Capitulo 31

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Cuando regreso, todavía estoy tirada en el piso de la cocina donde ella me dejó. Estoy acostada en algo pegajoso. ¿El jugo del pavo? Ruedo a un lado, gritando por el dolor en mis costillas, me detengo y jadeo un doloroso aliento. Me concentro en mi respiración, manteniéndola bajo control, sabiendo por experiencia que esta es la única manera de aliviar un poco el dolor. Me empujó hacia arriba con el brazo bueno, apoyándome contra la pared y tomo respiraciones lentas y profundas cuando el mundo comienza a girar de nuevo. Me siento un poco mejor, miro al suelo y me doy cuenta con rigidez que había estado recostada encima de mi propia sangre. La náusea rueda a través de mí.

Uso el borde de la mesa para impulsarme con mi brazo para pararme sobre mis rodillas, luego a mis pies, luchando contra la nueva ronda de náuseas y de mareos que vienen con eso. Miro a la mesa, está justo como la había dejado, menos el pavo. Ella está allí sentada con desdén, burlándose de mis esfuerzos. Me levanto insegura, tratando de recobrar el suficiente aliento para llegar arriba y limpiarme. Cuando finalmente me muevo, voy instantáneamente hacia la puerta de atrás.

Miro a mi columpio colgado, balanceándose suavemente en la fría brisa y tomo una decisión. Salgo de mi casa, moviéndome lentamente y con cuidado hacia el frente. No sé si ella será capaz de verme, pero no voy a darle la oportunidad. Una vez que estoy en la calle, sin ser detectada por ella o por cualquiera de los vecinos, atravieso el campo y finalmente, hago mi camino a través de los árboles hacia otro lado.

Caigo varias veces, cada vez toma más tiempo que el anterior volverme a levantar. Sé lo que tengo que hacer, tengo que llegar a él. Su cara me hace seguir adelante, tirándome fuera de la nieve cada vez que me caigo y mancho de rojo la intachable nieve blanca.

Finalmente llego a su casa, sin saber cuánto tiempo ha pasado. Está empezando oscurecer, así que calculo que ha sido bastante tiempo. ¿Y ahora qué?, me pregunto. Cojeo por encima del paseo, pero en vez de ir a la puerta de la calle, hago mi camino por alrededor de la casa y colapso de nuevo cerca de la clínica. Trato de levantarme, pero no soy capaz de subir. Me doy por vencida. Me quedo allí en la nieve no sé por cuánto tiempo, entonces ocurre un milagro.

-Harry, la cereza y el pastel de manzana están en el estante superior, pero la crema de plátano y calabaza en el fondo, por lo que no te olvides de ellos- escucho decir a Anne cuando la puerta de atrás se abre, luz y calor se extienden desde su casa.
-Está bien, mamá -le dice Harry de vuelta, saliendo a la terraza y dejando cerrarse la puerta detrás de él -como si no fuera donde están cada año -dice refunfuñando para sí mismo mientras camina, cerrando la cremallera de su chaqueta ―no lo he olvidado todavía, ¿verdad?
Claramente ha sido enviado a buscar unos pasteles de fuera, en la clínica. Sus quejas continúan. -Los almacenas aquí cada año. No es, como una sorpresa, ni nada.

No me ve tumbada, porque tiene la intención de cumplir con su propósito y salir rápidamente del frío.
-Harry -le llamo débilmente, levantando mi mano. Se detiene y ve hacia donde estoy, no me reconoce debajo de mi cara hinchada y ensangrentada.
Se acerca con cautela, no demasiado cerca.
- ¿Quién anda ahí? -dice.
-Harry -digo otra vez, y veo el cambio en su rostro cuando escucha mi voz.
- ¿Qué pasó? ¿Cómo te hiciste...? no puedo... Tengo que traer a mi papá- dice frenéticamente.
- ¡No! -Se necesita toda mi fuerza de voluntad para utilizar mi voz con la fuerza suficiente para detenerlo en su carrera. Caigo de nuevo a la nieve -Promete... -Hago un ruido áspero, mi respiración se transforma en algo dolorosamente veloz, pero es importante conseguir su palabra -Nada de policías... sin padres... prométemelo.
-Está bien, está bien- Cada promesa viene acompañada de una respiración jadeante, y con sorpresa me doy cuenta que está llorando.
-Ayúdame -le ruego.
- ¿Cómo? -está angustiado.
-Ayúdame a... levantarme. -Él se inclina hacia abajo y gentilmente me hace rodar sobre la espalda. Yo grito de dolor.
-Lo siento -gime él.
-No lo... sientas.

Desliza un brazo detrás de mi espalda y otro debajo de mis rodillas, levantándose lentamente y con cuidado, sosteniéndome con seguridad en sus brazos.
-Tengo... frío -digo.
-Bueno, te voy a llevar adentro.
-No... No a la casa... tú lo prometiste.

Él asiente con la cabeza tristemente, con las lágrimas aun corriendo por sus mejillas. Me carga hasta el interior de la clínica. Está destinada para los animales, pero la cama en la sala de exámenes tiene el justo del tamaño para que quepa en ella, con mis tobillos colgando sobre el final. Me deja caer, cuidadosamente colocando mis brazos sobre mi vientre, bruscamente da una sacudida ya que lloro cuando mueve mi evidente brazo roto.

-Espera aquí, voy a conseguir algunas mantas― Trato de sonreír, aunque es probable que parezca una espantosa mueca producto de la hinchazón y la sangre.
-No... Voy..., a ningún lugar.

Él me da un medio-sollozo, media-risa por eso, inclinándose para darme un suave beso en la frente. Él se va, sólo ha pasado medio minuto cuando regresa, con una pila de mantas. Ninguna de ellas es lo suficientemente larga como para cubrirme, así que las amontona por mi cuerpo.
- ¿Qué pasó? -pregunta Harry de nuevo. Sacudo la cabeza, no queriendo decirle por el momento. La puerta se abre detrás de él.
-Harry, tu madre me envió a ver... -Su padre se desvanece cuando me ve acostada. Harry salta y se pone a la defensiva al frente de mí. - ¿Qué en el mundo....? ¿Qué está pasando Harry? Eso es... ______ (TN), ¿eres tú? ―Cierro los ojos.
-La encontré, papá, justo ahora, afuera de la clínica.

Su padre se acerca y se mueve con impaciencia a Harry fuera del camino. Echa un vistazo a mi cara, y luego tira de la manta hacia abajo. Echa una mirada a mi muñeca recostada en mi pecho y toma un aliento con los dientes apretados. Comienzo a temblar y tira de nuevo las mantas sobre mí.
-Llama al 911 -ordena a Harry. Se aparta y comienza a abrir las puertas del armario.
-No. -Agarro el brazo de Harry con la mano buena -No, lo prometiste. Por favor, lo prometiste.
El Dr. Styles se vuelve ante eso, levantando las cejas a Harry quien sacude la cabeza.
-No, papá, le prometí que no haría eso― El Dr. Styles me mira, suspira y por último, toma una decisión.
-Está bien, pero por lo menos hay que llamar a sus padres.
- ¡No! -Mi protesta es aún más exaltada. ¡Eso es peor! Me esfuerzo por incorporarme, jalando contra el brazo de Harry para apoyarme-. No... No... Me voy.... Por favor, no.

Amor a pesar de los problemas(adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora