrándola de golpe detrás de mí, corriendo a casa, e ignorando a mis rodillas gritando.

Amor a pesar de los problemas(adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora