Estoy en guardia aún más que de costumbre. Mis emociones están sobre el borde, porque aunque yo no conozca a Harry ahora, lo conocía cuando él era más joven. He admirado tanto su bondad, más aun cuando cualquier pizca de bondad en mi casa había desaparecido, y se había difuminado en mis compañeros de escuela. Pero al parecer el tiempo ha cambiado algo más que solo su tamaño y aspecto, ha cambiado su naturaleza y el rápidamente ha tomado parte en el juego "torturando a ___ (tn)".
Cada vez que él se mueve, salto involuntariamente. Siento sus ojos sobre mí, pero me niego a ser carnada. Mantengo mis ojos fijos sobre el cuaderno abierto delante de mí, en blanco, a pesar de la lectura del profesor. Nos está hablando sobre los implementos que necesitaremos para la clase. Aun no puedo concentrarme lo suficiente como para tratar de planificar la manera de obtener todos esos artículos imposibles. Para la única cosa que alzo mi vista es para mirar el reloj. Tan pronto como suena la campana, estoy lista.
Salto de mi asiento, recogiendo mis libros del borde del escritorio. Gracias a la intervención divina, no los dejo caer. Salgo corriendo de la sala, sin preocuparme a quien golpeo camino a mi salida, lucho por mantener mis pies debajo de mi cuerpo mientras soy golpeada y empujada.
Tengo que pelearme hasta pasada el área donde los autobuses son estacionados, aun cuando mi casa está a cinco millas de la escuela, califico para pasear en ellos. Descubrí rápidamente que el autobús es solo un cambio de escenario en la persecución, uno sin esperanzas de escape durante cinco millas.
Es por eso que vale más la pena caminar. Además, la ventaja añadida en andar es que toma más tiempo, lo que me mantiene alejada de casa por un poco más de tiempo. Hoy camino con rapidez, por lo menos hasta estar más allá de donde la mayoría de los chicos deben caminar de forma apagada. Unos coches pasan con las ventanas abajo, estudiantes lanzan insultos por mi atuendo, pero yo los ignoro.
Todavía no puedo creer que él sea parte de ello. No estoy segura porque esto me está molestando tanto. Hay quienes me ignoran, por supuesto. Yo hubiera preferido que el fuera uno de ellos, aunque honestamente creo que esperaba que pudiera ser el mismo que solía ser hace todos esos años atrás.
Me preocupo sobre todo esto camino a casa, y al parecer eso lleva a que mi abdomen se endurezca, como siempre, y mi atención se dirige a preguntarse acerca de la realidad de lo que se avecina con Harry Styles.
Me pregunto en qué estado de ánimo estará ella hoy. De hecho, prefiero cuando está en un estado melancólico, aun cuando signifique un montón de lágrimas. Es mucho mejor que la violencia, de la cual siempre soy receptora por algo tan simple como caminar por el camino equivocado o tragar demasiado fuerte. Me apresuro a entrar, soltando mis libros, y me quito los zapatos para mantener lo más bajo posible la probabilidad de que ella se entere de que estoy en casa.
Voy corriendo a la cocina para empezar mis tareas, lo que significa poner orden al desastre que hizo hoy. Hay varios platos y cuencos apilados en el fregadero, así como los cristales de la borrachera de mi padre en la noche anterior. Rápidamente lavar, secar y guardar. Barrer el piso, que está lleno de restos de comida y limpiar la mesa. Tirar las botellas de licor vacías, regresando las demás al gabinete.
Me apresuro arriba en el cuarto del baño, recogiendo las ropas húmedas malolientes que están allí y de frente al dormitorio de mis padres, para llevarlas de vuelta a la lavandería. Me dirijo al baño para restregar la bañera ya limpia y un inodoro, cuando la oigo.
