—Te veo el lunes en la mañana entonces.
—Está bien. Nos vemos luego.Lo veo marcharse, y luego camino hacia mi casa a oscuras. El coche no está en el camino de entrada, pero todas las luces apagadas son una buena señal. Me escabullo a la parte trasera y trepo hasta mi ventana, que había dejado desbloqueada antes de irme. Subo tranquilamente, de mala gana quitándome su chaqueta, lista para irme a la cama.
Saco las sábanas, moviendo las almohadas que había colocado en mi cama para que lucieran como si estuviera ya en la cama. Las posibilidades de que uno de los dos en realidad viniera a verme eran escasas, pero es mejor estar preparada para todo, lo he aprendido. Justo antes de caer en la cama, tiro de la chaqueta fuera de la silla, cerrando la cremallera hacia arriba con fuerza. Trepo a la cama, acurrucando la chaqueta cerca de mí. Huele como él, pienso, mientras tomo una respiración profunda en los pliegues del material. Vuelvo a vivir la noche, empujando fuera de mi cabeza las partes malas, especialmente a Jessica, reviviendo lentamente cada momento en el encuentro mi mano en la de él, o a mí en sus brazos. Con un contento, feliz suspiro, me deslizo en el sueño.
****
Si puede haber tal cosa como un fin de semana tranquilo en mi casa, es este. Independientemente, de lo que fue la noche del viernes para mis padres, esto de algún modo proporcionó una pequeña dosis de felicidad a mi mamá. No es que ella se haya transformado inmediatamente en una especie de madre amorosa, pero las humillaciones son pocas, las quejas acerca de mi trabajo casi no existen, y no he recibido ni un pellizco o manotazo.No puedo dejar de pensar en Harry. La mañana del lunes no puede llegar lo suficientemente rápido, no importa cuán inusualmente tranquilo esté siendo el fin de semana. Me pregunto dónde está, qué está haciendo. Me pregunto con quién está, y estoy celosa de cualquiera que este con él, no importa quién sea.
Nunca hubiera imaginado que la escuela fuera algo para anticipar, pero aquí estoy de nuevo, corriendo para alistarme y salir por la puerta. Sólo desearía tener algo de ropa que no se viera como el elemento obvio de segunda mano que es. Más que nada poseo camisetas y sudaderas sin forma, ropa anónima. Por primera vez, desearía algo más femenino.
Corro hacia la esquina, y luego camino lentamente en caso de que Harry ya esté allí. Lo está. Sonrío, preguntándome cuan temprano tendría que aparecer por aquí para ganarle. Estoy usando su chaqueta en el aire frío de la mañana, habiéndola tenido primero escondida bajo mis libros cuando salí de la casa. Podría simplemente haberla cargado, pero quería sentirla en mí una vez más.
—Hola —me llama.
—Hola —le respondo, con timidez, avergonzada, ahora, que estoy usando la chaqueta.
Acomodo mis libros y comienzo a desabrocharla.
—Gracias por prestarme esto —empiezo.
Envuelve su mano alrededor de las mías, deteniéndome.
—Consérvala. —Mi mano fría es calentada por la suya.
—No puedo...
—Hace frío aquí afuera. —Aprieta mis manos—. Puedo decir que tienes frío. Además, tengo muchas más.
—Está bien, te la devolveré después de la escuela. Estoy segura de que estará más caluroso entonces.
Mientras viajamos en la cálida comodidad de su coche, él extiende su mano.
—Aquí, dame tu mano y la calentaré.
Cautelosamente coloco mi mano en la suya, pensando que esto se siente un poco demasiado como simplemente estar tomados de la mano, algo que nunca he hecho con nadie más. Entonces decido que estoy sobre-analizando todo este asunto. Claramente, él sólo está tratando de ayudar, y estoy muy agradecida por el bien de mi fría mano, de todos modos.
—Quería decirte qué... quiero decir, lo que quería decir era… —Su voz es extrañamente insegura, vulnerable. Se aclara la garganta, y luego comienza ese movimiento completamente distractor, el frotar minuciosamente su pulgar sobre mi palma. —Me divertí mucho contigo la noche del viernes.
—Yo también― Abre su boca, la cierra de nuevo, aprieta la mandíbula una vez antes de decir:
—Me preguntaba si estarías dispuesta a darme tu número de teléfono para que yo pueda, ya sabes, llamarte alguna vez.
Me pregunto si es normal que sea una cosa tan importante tener el número de teléfono de alguien. Sin haber tenido jamás un teléfono, o un amigo, no tengo idea.
—Estaría encantada de dártelo si pudiera.
Me da un vistazo, frunciendo el ceño con esa encantadora mirada desconcertada que a veces tiene.
— ¿No te permiten dar tu número?
Agacho mi cabeza, ahora avergonzada.
—No tenemos teléfono.
—Oh —Eso lo frustra. Está en silencio durante un minuto—. Bueno, eso apesta.No puedo evitarlo. Me echo a reír. ¿Eso apesta para él? ¿Cómo piensa que es para mí? Aunque, es cierto, no me haría mucha falta ya que no hay nadie a quien quiera llamar y mucho menos alguien que quiera llamarme. Sonríe a mi risa.
—El sábado y el domingo fueron días largos. Tenía muchas ganas de hablar contigo.Estoy sorprendida de cómo sus pensamientos se hacen eco de los míos, pero aún más sorprendida de que él haya siquiera pensado en mí después del partido. Sorprendida de que el oírle decir eso me haga entrar tanto en calor.
—Para mí también fueron largos —le digo.
— ¿Crees que podrías ser capaz de salir de nuevo este fin de semana?
— ¿Cuándo? —Me escucho preguntando, sabiendo que es completamente imposible.
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Amor a pesar de los problemas(adaptada)
Teen FictionSinopsis ___(tn) de 17 años de edad ha vivido su vida entera en pobreza extrema, con un padre alcohólico y una madre adicta a las drogas, quien abusa severamente de ___(tn). En la escuela su ropa de segunda mano la marca como objetivo. Su negativa...