-¡___ (tn)!-
Con el estómago apretado, entro en la sala de estar donde ella posa la mirada en un pequeño televisor. Se pasea por el costado de una mesa, pequeña, destartalada, donde antes había una gran pantalla que ha sido embargada. Recuerdo ese día con claridad meridiana, porque fue la primera y única vez que he sido golpeada por mi padre; previamente y desde entonces solo es mi madre quien reparte los castigos.
Ella se sienta en su lugar habitual del sofá, su lugar moldeado. Debería tener sobre peso, debido principalmente a su dieta de comida chatarra, que atesora celosamente, y que cuenta. Si llegara a faltar alguna yo consigo pasar por un infierno, incluso si ella imagina que falta alguna. Pero las drogas hacen volar su metabolismo, lo que la mantiene delgada. Creo que probablemente podría sobrepasarla si quisiera, pero ella ha hecho su trabajo sobre mi mente bastante a fondo; comenzando desde que era una niña impresionable. Aun sabiendo que todo es un juego mental, no tengo más valor para escapar de ella del que para defenderme en la escuela.
-¿Dónde has estado?- exige, con palabras mal pronunciadas-. ¡He estado llamándote durante horas!- Que literalmente puede significar horas, o podría haber sido solo unos minutos.
-Estuve en la escuela, ¿recuerdas? Hoy fue el primer día.
-Oh.- Esto da un poco de viento en sus velas, pero encuentra un nuevo objetivo con suficiente rapidez-. Bueno, mañana antes de salir mejor asegúrate de que tienes la casa limpia. No puedo vivir en esta pocilga.
-Claro, mamá- le respondo, ya limpiando a su alrededor. Su fuerte apretada de puño por encima de mi oído no me sorprende, pero estoy un poco fuera del juego hoy. Tropiezo sobre mis rodillas balanceándome hacia los lados, golpeando mi cabeza contra la mesa de noche y casi tocando la lámpara. Estoy luchando por estabilizarme y alcanzarla antes de que pueda caer.
-¿Eres una sabelotodo?
-No, mamá no. Lo siento. Lo siento.- Respiro la palabra y doy una gran exhalación y así es como noto el color de la humillación al permitir que me trate de esta manera y luego tener que disculparme por ello, pero la rutina no ha cambiado mucho en los últimos ocho años y los hábitos son difíciles de romper.
Me apresuro al armario del pasillo para coger el plumero. Empiezo a quitar el polvo de alrededor de los objetos sobre la mesa, con rapidez, pero discretamente, sabiendo que es mejor no tocar sus cosas.
-Oh. Acaba con eso - me dice, con disgusto en sus palabras. Regreso, esperando a ver qué más tiene que decir-. Deja de mirarme, me da escalofríos -dice-. Ve a tu habitación. No tengo ganas de verte hoy.
Simplemente asiento y reemplazo el plumero en mi camino hacia las escaleras. Entonces, hoy es el día del estado decaído, el mejor de todos. Permanecer en mi habitación significa que no hay posibilidad de cenar. Es una negociación, supongo. Por lo general me ordena hacer la cena, pero no se me permite comerla. A veces me las arreglo para sacar un poco de comida mientras cocino. Estar en mi habitación no sólo significa que no hay posibilidad de eso, sino que también de que no seré golpeada.
Así que me siento aliviada. No voy a ser capaz de escabullirme al primer piso, para recuperar mis libros que he olvidado tomar en el camino, hasta que estén dormidos. Siempre completo mi tarea, pero a veces la olvido con el fin de mantener mi promedio de calificaciones.
Por desgracia, eso me da mucho tiempo para pensar en Harry y me pregunto qué estaba haciendo él día de hoy.
La amarga decepción regresa y me siento en mi ventana dando un vistazo hacia afuera, a mi fuerte con columpios, donde me gustaría estar.
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Amor a pesar de los problemas(adaptada)
Teen FictionSinopsis ___(tn) de 17 años de edad ha vivido su vida entera en pobreza extrema, con un padre alcohólico y una madre adicta a las drogas, quien abusa severamente de ___(tn). En la escuela su ropa de segunda mano la marca como objetivo. Su negativa...